Restaurado en la pandemia el retablo de la Concepción de la seo de Tarazona

Los trabajos, por 143.000 euros, han sido costeados y dirigidos por el Ministerio de Cultura.

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Una de las tallas del retablo, que representa a San Ivo de Tréguier, antes y después de la restauración. 
Uffizzi para el Instituto de Patrimonio Cultural de España

El Ministerio de Cultura ha terminado la restauración del retablo de la Concepción de la catedral de Tarazona, una obra maestra de la imaginería renacentista española realizada por Juan de Moreto. La restauradora Olga Cantos, del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), ha dirigido los trabajos, llevados a cabo entre enero y noviembre. «Se recibió una solicitud por parte del cabildo de la catedral –relata–, y se decidió intervenir, no solo por dar continuidad a las intervenciones que ha realizado el Estado español en la catedral, sino porque se trata de una obra de arte importante que sufría serios problemas de conservación».

El retablo de la Concepción y el Crucifijo se encuentra en la capilla de la Purísima o de los Conchillos de la catedral de Tarazona. Ha recuperado ya su esplendor pasado y se presentará al público próximamente. Tras realizar diversas pruebas técnicas, Olga Cantos elaboró un informe sobre su estado de conservación y un proyecto de restauración que, como es el proceder habitual del IPCE, se sacó a concurso. La empresa adjudicataria fue Uffizzi Conservación y Restauración de Bienes Culturales, que presentó una oferta de poco más de 143.000 euros.

«El retablo había perdido la verticalidad, estaba desplomado por uno de sus laterales, y hace tres o cuatro décadas ya se reforzó la estructura original porque vieron que se vencía hacia un lado. Además, su policromía se encontraba en situación crítica –relata Olga Cantos–. Esos eran los principales problemas que presentaba. También, y como es lógico en una pieza de tanta antigüedad, había cierta degradación de los materiales, polvo, suciedad, amarilleamiento de barnices, oscurecimiento por el humo de las velas... Siendo una pieza rica, apenas se percibía ya el brillo del dorado que cubría sus elementos».

La restauración de la policromía tenía una dificultad añadida, y es que parte de ella fue realizada con la técnica de brocado aplicado, en la que se emplea estaño, metal que se degrada con cierta facilidad y que da problemas de conservación con el paso de los siglos. El equipo de Uffizzi, empresa radicada en Salamanca que hace tres años se ocupó de la restauración del retablo de Ibdes, se ha empleado a fondo en la consolidación y recuperación de la policromía y los resultados, según Olga Cantos, «han sido muy satisfactorios». Cuatro restauradores y un ebanista especializado en retablos se han ocupado de llevar adelante el trabajo, que únicamente ha sufrido los rigores de la pandemia por los pequeños retrasos, comprensibles por otro lado, en la recepción de algún material comprado para la restauración. Al trabajo se le ha dado un enfoque multidisciplinar e incluso un biólogo ha valorado el tipo de materiales del retablo.

La madera es de pino, como es tradicional en Aragón. El dorado se hizo con oro puro, lo que prueba la gran calidad de la obra, ya que era habitual mezclar el oro con plata o cobre.

La ‘nueva’ capilla de la Purísima o de los Conchillos podrá ser contemplada próximamente por el público que visita la catedral. Se encuentra en el lado del Evangelio de la girola del templo.

Según el historiador del arte Jesús Criado Mainar, los Conchillos eran una familia noble de la Tarazona de mediados del siglo XV. «Jaime Conchillos, que fue obispo de Lérida, pagó la capilla que vemos actualmente, y que se ubicó sobre otra, anterior y dedicada a la Santísima Trinidad, en la que habían sido enterrados algunos eclesiásticos de la familia. El retablo se lo encargó en 1535 a Juan de Moreto, escultor de origen florentino que se había radicado en Aragón, y al que solo superaba en maestría Damián Forment. Moreto realizó en Tarazona uno de sus mejores retablos, creo que solo le supera el que hizo para la capilla de San Miguel de la catedral de Jaca».

La seo de Tarazona reabrió sus puertas en 2011 tras casi 30 años en obras de restauración. Aunque ha recuperado buena parte de su patrimonio artístico, aún quedan varias capillas por restaurar. Jesús Criado destaca tres de ellas, por su interés y trascendencia: las de San Pedro y San Pablo, Santiago y la Visitación.

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