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Sabina Puértolas: "¡Me ha costado unos añicos cantar en Zaragoza!"

La soprano, nacida en la capital aragonesa, ofrecerá un recital esta noche a partir de las 21.00 en el Museo de Zaragoza.

Sabina Puértolas, ayer en la plaza del Pilar de Zaragoza.
Sabina Puértolas, ayer en la plaza del Pilar de Zaragoza.
José Miguel Marco

¿Cómo ha vivido estos meses tan extraños y complicados?

Intentando que mi mente no me jugara malas pasadas y no cayendo en la negatividad, sino viviendo lo poco positivo que había en ese momento: la familia y estar en casa. Hay veces que me podía la incertidumbre por el trabajo o por la salud de seres queridos. He hecho todo lo posible para que no zozobrara el barco.

¿Y en lo profesional?

Comenzó todo muy abrupto. El presidente del Gobierno anunció que todos nos confiábamos en casa un día antes de que hiciera el ensayo general de ‘Aquiles en Esciros’ en el Teatro Real de Madrid. No me lo creía. Se acabó la producción. Nosotros cobramos por función, no por días de ensayo, y llevábamos 40 días de ensayo. El Teatro Real se portó muy bien con nosotros para que pudiéramos cobrar algo. Pero la cultura en general y el mundo de la lírica en particular están dejados de la mano de Dios. No hemos recibido casi ayudas personales. La gente vive al día porque los sueldos son muy bajos. Tienes que esperar a que los teatros te contraten. Esto ha hecho que la gente haya estado cuatro meses en casa y sin ahorros. Hay muchas cosas por solucionar. Solo se han puesto parches. Hay muchas personas en precario.

El pasado 30 de julio regresó a los escenarios, en el Festival de Peralada. ¿Cómo se sintió?

Tenía tantas cosas que solucionar, que no lo viví como un retorno. De hecho, no estaba programada. Carlos Fernández, un grandísimo barítono español, se puso malito y cuatro días antes me llamaron para suplirlo. Hacía unos diez años que no daba un concierto propiamente dicho, yo sola. Me tiré a la piscina sin saber si había agua o no. Me encomendé a la Virgen del Pilar. Lo viví muy intensamente. Me dieron mucho cariño y carta blanca para hacer y deshacer. Fue muy excitante y estresante a la vez, con muchos sentimientos encontrados.

¿Cuál es la sensación de cantar ante un público con mascarillas y con separación?

Como iba acelerada y tratando de pasarlo bien con el pianista, no me fijé mucho en el público. Eso sí, recibí su calor a pesar de que era un aforo muy reducido. Quería salvar el momento y disfrutar.

Esta noche cantará por fin en Zaragoza, su ciudad de nacimiento. ¡Ha costado!

Un poquico. ¡Me ha costado unos añicos! Hace muchos años, sobre 2001, actué en el Teatro Principal con la compañía Ópera 2001. No sé si hice ‘Rigoletto’, ‘Traviata’ o ‘La del manojo de rosas’. En Farlete, mi pueblo, sí he cantado dos veces:una el pasado enero y otro hace años en la ermita de la Virgen de la Sabina. Curiosamente, en Zaragoza no había hecho nada en las últimas dos décadas.

¿Le ilusiona?

Tengo toda mi familia en Farlete. Mi madre fue a dar a luz a Zaragoza porque allí estaba toda su familia, pero yo me considero de Tafalla porque allí es donde me he criado. De hecho, canto jotas navarricas y no aragonesas. Pero todos los veranos y fines de semana cuando era cría íbamos al pueblo, al desierto de los Monegros. Allí todavía tengo una abuela, mis primos, mis sobrinos... Y a mi hijo le encanta ir al pueblo en verano, algo que me alegra.

¿Cómo recuerda sus veranos de niña en Farlete?

Llena de marcas en las piernas, bicicleta a tope, muchísimo polvo y piscina de familiares o pública. Siempre estaba rodeada de mis primos y amigos. Justo lo que no tenemos en la ciudad, y por eso mismo me alegro de que a mi hijo le guste el pueblo. Es una vivencia al aire libre, sin peligros, te sientes protegido.

¿Cuándo se le inoculó el virus de la música y el canto?

Nunca me he empujado a ser cantante. Todo vino muy dado. En Tafalla todo el mundo canta. En el colegio de las monjas, en mayo cantábamos a la Virgen. Después vinieron las jotas y después el conservatorio, y más tarde el canto en Pamplona. Ni fui obligada ni me lo impuse. Fue el destino. En Tafalla todo el mundo canta, y si no, toca un instrumento.

¿Qué hay detrás de una carrera tan exitosa como la suya?

Lo primordial, antes quizá que el talento o que tengas oído, es tener una mente a prueba de bombas. Que sea fuerte, aunque permeable a las cosas que te digan. No puedes permitir que te afecten y tienes que creer en ti mismo. Y después, muchísimo tesón. Que, aunque te hagan una mala crítica, tú sigas estudiando y no te deprimas. Y, por supuesto, muchísimo trabajo y constancia. Que valgas es importante en una carrera, pero sin la cabeza amueblada y con muchas horas cada día de dedicación, no llegas a ningún sitio. Es muy fácil frustrarse.

¿Cómo es un día en su vida?

Cuando tengo una producción, normalmente ensayamos mañana y tarde. También estudio por la noche y si tengo algún momento libre a mediodía. Es un no parar. Cuando tengo funciones, mi vida es de monja total:de casa al teatro y del teatro a casa.

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