LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA
Pilar Martínez Barca presenta en el Principal ‘De la noche al Ángelus’
La poeta, que también publica ‘En luna llena’ en Prames, evoca su estancia en la comunidad ecuménica de Taizé

ZARAGOZA. María Pilar Martínez Barca (Zaragoza, 1962) es doctora en Filosofía y Letras y una escritora vocacional desde hace muchos años. Cultiva la poesía, que es su auténtico jardín, la narrativa, la literatura infantil y juvenil, y el periodismo, tanto como columnista en HERALDO como en la revista ‘Humanizar’.
Por esas cosas del azar literario, estos días coinciden dos poemarios suyos en las librerías: el martes 22, a las 19.30, en el Teatro Principal, presenta ‘De la noche al Ángelus’ (Imperium) en compañía de María Antonia Martín Zorraquino y el locutor y doblador Juanjo Hernández. Y el día 1 de octubre, en la FNAC, presentará con Carmen Romeo Pemán ‘En luna llena’ (Prames), ilustrado por David Maynar.
"Son dos libros retrospectivos. ‘De la noche al Ángelus’ lo escribí hace años en la comunidad ecuménica de Taizé (Francia), fundada durante la II Guerra Mundial. Es un encuentro con lo más profundo de mí misma y con las personas, también con el paisaje y la naturaleza, los lagos, los prados verdes, las vacas... Un canto a la alegría y la confianza en esta noche oscura que nos toca vivir", explica María Pilar, que en diversos momentos se ha sentido próxima a los poetas místicos, y a Vicente Aleixandre, Rosendo Tello, Ángel Guinda y Manuel Pinillos.
Explica que amplió el texto de vuelta en Zaragoza. Por ello hay alusiones a paseos por la ciudad, escenas urbanas, atardeceres, la elaboración de sus tesis doctoral sobre Manuel Pinillos, colaborador durante muchos años de estas páginas..., "y todo ello como con una presencia de ángeles. Y hay poemas dedicados, el penúltimo a Aurora, una vecina maestra, que murió muy joven; y el del mismo hermano Roger Schutz, fundador de la comunidad, del que digo: “... y posó su mano en mi cabeza". Fue una experiencia muy sencilla que me marcó y dio origen al poemario», evoca la escritora.
Por un momento se desplaza a aquellos días en Francia: "Tras la oración, Roger iba saludando a las personas, y aquella noche nos tocó al grupo. Con su sonrisa de niño travieso y feliz, que no se me olvida, me llamó por mi nombre y me preguntó: 'T’aimes?'. Me bendijo. Y sentí una paz indecible". El libro hace un homenaje a la religiosidad rural popular que la autora vivió en el pueblo de Velamazán (Soria).
El oro del cielo
‘En luna llena’, el volumen que publica Prames, recibió el premio Acordes de Poesía, y también es un libro "de escenas retrospectivas e intimistas". La poeta habla de un anochecer en el interior de su casa, que le conduce "a otro anochecer en el ser humano". Se inspira en su mesa habitual de trabajo, habla de sus padres, de sus hermanos que tocan el piano, de la atmósfera familiar. "Sí. O de una vieja postal creo que dedicada por una amiga, que tenía y tengo en un libro de poesía de María Victoria Atencia. Un paseo, creo que por el parque. Una tarde de cine. Una carta poema a una amiga embarazada, donde ella le escribe a su bebé", dice.
En ‘en luna llena’ hay más cosas: la presencia religiosa de nuevo, un ofrecimiento y alabanza a la Madre Luna, que habita a menudo en su lírica. Agrega: "‘En luna llena’ está magistralmente ilustrado por David Maynar. Una bocanada de aire fresco".
UN POEMA
'De la Noche al Ángelus'
II
La tarde va cayendo lentamente
en casas y rincones y presencias.
La mano del amor nos hace plenos.
Salimos paseando por la orilla
serena del crepúsculo y circundamos
la iglesia, el cementerio, los recodos
más bellos del crepúsculo. Pasamos
la tienda de muñecas, la de quesos,
la casa de la yedra, los frutales…
Se enciende el campo todo en flor de plenitud,
fecunda como nunca la mirada
de tan hondo secreto que vislumbra
orilla de la nada. Y caminamos
bordeando senderos, luminarias
del sol entresoñado tras las cimas,
la piedra más antigua,aquellos prados
(las vacas se durmieron tras la luna).
Hay una historia oculta en el trasfondo
de cada corazón, de cada rama
frondosa del manzano y su penumbra.
¿Qué fuego prefigura la colina,
que no quema ni funde y, sin embargo,
nos dora a brasa lenta el interior?
El eterno retorno de la llama,
profundo atardecerde atardeceres
cayendoreposado en los caminos,
las casas, los rincones, las presencias.
En el centro sagrado de los seres,
nacaradode almíbar y rocío,
resuena la pregunta: "¿Tú amas hondo?".
Llegamos a la noche más hermosa
que nunca presintiera un corazón.
La mano del amor nos hace puros.