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Isabel López Ciriano pinta un ‘Bautismo’ moderno en una iglesia de Peñíscola

La artista zaragozana tuvo libertad total para hacer un cuadro realista, de 4.20 x 2.70 m, y ha cambiado el Jordán por el mar.

Isabel López pinta un 'Bautismo' gigante en Peñíscola.
La pintora en su estudio con el cuadro, para el que usó dos lienzos iguales.
Archivo Isabel López.

Isabel López Ciriano pinta un ‘Bautismo’ moderno en una iglesia de Peñíscola

ZARAGOZA. Isabel López Ciriano (Zaragoza, 1965) es pura emoción. Reside en Peñíscola desde 2001. Antes, construyó su prehistoria pictórica. Con 8 años acudió a las clases de acuarela de Cano Peñarroya, "algo que me gustaba mucho". Años después, se inclinó por la pintura y, antes de cursar Bellas Artes en Barcelona, asistió a las clases de Alejandro Cañada y de Iñaki Rodríguez.

"Fue una experiencia muy bonita. Con Alejandro Cañada aprendías todas las técnicas clásicas, el trabajo con modelo, las sombras, el poder de la línea. Iñaki me enseñaba los secretos de la abstracción, la pincelada densa, el uso de la materia, el gesto, la impronta". En Barcelona se encontró cómoda en un tiempo en que el arte estaba dominado por figuras como Antoni Tàpies y Rafols Casamada. "Al concluir mis estudios regresé a Zaragoza y alterné las clases como profesora de arte en Sansueña, donde había estudiado, con mi propia obra, claramente abstracta. Me interesaban mucho las texturas, el uso del color. A principios de los 90, expuse en la sala pequeña de la antigua Escuela de Artes, que coordinaba el pintor y grabador Pascual Blanco". Por aquellos días, frecuentaba a los pintores Iris Lázaro y Eduardo Laborda. "Ya en Peñíscola, volví a Zaragoza para ver sus exposiciones en la Lonja. Maravillosas", afirma.

Isabel López pinta un 'Bautismo' gigante en Peñíscola.
Retrato de la pintora zaragozana instalada en Peñíscola.
Archivo Isabel López.

Un encargo inesperado

Incluso, antes de cambiar de ciudad, llegó a ilustrar un libro de Manuel Lampre. "En Peñíscola doy clases de pintura, dibujo y restauración, una labor que desarrollé ya en mi estudio de Zaragoza. A veces me traían cuadros para que los recuperase –recuerda–. Aquí colaboro con el ayuntamiento y universidades populares y trabajo en rehabilitación de muebles". Tras ser madre, tuvo un parón artístico.

"No fue fácil volver. Pero decidí dar un giro: recuperé la pintora que había en mí y me incliné hacia el realismo. Mi obra puede parecer, formalmente, hiperrealista, pero no lo es: sigo trabajando los fondos de modo abstracto, me gusta usar una pincelada larga y minuciosa. Hace cuatro o cinco años, presenté una exposición en una sala de Benicarló".

Un día, cuando estaba a punto de cerrarse la muestra, ocurrió algo que le ha marcado la vida y le ha devuelto la confianza. Apareció el sacerdote Ricardo Fígols.

"Me llamó la atención su presencia. Miraba los cuadros con mucha atención; de repente se me acercó y me dijo que le gustaba mucho mi obra y que me proponía pintar un ‘Bautismo’ en una pared de una de las capillas de la iglesia parroquial de Santa María, en Peñíscola. En ella hay una réplica de la pila bautismal del Papa Luna, aragonés y zaragozano (él de Illueca), como yo. Me emocionó, claro, pero la verdad es que me asusté, no tanto técnicamente, porque conocía la pintura mural, había trabajado en el Museo de Pedralbes y había hecho muchos murales en el colegio, sino por el concepto. Le dije que no porque el asunto era arduo. Él, amable, respondió: “No me digas que no todavía, piénsalo”. Y lo pensé, claro", explica.

El sacerdote no le ponía ninguna condición. Solo dijo un ‘Bautismo’. "Empecé a pensar cosas. Pensé que debía hacer un bautismo moderno, que tuviera el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, claro, pero que resultase actual. Y eso está en el cuadro, claro que sí, pero pensé también que en vez del río Jordán, ya que estábamos en Peñíscola, podía usar el mar y me fui a buscar playas de mar abierto, y encontré las de Prebet y le hice fotos", indica.

Isabel López pinta un 'Bautismo' gigante en Peñíscola.
El 'Bautismo' de Isabel López Ciriano en su ubicación en la iglesia. 
Archivo Isabel López.

El modelo, la playa, tres años

Luego buscó un modelo y empezó a hacerle fotos en aquellas aguas bravas. Y, poco a poco, fue redondeando la obra. "Ricardo Fígols me dio libertad absoluta. Y tuvo paciencia. Invertí casi tres años. He trabajado con intensidad, cuando podía, sobre los andamios. Pintando no sufría, aunque dejaba el cuadro me dolía todo". El lienzo mide 4.20 metros de alto por 2.70 de ancho, y está dividida en partes. En la de arriba, un poco a la manera de Zurbarán, ha situado las manos de Dios ("cuánto me costó encontrar esas manos"), y abajo una figura, un modelo, que podría representar a Cristo arrodillado sobre la espuma, y le ha puesto «un tul de pureza» a la cintura.

"Todo ha sido medido y trabajado con mucha intensidad y pasión. Por supuesto que está la parte divina, incluso con la blanca paloma. Las fotos que me sirvieron de referencia las hice al atardecer, entre septiembre y noviembre. La luz del Mediterráneo es insuperable. De una gran belleza dorada. Y el cuadro está visto desde lo alto", detalla Isabel.

La iglesia solo se abre para el culto y la obra, llena de matices, "de pincelada pastosa y gestual", ha sido elogiada por la gente y por supuesto por el sacerdote, que "está encantado. Lo que más me ha impresionado es que muchas personas han reconocido las playas de Prebet. Estoy muy feliz. Creo que he recuperado del todo a la pintora que llevo dentro y siento nostalgia por el tiempo perdido lejos del arte", confiesa.

Isabel López Ciriano se ha puesto a trabajar y tiene un objetivo entre ceja y ceja: poder presentar una exposición de su nueva obra en Zaragoza. "Ese es ahora mi sueño", concluye.

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