Dos cantantes aragoneses, protagonistas de la vuelta de la ópera a los escenarios españoles

Ruth Iniesta e Isaac Galán participan en ‘La Traviata’ que reabre el Teatro Real a partir de hoy

Ruth Iniesta e Isaac Galan / 29-06-20 / Enrique Cidoncha [[[FOTOGRAFOS]]]
Ruth Iniesta e Isaac Galán el lunes, antes de iniciar el ensayo general de 'La traviata' en el Teatro Real
Enrique Cidoncha

La expectación es grande. Cuando muchos de los principales teatros de ópera europeos debaten aún cuándo y cómo reabrir sus puertas, el Real de Madrid ha organizado para todo el mes de julio una ‘traviata’ que seguramente servirá para marcar la pauta de cómo serán las representaciones en los próximos meses. Será en versión semiescenificada, con orquesta, coro y solistas.

Dos aragoneses son protagonistas de esta vuelta de la ópera a los escenarios españoles: el barítono Isaac Galán , que interpreta al Barón Douphol en las 27 funciones programadas; y Ruth Iniesta que dará vida al papel principal de la obra verdiana, Violetta, en uno de los cuatro repartos previstos para el trío principal. Iniesta cantará los días 2, 5 y 12 de julio.

"Nos sentimos muy observados pero estamos disfrutando un montón –señala la soprano zaragozana–. Está siendo muy emocionante porque todo el mundo tiene ganas de volver. La pandemia, y todo el sufrimiento y dolor que ha causado, me ha servido para relativizar ciertas cosas que creía que eran importantes y, en realidad, no lo son tanto. Ahora disfruto más que antes del canto. No me subo al escenario con los mismos miedos".

Isaac Galán también se confiesa enormemente contento por volver a subirse a un escenario. Y, sobre los recelos que podrían plantearse algunos profesionales, es contundente. "En estos momentos, el Teatro Real es el sitio donde me puedo sentir más seguro cantando. No hay lugar a que exista un error".

Y no es para menos, porque el coliseo ha invertido 340.000 euros en mejoras, pensando hasta en el más mínimo detalle. Por ejemplo, se ha automatizado toda la grifería del teatro para que no haga falta tocarla con las manos. Se ha supervisado la higiene y seguridad de todo el edificio en busca de detalles mejorables.

Al equipo artístico de ‘La traviata’ se le han hecho análisis serólogicos; se han retirado butacas para ampliar el foso de la orquesta, donde los músicos interpretarán separados por mamparas y el director estará en una especie de urna de metacrilato. El coro ocupará 260 metros cuadrados y todas sus voces guardarán la distancia de seguridad... El catálogo de medidas es tan apabullante que surge la duda de si la ópera no quedará demasiado encorsetada. "En absoluto, se ha pensado todo de manera que funciona muy bien –subraya Isaac Galán–. Es una función que estéticamente es muy bonita y funciona. Y, en lo musical, el distanciamiento no se nota. Tanto la masa coral como la orquesta suenan muy, muy compactos. Yo, pese a la separación entre nosotros, no me siento nada limitado".

"Hay mucho más ‘teatro’ y movimiento del que pueda parecer a primera vista –añade Ruth Iniesta–. Entre otras cosas, porque ‘La traviata’ es una obra en la que alguno de sus pasajes más famosos, como cuando Violetta canta el ‘Sempre libera’, únicamente está el solista en escena". Lo dice una soprano que, en su papel de Violetta, tiene que morir en brazos del tenor, Alfredo. La escena, en la producción del Real, no es ahora así, obviamente. Pero Iniesta ha sabido hacer de la necesidad virtud.

"Creo que incluso he podido enriquecer mi interpretación –subraya–. Es como si el no morir en brazos de Alfredo le diera un plus de soledad e impotencia a Violetta. Ella sufre tuberculosis, una enfermedad mortal y muy contagiosa en la época en la que se desarrolla la obra, y al no morir en sus brazos es como si le dijera a su amado: ‘no vengas, es mejor, vive’. Al final, ni siquiera tiene el desahogo de poder morir junto a el hombre que quiere".

Soprano y barítono llegan al Real en plenitud de facultades vocales y artísticas. "La voz es un instrumento que necesita trabajo diario –asegura Isaac Galán–. No deja de ser un músculo y, sin uso continuado, se atrofia. Cuando empezó el confinamiento vi que era necesario ‘moverla’ todos los días en vista de lo que se avecinaba. Por suerte, vamos a ser de los primeros del mundo en volver al escenario, porque parece que muchos programadores no se han atrevido a seguir adelante".

Hasta ahora solo habían cantado juntos en una ‘Novena sinfonía’ de Beethoven hace tres veranos en El Escorial. Atrás quedan las numerosas cancelaciones que ambos han sufrido por la pandemia.

«La gente piensa que ganamos cifras astronómicas y no es así –concluye Galán–. Esta profesión es muy incierta y, si a mi no ve va mal, es porque siempre pienso que cada función es la última. Por eso esta ‘traviata’ no hay que perdérsela».

‘La traviata’, de Giuseppe Verdi, estaba prevista en la presente temporada en el Real -con la célebre producción del Festival de Salzburgo dirigida por Willy Decker- en dos periodos: del 9 a 24 de mayo (10 funciones) y del 7 al 19 de julio (9 funciones).

De las 19 funciones programadas se ha pasado a 27 con aforo reducido (869 localidades), que se ofrecerán desde hoy y hasta el 29 de julio, con cuatro repartos distintos en la interpretación del trío protagonista: como Violetta, las sopranos Marina Rebeka, la aragonesa Ruth Iniesta, Ekaterina Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa; como Alfredo Germont, los tenores Michael Fabiano, Ivan Magrì, Matthew Polenzani y Ismael Jordi; y como Giorgio Germont, los barítonos Artur Rucinski, Nicola Alaimo, Luis Cansino y Javier Franco. Los ensayos comenzaron el 19 de junio. El zaragozano Isaac Galán hace el papel del Barón Douphol en todas las funciones.

Junto a los solistas actuarán el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, bajo la dirección de Nicola Luisotti, que dirigirá su quinto título verdiano en el Teatro Real -después de ‘Il trovatore’ (2007), ‘Rigoletto’ (2015), ‘Aida’ (2018) y ‘Don Carlo’ (2019)-, y que volverá en septiembre con otro, ‘Un ballo in maschera’, que inaugurará la próxima temporada.

Las medidas de seguridad para el público son estrictas: control de temperatura, mascarilla, manos desinfectadas con gel y paso por alfombrillas higiénicas. La reducción del aforo se debe a que alrededor de cada butaca ocupada habrá otras dos libres. Se repartirán 30.000 mascarillas al público, todos los días se higienizará el teatro durante ocho horas y 30 personas limpiarán los elementos comunes durante cada función. 

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