literatura y cómic

Frank Palacios y Josema Carrasco convierten la leyenda de ‘La corza blanca’ en un cómic

Olifante publica una adaptación moderna del texto de Bécquer a los 150 años de la muerte del poeta

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Unapágina muda de línea clara y clima romántico de 'Lili y la corza'.
Josema Carrasco

Frank Palacios y Josema Carrasco convierten la leyenda de ‘La corza blanca’ en un cómic

ZARAGOZA. Una de las leyendas más fantásticas y románticas de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870) es ‘La corza blanca’, que se sitúa en el siglo XIII. El guionista Frank Palacios (Las Palmas, 1971) y el ilustrador y dibujante de cómic Josema Carrasco (Zaragoza, 1969) ofrecen un sugerente tebeo: ‘Lili y la corza’, basado en el texto del autor sevillano que estuvo en el Moncayo entre diciembre de 1863 y julio de 1864. La obra, de 60 páginas, en tamaño folio, apaisada, la publica Olifante.

Josema Carrasco dice: «La leyenda la escogió Trinidad Ruiz Marcellán, editora de Olifante, en el 150 aniversario de la muerte del poeta. Se basó en la cercanía a las tierras de Aragón y Soria y a esa frontera mágica y misteriosa que es el Moncayo y que las separa».

Explica el guionista Frank Palacios: «Aragón ya estaba en la leyenda de Bécquer. En la tierra, en sus personajes y en sus costumbres de aquella época. Intenté respetar todo ese sentimiento de ‘La corza blanca’, con algunas frases y crear en el guión algo nuevo, pero desde la actualidad. ¿Cómo sería esa corza y cómo sería su poder ‘mutante’? Y ahí apareció Lili, en un instituto completamente abierto a personas, pieles, religiones y un abanico de población muchísimo más abierta, pero que, aún con toda esa apertura de mentes, los problemas de siempre seguían existiendo».

¿Como se explica esa unión entre Constanza, la muchacha a la que pretende el joven Garcés, que se convierte en corza, y la joven Lili, que debe enfrentarse a un texto de Bécquer y a otros conflictos escolares. Dice Carrasco: «Mientras que Constanza, la protagonista del texto, se nos presenta como alguien que lo tiene todo y que usa su don de transformarse por las noches en una bella corza, para seguir de fiesta con las amigas importándole nada o un pimiento todo lo demás, incluyendo las personas que la rodean, Lili inicia un tránsito para construir las bases de la persona que es por dentro y la que será en el futuro por fuera. No solo por sentirse segura con el cuerpo que debería tener, sino para demostrar a los demás y no decepcionar a quienes lo conocen, en quién es. No se trata de un capricho, se trata de ser quien realmente eres».

Frank Palacios insiste en definir a sus criaturas: «Constanza en ‘La corza blanca’ sería el yin: el principio, lo femenino, la tierra, la oscuridad, pasividad y la absorción, y Lili en ‘Lili y la corza’ sería el yang, la parte masculina, el cielo, la luz, la actividad y penetración con un mensaje para la sociedad. Ambas serían un ser. Se complementan. Constanza y Lili son dos fuerzas de la naturaleza que colisionan en esta historia, y crean algo nuevo e inesperado que se suma a la leyenda». El tebeo incorpora un giro moderno que aborda, en el microcosmos que es un instituto, «el acoso escolar, verbal y social».

‘Lili y la corza’ alterna dos mundos: el contemporáneo y el medieval, y varias técnicas. Hay varias páginas mudas, sin texto. Carrasco señala que el cómic «es uno de los medios más versátiles» que conoce, y que en ‘Lili y la corza’ usa cuatro estilos.

«El primero, en el instituto, es similar al manga aunque con influencias de la línea clara europea que siempre uso, y sirve para decirnos dónde y con quienes estamos; en el segundo, para viajar de una época a otra (del presente al 1300 donde se ubica el desarrollo de la leyenda), varié el estilo de dibujo imitando los grabados y litografías antiguas con la intención de trasladar nuestra lectura en el tiempo. Este tipo cambia a masas de negro, luces y sombras en la tercera parte, que transcurre de noche en los bosques del Moncayo y en la que hay más acción; en la parte final intenté hacer un dibujo más realista con planos más cortos para crear más intensidad; ahí el texto tiene mucha importancia y es dónde se nos desvela el trasfondo de la historia», concluye.

'La corza blanca' en cómic.
'Lili y la corza' mezcla la época medieval con la época actual, en un instituto. 
Josema Carrasco.

DE JESÚS RUBIO A ROBERT PAGEARD Y AMANCIO PRADA

ZARAGOZA. «Bécquer es uno de los primeros poetas que leí, aunque siempre me interesaron más sus ‘Leyendas’. Creo que es un conocido desconocido y que debajo de ese romanticismo hay un autor interesante, casi realista, que intenta explicar con sus relatos una mitología popular. También creo que hoy Gustavo escribiría letras de rap y Valeriano pintaría grafitis», dice Josema Carrasco, que, además de ilustrador y dibujante de cómic –por ahí andan ‘Ciclocirco’, ‘Espectral’, basado en el poemario homónimo de Ángel Guinda, que también acaba de publicar en Olifante un homenaje a Bécquer en 'El escritor de mi vida', o ‘La revelación’, a partir de un texto de Roberto Malo–, es diseñador gráfico y poeta.

El autor sevillano convirtió a Aragón y a Soria en dos de los espacios decisivos de su inspiración. Por ello, uno de sus máximos expertos en el mundo, Jesús Rubio Jiménez, director durante años de la revista ‘El gnomo’, le dedica continuos estudios y acaba de publicar ‘Los hermanos Bécquer. Viajeros románticos por Soria’ (Olifante), que recuerda los vínculos del poeta con la capital, donde visitaba a su tío Curro, y con diversos pueblos como Torrubia, Pozalmuro y Noviercas, ya que su esposa Casta Esteban era soriana.

Días atrás, a sus 94 años, fallecía el hispanista francés Robert Pageard. Firmó en 1990 su libro ‘Bécquer. Leyenda y realidad’ (Espasa Calpe), y donó muchos de sus archivos y documentos, fotos, carteles y libros para el Espacio Bécquer que se creó en el monasterio de Veruela. Allí, entre otras cosas, Bécquer escribió sus ‘Cartas desde mi celda’ y, quizá, el relato de ‘La corza blanca’.

Por otra parte, el cantautor Amancio Prada está a punto de editar ‘Amancio Prada canta a Bécquer’, un disco de doce temas grabado en Urueña, junto al músico y productor Luis Delgado.

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