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El taller mecánico que se ha reconvertido en restaurante de alta cocina en el Barrio Jesús

Cristian Palacio y su socia, Sofía Sanz, acaban de poner en marcha en Zaragoza Gente Rara, un singular restaurante de vanguardia, con la cocina a la vista y espíritu sostenible.

Tras una 'gira' por España de 20 años, con paradas en cocinas de chefs como David Boldova o Pedro Subijana, Cristian Palacio y Sofía Sanz sentían que era la hora de volver a casa: Zaragoza.

Con toda la experiencia acumulada, la más reciente, en Yecla, donde lograron un Sol de Repsol para el restaurante Barahonda (entre otros reconocimientos), regresaban a orillas del Ebro con una idea novedosa en el panorama de la restauración de la capital aragonesa. Se trata de Gente Rara, un proyecto gastronómico que lleva abierto apenas una semana y que ha llevado la alta cocina de vanguardia a un entorno poco común para este tipo de oferta: el Barrio Jesús.

Gente Rara
Gente Rara se encuentra en el gran local que antes ocupaba un taller mecánico.
A. U.

No es casualidad. "Teníamos claro que queríamos un local grande, con cocina a la vista, y también que no estuviera en una zona saturada. Además, este barrio ha tenido siempre mucha tradición de tapeo".

En la calle Santiago Lapuente, a apenas diez minutos de la plaza del Pilar, estaba el traje que le quedaba como un guante al sueño de Palacio y Sanz: un antiguo taller mecánico, un local diáfano, con un imponente tragaluz de día e iluminación casi teatral de noche. Tiene un tejado a dos aguas y, por ejemplo, la bodega está en la antigua oficina. 

Un espacio con intención que extiende la propuesta gastronómica más allá del paladar e incorpora conceptos que son ya ingredientes habituales en muchas cocinas profesionales, como son la sostenibilidad o la economía circular.

Con esta filosofía, Gente Rara se apoya sobre tres patas. Por un lado, dice Christian, en "la calidad de los productos, la mayoría locales". Por otro están la cocina a la vista del cliente y el factor sorpresa.

Porque lo mejor es acudir a Gente Rara sin saber demasiado. Para empezar, del menú. Hay tres, cerrados, a 35, 45 y 75 euros. Cada pase es descrito con solo una palabra, que pretende ser sugerente y basarse en la esencia de la receta. Algo que responde también al concepto minimalista de la cocina de Gente Rara. "Cuando creamos un plato, lo miramos, y en lugar de pensar qué le falta, pensamos qué le sobra", explica Palacio, quien aboga por desprenderse de adornos que muchas veces no aportan y se quedan sin comer. "Buscamos una comida natural, no abusiva, un minimalismo lógico, una cocina sensata", sostiene.

Una manera de entender el hecho gastronómico que se sustancia en las recetas ("con platos que nos hacen disfrutar a nosotros, como guisos de bacalao o ingredientes como trucha del Cinca o un carro de quesos que deja a la gente con la boca abierta"), pero también en la presencia a la vista del público de un pequeño huerto de hierbas aromáticas o en la posibilidad de dar elegir entre agua embotellada o del grifo. 

También se puede elegir dónde sentarse: en una mesa independiente o en la barra con vistas directas a la cocina. "Es muy divertido", dicen Sofía y Christian, quienes explican que se crea un ambiente muy especial. Los comensales están, por un lado, atentos a la cocina y a las explicaciones, pero también se procura un ambiente relajado ,"no somos pesados".  

Gente Rara
En Gente Rara se puede elegir entre sentarse en mesa o en una barra que da a la cocina. 
Heraldo.es

En ocasiones, son los mismos cocineros quienes se acercan a la mesa a servir el plato, con un ambiente de intimidad y relajo similar al de una cena en casa con amigos. El mobiliario, a parte de la barra en forma de ele, tiene inspiración nórdica, con guiños a los años 50.

El amplio local sale al paso de las necesidades que impone la pandemia. Aunque el aforo del restaurante es de 50 personas, en Gente Rara solo se da de comer a 25. Una cifra que se mantendrá una vez pase la crisis.

Palacio y Sanz también están muy contentos con el equipo, en el que figuran algunos nombres de sobra conocidos para los gastrónomos zaragozanos: está el sumiller Félix Artigas o Nerea Bescós, que ha trabajado junto a Toño Rodríguez en el Quema.

Los dueños de Gente Rara llegan a Zaragoza además con la idea de contribuir a crear un clima de "simbiosis" entre los cocineros aragoneses, de colaboración, "porque nos necesitamos unos a otros, sabemos que el que venga a nuestro restaurante irá al de los compañeros y viceversa". 

"De hecho, en unos días David Boldova vendrá a cocinar como invitado a este restaurante y nosotros haremos lo propio en el suyo", cuentan. 

Quieren que el taller mecánico transformado en restaurante del Barrio Jesús sea un punto de encuentro gastronómico. "Porque además el propio local lo pide, tiene un aire de 'showcooking'".

Por supuesto, la pandemia se ha colado en el proyecto, obligando a hacer algunos cambios que, en opinión de los dueños, han resultado mejoras. "El confinamiento nos sirvió para preparar con mucho más tiempo la apertura y para contactar con productores locales", recuerda Sofía. De ahí, por ejemplo, han surgido colaboraciones con los ceramistas zaragozanos de Sehahechotrizas, que han fabricado la vajilla en su taller de La Magdalena, o con Nux, una marca también aragonesa de frutos secos,entre otros.

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