NARRATIVA ESPAÑOLA. ARTES & LETRAS

Andrea Abreu, una voz volcánica que sorprende con 'Panza de burro'

La escritora y periodista canaria alcanza la cuarta edición en poco tiempo con una novela del despertar a la edad adulta en la falda del Teide

Andrea Abreu publica 'Panza de burro'.
Motivo de portada de la novela.
Archivo Heraldo.

‘Panza de burro’, ópera prima de la periodista canaria Andrea Abreu, ha alcanzado su cuarta edición en apenas dos meses. En plena crisis del coronavirus, se trata sin duda de un fenómeno editorial que revela el poder de la buena literatura para abrirse camino en circunstancias adversas, como lo son las limitadas posibilidades de promoción.

Abreu nació hace veinticinco años en un pueblo volcánico y montañoso del norte de Tenerife cuyo cielo brumoso encapota la novela. 

Las protagonistas de ‘Panza de burro’, Isora y su mejor amiga son dos adolescentes que viven su despertar a la edad adulta en la falda del Teide, en medio de un entorno humilde que contrasta con los lujosos hoteles del sur y las casas rurales de las montañas que sus madres limpian para ganarse la vida.

Este lenguaje, que quiebra las normas ortográficas, no me parece en modo alguno un defecto sino todo lo contrario, puesto que se emplea con fines estéticos y contribuye a crear una poética personal que es sin duda brillante

La primera originalidad de la propuesta reside en el lenguaje en primera persona de la narradora –la amiga de Isora–, cuajado de neologismos y vulgarismos canarios que la autora domina, como no puede ser de otro modo, y tiene, además, la virtud de saber comunicar al lector. Este lenguaje, que quiebra las normas ortográficas, no me parece en modo alguno un defecto sino todo lo contrario, puesto que se emplea con fines estéticos y contribuye a crear una poética personal que es sin duda brillante. ¿Acaso no se saltó Juan Ramón Jiménez las normas ortográficas también por motivos estéticos? 

Discutible sí podría considerarse el signo de interrogación solo al final de las frases, lo cual es un anglicismo o un uso de las redes sociales que no creo que tenga relación alguna con la isla de Tenerife.

Las andanzas de Isora y de su amiga, escatológicas y ligeramente lumpen, se narran en breves capítulos de apenas cuatro o cinco páginas que son estampas de cuidado lirismo, pero al cabo fotos fijas de situaciones que no constituyen un argumento, lo cual, en mi opinión, resta poder a la novela, un poder que hubiera tenido sin duda, gracias a las virtudes narrativas de Abreu, de haber contado con una trama y un desenlace que no fueran el simple decurso de la vida.

Por continuar con el símil juanramoniano, y salvando las distancias, ‘Panza de burro’ sería comparable a ‘Platero y yo’: ésta, hecha de estampas de la vida andaluza; aquélla, de estampas de la vida canaria. Los argumentos de ambas obras son la vida misma, la cual, desde luego, no es poca cosa. Pese a ello, opino que la trama y el desenlace no son simples andamiajes donde anclar lugares, personajes o situaciones puntuales, sino que son tan importantes como éstos a la hora de transmitir el logos y el pathos de la novela: el argumento, en mi opinión, es casi la narración misma.

Sin perjuicio de lo anterior, de lo que no me cabe duda tras leer ‘Panza de burro’ es del enorme potencial de la autora, tanto lírico como narrativo. Es indudable que Andrea Abreu dará que hablar, y mucho, si se afana en el mundo de la literatura.

FICHA

‘Panza de burro’. Andrea Abreu. Edición y prólogo de Sabina Urraca. Editorial Barrett. 2020.

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