CONVERSACIONES. Música

Consuelo Roy: "Simón Tapia Colman amaba México, pero se sentía muy aragonés"

La pianista, profesora e investigadora oscense documenta la producción musical y literaria del compositor de Aguarón que realizó su obra en el exilio

Consuelo Roy documenta la producción musical y literaria de Simón Tapia Colman.
Consuelo Roy alterna la enseñanza, la investigación y la interpretación al piano.
Gonzalo Bullón.

¿Cómo está viviendo la pandemia, que parece rebrotar día tras día?

Pues tratando de adaptarme a tan insólita situación de la mejor manera posible y procurando mantener toda mi actividad profesional. En vacaciones suelo aprovechar para adelantar mis trabajos de investigación y para pensar en nuevos proyectos y hacer algún viaje con mi familia.

¿Qué planes tiene para este verano tan extraño?

Como moverse está desaconsejado, me estoy centrando de manera especial en un libro que llevo entre manos, y la verdad es que lo estoy disfrutando igualmente. El mero hecho de disponer de tiempo me compensa otras carencias y supone un valioso regalo para mí.

Dentro de estos quehaceres imagino que se incluye su gran trabajo en la revista ‘Nasarre’ (Institución Fernando el Católico), donde ha documentado la producción musical y literaria de Simón Tapia Colman (1905-1993). ¿Qué fue más, instrumentista o compositor?

Sin duda, compositor. Fue un magnífico violinista, desde luego, y ejerció como tal, tocando como solista y en agrupaciones de cámara y orquestales, durante el tiempo que permaneció en España y en los primeros años tras su llegada a México. Pero, como él mismo señalaba, «poco a poco, el compositor, el investigador musical y el director acabaron por anular al intérprete». Sin embargo, su sólida formación violinística y el dominio técnico que alcanzó como ejecutante quedaron plasmados en las obras que compuso para ese instrumento y en un conciso método que fue utilizado por reconocidos maestros en sus clases, como fue el caso de Henryk Szeryng.

Quien, por cierto, estuvo en Zaragoza, tocó en el Teatro Principal y se citó con la pianista Pilar Bayona. Es un compositor y creador de la Generación del 27. ¿Cómo podríamos definir su música?

Quizás la palabra que mejor define su producción musical es eclecticismo. Su obra es variada y bebe de múltiples fuentes. No olvidemos que en su formación, además de los maestros que tuvo en Zaragoza y Madrid (Ramón Borobia, Conrado del Campo y Francisco Calés) influyeron músicos como Vincent d’Indy y Paul Hindemith, con los que realizó cursos de perfeccionamiento. Durante su etapa mexicana, su estilo evolucionó de manera radical. Él mismo diferenciaba tres períodos en su quehacer compositivo: un primero enraizado en la tradición española; el segundo, con claras influencias de Stravinsky, Debussy, Ravel y Manuel de Falla; finalmente, la búsqueda de un estilo propio, que logró tras años de trabajo y al que bautizó con el nombre de «núcleos», caracterizado por la atonalidad. Su música es colorista y llena de vitalidad, dotada asimismo de gran lirismo. Trató de expresarse con un lenguaje sobrio y sin artificios, evitando lo superfluo y todo aquello que pudiera restar belleza a la idea esencial.

¿Cuántas piezas ha podido documentar y cuáles crees que definen de manera especial su grandeza?

De los años de España, un total de 158 obras. Son, en su mayoría, piezas breves de carácter popular que escribió para la Orquesta Colman. De México he documentado su legado compositivo y también sus trabajos como escritor. Fue un hombre polifacético que se desarrolló en muchas vertientes. Era un trabajador incansable, y he podido catalogar, a nivel musical, algo más de 100 obras, algunas de las cuales (un pequeño número) no pudo llegar a completar. Las hay para solista, música de cámara, orquesta de cámara, orquesta sinfónica, voz, coro y banda. También métodos musicales. En el último tramo de su vida acometió una ópera, si bien debido a problemas de salud, que desembocaron en su muerte, quedó inconclusa.

Consuelo Roy documenta la producción musical y literaria de Simón Tapia Colman.
Retrato de Simón Tapia Colman con el Coro en Acapulco en 1957.
Archivo Familiar Tapia Colman.

Explíquenos su producción literaria…

He registrado más de70 textos y documentos, que abarcan proyectos corales y orquestales, planes de reforma para las enseñanzas musicales mexicanas, ensayos sobre diversos temas y textos de variada índole, incluidos una pequeña porción de poemas. De gran formato escribió tres libros, uno de los cuales es una enciclopedia de cultura musical dividida en seis volúmenes. De su producción musical resaltaría la Sonata para violín y piano 'El Afilador', la Sonata para violoncello y piano, la suite orquestal 'Leyenda gitana', el poema sinfónico 'Sísifo' y las obras compuestas con el sistema 'núcleos', de las que se sentía muy satisfecho. Todas ellas son equiparables a obras de similar formato de los grandes maestros de la música española.

Hizo música para orquesta, trabajó en ópera. ¿Cuál era su actitud ante la creación musical: era ambicioso, creativo, le gustaba experimentar?

Siempre buscó un estilo propio, rechazando cualquier imitación o restricción que le impidiera expresarse con libertad. Si bien las influencias de los compositores que he citado anteriormente son patentes en algunas de sus obras, nunca se sometió a reglas que pudieran restringir su creatividad o impedirle el uso de los recursos musicales que necesitaba en cada ocasión. En todo momento siguió su dictamen, y jamás se sometió a la opinión del público o de la crítica musical. Conocedor de todos los procedimientos compositivos, hacía uso de aquellos elementos que mejor se adecuaban a su idea. Desarrollar su sistema «núcleos» le llevó diez años de trabajo y experimentación. Si por algo se caracterizan la vida y la obra de Simón fue por su flexibilidad y capacidad de adaptación, su aperturismo y la ausencia de rigidez o encorsetamiento, cualidades que le permitieron simultanear todos los estilos compositivos sin prejuicio alguno.

Si por algo se caracterizan la vida y la obra de Simón fue por su flexibilidad y capacidad de adaptación, su aperturismo y la ausencia de rigidez o encorsetamiento, cualidades que le permitieron simultanear todos los estilos compositivos sin prejuicio alguno.

¿Puede hablarse, musicalmente, de un antes del 36 y de un después, concentrado en el posterior exilio?

Sin duda alguna. Tapia Colman llega a México con 33 años, formado ya como músico y con gran experiencia profesional, pero es en su nueva patria donde alcanza la madurez como compositor. La música que escribió en España fue de menor calado, si bien llevó a cabo también obras de mayor envergadura que ya anunciaban su talento creador, como es el caso del poema sinfónico Una noche en Marruecos. En México despliega todo su saber y aborda una gran variedad de estilos musicales con auténtica maestría. Su repertorio es bastante numeroso y de gran calidad, fundamentado en un profundo conocimiento de los recursos instrumentales, corales y orquestales y en el dominio de la armonía y el ritmo.

En su música hay muchos ecos: aromas españoles, filtración de los sonidos europeos, dodecafonismo y música contemporánea, ecos mexicanos... ¿Cómo los va administrando, los incorpora siempre?

El maestro Ramón Borobia, persona muy querida para Simón, le dio un consejo en su juventud que jamás olvidó. Él comparaba el conocimiento en la música con un gran armario donde hay todo tipo de ropa. Pero no había que ponerse todo a la vez ni confundirse en la elección de la indumentaria: "No vayas a ir a una fiesta con levita, cartuchera y sarakof, y en vez de llevar zapatos de charol lleves unas botas de la selva, o viceversa, no se te ocurra ir a la selva con unos zapatos de charol o con una chistera". Borobia le instaba a estudiar mucho para nutrirse de todas las ideas y técnicas, pero también a usarlas prudente y oportunamente, según la conveniencia de cada momento, con el fin de desarrollar de manera adecuada la idea original. Y así lo hizo siempre Simón.

Consuelo Roy documenta la producción musical y literaria de Simón Tapia Colman.
Simón Tapia Colman recibe el Premio Mozart del presidente de México.
Archivo Tapia Colman.

Recuérdenos sus grabaciones en vida, y las grabaciones que se han hecho de su obra.

En las grabaciones que él realizó siempre estuvo al frente de agrupaciones corales. Constituye su legado un LP como director del Coro México y cuatro discos con el Coro de la Comisión Federal de Electricidad. Todos ellos contienen obras de autores y estilos diversos, algunas arreglos propios y otras compuestas por él. En cuanto a las grabaciones que se han hecho de su obra, han tenido lugar en México, Estados Unidos y España. Recogen parte de su repertorio para instrumentos a solo, camerístico y orquestal, con intérpretes de la talla del Trío México, la arpista Lidia Tamayo, la mezzosoprano Encarnación Vázquez, la violinista Rasma Lielmane o el guitarrista Samuel Diz, por citar algunos. Creo que merece ser destacada la grabación con la integral de la obra sinfónica realizada por la Orquesta Filarmónica de Málaga, dirigida por José Luis Temes. También las ha habido con sello aragonés, como la que llevó a cabo el Trío Salduie en 2009 (formado en ese momento por Nuria Gañet, Juan Luis Gallego y yo misma), que constituyó una primicia al registrar por primera vez la integral de su obra de cámara con piano. Como curiosidad, comentar que he podido localizar un disco de 78 rpm de la Orquesta Colman, anterior, desde luego, a 1936, en el cual la agrupación interpreta dos piezas del compositor José Mª Ferriz.

¿Cuál sería ahora, a la luz de sus estudios porque usted también le ha decidado su tesis doctoral, su lugar en el panorama de la música española?

Tanto Tapia Colman como los intelectuales y artistas que tuvieron que optar por el exilio merecen cuanto antes el reconocimiento que el drama de la Guerra Civil española les negó. En el caso de Simón, y de compositores como Julián Bautista, Gustavo Pittaluga, Jesús Bal y Gay o Salvador Bacarisse, por poner algunos ejemplos, su lugar debería estar junto a músicos de la talla de Enrique Granados, Joaquín Turina o el mismo Manuel de Falla. Algunas de sus creaciones gozan de un nivel musical similar al de los maestros mencionados. A pesar de los esfuerzos que investigadores como Emilio Casares y muchos otros, tanto en España como en México, vienen haciendo desde hace varias décadas, en la literatura especializada todavía hay carencias que deberían ser subsanadas cuanto antes. El talento, el trabajo, el buen quehacer y los muchos méritos de los compositores de la República les hacen acreedores de un sitio destacado.

De las pequeñas cosas de la intimidad y de su personalidad, ¿qué le ha llamado la atención de Simón Tapia Colman?

Su integridad, generosidad, cercanía, humanidad y optimismo frente a las adversidades y ante la vida misma. Jamás se lamentó de nada, y tuvo motivos para hacerlo, tanto a nivel particular como profesional. Siempre antepuso los valores familiares y morales al interés por la fama o el reconocimiento social. Su personalidad fue realmente cautivadora, llena de sutilezas y matices. Así lo atestiguan quienes convivieron con él, y así también he podido constatarlo al sumergirme en sus textos y escucharle en los audios que he podido recuperar. Cuanto más lo descubres, más te enamora. De verdad que me hubiera gustado conocerle. Sus hijos creen que nos hubiéramos llevado muy bien…

Me han llamado la atención su integridad, generosidad, cercanía, humanidad y optimismo frente a las adversidades y ante la vida misma. Jamás se lamentó de nada

¿Le debe algo Simón Tapia Colman a Aragón y a Aguarón, su pueblo?

¡Ya lo creo! No olvidemos que él se inició musicalmente en Aguarón y recibió su primera formación como violinista y compositor, muy sólida, por cierto, en Zaragoza. Esa base constituyó el pilar sobre el que cimentó el resto de su aprendizaje. Tuvo la suerte de contar con maestros como Ramón Borobia, y sus enseñanzas, como él mismo reconoció en numerosas ocasiones, le acompañaron durante toda su carrera. A Aragón le debe también la nobleza y la firmeza de su carácter, así como la honradez heredada de sus padres y abuelos. Igualmente los arrestos con los que se enfrentó a los percances que sufrió a lo largo de su vida. No cabe duda de que amó profundamente a México, el país que le permitió nacer por segunda vez, pero, por encima de todo, se sintió siempre aragonés. Paseó con orgullo el nombre de su tierra, y se jactó de sus orígenes siempre que tuvo la oportunidad de hacerlo públicamente.

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