otros veraneos caseros

Un día de agosto en las piscinas del Real Zaragoza

Las piscinas públicas son un clásico para quienes se quedan en la ciudad o en el pueblo entre las alternativas a las vacaciones en la playa o en la montaña.

El domingo 17 de agosto de 1952, hace justamente 68 años, se publicó en nuestras páginas el acostumbrado reportaje veraniego sobre la asistencia de zaragozanos a las piscinas, en este caso a la que tenía el Real Zaragoza junto al campo de Torrero.
El domingo 17 de agosto de 1952, hace justamente 68 años, se publicó en nuestras páginas el acostumbrado reportaje veraniego sobre la asistencia de zaragozanos a las piscinas, en este caso a la que tenía el Real Zaragoza junto al campo de Torrero.
Heraldo.es

"La canícula deja sentir actualmente sus rigores estivales y los vecinos de Zaragoza que no abandonan la ciudad para vivir temporalmente en otros lugares más propicios de clima y temperatura arbitran los más variados recursos para contrarrestarles, con bien notoria eficacia. Los más socorridos y de mayor concurrencia son naturalmente los baños fluviales o en piscinas, modalidad veraniega, que cuenta en esta capital con millares de partidarios y en todas las clases sociales. Entre los sitios más apropiados a este solaz esparcimiento ofrecen seguramente mayores atractivos el Campo del Real Zaragoza con su piscina. Lugar tan cómodo, merece a no dudar, indiscutible preferencia para buen numero de zaragozanos, entre ellos los numerosos socios del Club y sus familiares que allí logran seguro cobijo para mitigar las molestias propias del calor estival". Así rezaba el reportaje que publicaba HERALDO hace casi 70 años y que bien podría calcarse en muchos párrafos para describir lo que se ve este verano, tan mermado de desplazamientos.

"A diario se congregan a centenares, en torno de la piscina, personas de ambos sexos, lo mismo glandes que chicos. Su afluencia adquiere mayores volumen e intensidad a las horas de calor más agobiante, de doce y media de la mañana a dos y media de la tarde. La hora del yantar hace decrecer la concurrencia de bañistas para tomar nuevo auge al atardecer y así se mantiene hasta las primeras horas de la noche. Sin embargo hay muchos veraneantes que se quedan en el campo para almorzar y merendar allí y a estos fines utilizan su admirable y bien servido Restaurante-Bar cuyas mesas instaladas bajo naturales entoldados de follaje invitan y convidan a la estancia y así lo verifican buen número de concurrentes que disfrutan a la par de las delicias propias de aquel lugar y las ventajas de un buen servicio a precios bien módicos por cierto", añadía el periodista, que firmaba como S. S.

"Como botón de muestra transcribimos el menú que se ofrecía a sus posibles clientes, un jueves, día de nuestra visita, donde se inscribían estos platos: entremeses, patatas rellenas, carne a la jardinera, pan y postre, todo ello por la ínfima cantidad de doce pesetas. Era el cubierto corriente y hay también, diariamente, servicios especiales con arreglo a listas de platos muy bien surtidos", pormenorizaba el artículo.

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