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El Tato: "Los políticos utilizan los toros para camuflar los problemas de la sociedad"

Máxima figura en los años 90 y apoderado de diestros como El Juli después, Raúl Gracia (Zaragoza, 1972) sigue siendo uno de los principales referentes taurinos de Aragón.

Raúl Gracia ‘el Tato’, en la plaza de toros de la Misericordia.
Raúl Gracia ‘el Tato’, en la plaza de toros de la Misericordia.
Aránzazu Navarro

Un verano anodino para todos; semidesierto para el mundo del toro.

Vivimos tiempos complicados, invadidos por la incertidumbre de saber qué vendrá en el futuro. A los taurinos, además de la situación sanitaria, nos preocupan las familias que viven de esto y lo están pasando realmente mal.

Qué distinto este mes de agosto a los que rozaba la treintena de festejos...

Aquellos eran años maravillosos, con números que ahora son inalcanzables, y asumía ese ajetreo con mucho gusto. Siempre soñé con ser figura del toreo y esto me permitió recorrer España y conocer lugares increíbles. En plazas como Granada, Málaga, Santander o Bayona debuté sin haber estado previamente. Recuerdo aquellos veranos con especial cariño.

Y durante su niñez, ¿cómo eran los veranos?

Era una época muy distinta a la actual, no había tanto movimiento de viajes. Mis principales recuerdos son taurinos, de cuando mi padre me llevaba a ver corridas de toros a lugares cercanos como Huesca, Calatayud y, algunas veces, Barcelona. También me acuerdo de acudir a la piscina de Helios y de algunos buenos ratos en la plaza de toros de Zaragoza, refrescándome con la manguera.

Ahora, en la tranquilidad del retiro, ¿dónde suele escaparse para veranear?

Me gusta variar. Aunque no soy un gran apasionado de la playa, suelo acudir a Cádiz y Punta Umbría (Huelva). También a País Vasco, Cantabria, Galicia o Portugal. Prefiero estar fresquito y no pasar tanto calor como en el sur.

¿El confinamiento lo pasó en su casa, en Sevilla?

No. Me pilló en Ronda, en casa de unos amigos, y me quedé allí durante el periodo de estado de alarma.

¿Qué extrañas de la antigua normalidad?

Las relaciones sociales; el poder darle un abrazo a un amigo sin ningún miedo a invadir las distancias. También el poder acudir a los toros, a un concierto o cualquier otro evento con tranquilidad. Todo ha cambiado bruscamente.

¿Has presenciado en directo alguna de las corridas que se han organizado en las últimas fechas?

No. Todavía no he tenido oportunidad de acudir a ninguna, pero espero poder hacerlo muy pronto.

En el sur se ha complicado la organización de festejos, con las restricciones impuestas por la Junta de Andalucía recientemente.

Así es. Corridas como la de Ronda ya se han suspendido, y serán muchas más las que no se puedan celebrar. El toro está siendo muy maltratado políticamente. La mayor parte de los profesionales no facturan desde septiembre y merecen mayor protección. Los ganaderos son los que peor lo están pasando porque tienen que alimentar a los animales sin saber cuándo volverán a facturar.

Y entre tanto, la tauromaquia sigue al margen de las ayudas del Gobierno...

Es completamente injusto que los profesionales taurinos no sean reconocidos como cualquier otro trabajador del país. Esto no es cuestión de ideologías, es cuestión de igualdad. Pero incluso los políticos que son aficionados a los toros se están poniendo de perfil, convirtiéndose en unos acomplejados.

¿A qué cree que se debe este menosprecio?

Es una forma de despistar a la sociedad. El debate ‘toros sí-toros no’ camufla otras cuestiones de mayor índole, como las cifras de paro. Generan polémica para ocultar los problemas realmente graves, como las cifras de paro.

¿Qué necesita el sector taurino para superar esta situación adversa?

Hace falta un giro en el modelo de gestión. Los toros tienen que ser un espectáculo más viable económicamente. También hay que apoyar más a los jóvenes novilleros que están saliendo y a los festejos populares (suelta de vaquillas) porque fomentan la afición.

¿Qué retos profesionales encara Raúl Gracia a corto y medio plazo?

Es un momento de incertidumbre en el que hay que sopesar muy bien todo, pero, siempre que haya un torero que merezca la pena para apoderarlo o un proyecto empresarial interesante, ahí estaré. Además, tengo otros negocios al margen del mundo de los toros.

¿Algún proyecto concreto a la vista?

Por el momento, no. Me conformo con aportar mi experiencia a algunos chavales. Lo más bonito es coger a alguien en sus inicios y ponerlo a funcionar, pero ahora mismo no estoy centrado en ningún torero.

¿Por qué toreros recorre kilómetros?

A los toros hay que ir a disfrutar de la fiesta en su plenitud y no miro demasiado el cartel. Me fijo más en el marco. Siento predilección por plazas como Sevilla, Ronda, Bilbao, Málaga o Zaragoza, aunque en La Misericordia paso miedo hasta en el tendido.

Si volviese a nacer, ¿sería otra vez torero?

Sí. Y viendo todo desde la perspectiva que otorga la experiencia, no dejaría de lado de los estudios. 

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