danza

Dos bailarines aragoneses, maestros en todo el mundo

Diego Cruz y Jorge García Pérez han creado durante el confinamiento sendas plataformas digitales usadas por cientos de profesionales

El bailarín aragonés Jorge García Pérez, en una de sus actuaciones
El bailarín aragonés Jorge García Pérez, en una de sus actuaciones
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Bailarines profesionales de todo el mundo tuvieron que encerrarse en los últimos meses en sus casas a consecuencia de la covid-19. Para paliar la falta de actuaciones y ensayos, dos plataformas digitales les han ofrecido esos días (les siguen ofreciendo aún) ‘masterclasses’ con prestigiosos coreógrafos y bailarines. Las dos tienen algo en común, y es que han sido creadas por aragoneses.

Los bailarines solistas Diego Cruz, del Ballet de San Francisco, y Jorge García Pérez, del de Basilea, han desarrollado una idea parecida, casi simultáneamente y a miles de kilómetros de distancia.

DanceLive Europe, de Jorge García Pérez, y Worldwide Ballet Class, de Diego Cruz, son dos de las grandes ideas culturales nacidas en el mundo al calor del confinamiento. García Pérez puso en marcha la suya junto al gallego Rubén Cabaleiro, solista del Ballett am Rhein de Düsseldorf y Duisburg. «Conocí a Rubén hace 14 años en Zúrich y sintonizamos muy bien –relata Jorge García–. En Suiza empezaron a cancelarlo todo por la pandemia a partir del 13 de marzo, y a la segunda semana de estar parado vi que muchos de mis compañeros se habían quedado ‘colgados’, que sus propias compañías no les prestaban ningún apoyo para seguir en forma durante el parón. Y vi también que estaban abandonados a su suerte los ‘freelance’ que no pertenecían a ninguna compañía. Hablando con Rubén, se nos ocurrió crear una plataforma ‘online’ donde ofrecer clases gratuitas a nivel profesional».

"Primero fueron clases gratuitas tanto de ballet como de danza contemporánea –añade–, pero muy pronto empezamos a ofrecer también clases de otras disciplinas que nos vienen muy bien a los bailarines, como yoga o gyrokinesis, o incluso cocina especializada. Hablamos con bailarines muy conocidos a nivel internacional, y la verdad es que todos estuvieron muy dispuestos a colaborar. Hasta a nosotros nos sorprendió la rapidez con la que la plataforma se convirtió en viral dentro de nuestro mundillo".

Bailarines profesionales de los cinco continentes, desde Estados Unidos a Singapur, se fueron ‘enganchando’ a la plataforma, que inició su programación el 13 de abril y que desde entonces ofrece cada día al menos tres clases gratuitas, en inglés y con una duración de entre 75 y 90 minutos.

Más de medio centenar de coreógrafos y bailarines han impartido sus conocimientos hasta ahora en DanceLive Europe y ha habido clases seguidas por más de un centenar de bailarines profesionales de todo el mundo.

«Todo lo hemos hecho por amor al arte, y nunca mejor dicho», subraya Jorge. Pero ahora el confinamiento ha terminado en la mayor parte de Europa, los bailarines han vuelto al trabajo y los dos creadores de la plataforma se están planteando su futuro. De momento, sigue viva.

"Continuamos porque la respuesta y el apoyo han sido increíbles –apunta–. Aunque en algunos países como en el que yo vivo, Suiza, el confinamiento ha sido ligero, la mayoría de los bailarines se han sentido muy solos. Muchos nos escribían y nos decían que las clases eran los mejores momentos de su jornada. Era importante también conseguir, como lo hemos hecho, que los profesores fueran primeras estrellas de los principales ballets del mundo. Al final hemos ido creando una especie de familia. A partir de ahora, que todo el mundo vuelve a sus trabajos, habrá que repensar el proyecto. No me gustaría que se convirtiera en una página de pago".

Además de las clases, DanceLive Europe organizó la primera gala de danza ‘online’ celebrada en todo el mundo, en la que participaron desde su casa estrellas como la gallega Dores André (San Francisco Ballet), Mara Galeazzi (Royal Ballet of London), Rubén Julliard (Ballet du Rhin), Jia Yong Sun y Solève Burel (Béjart Ballet Lausanne) y Marc Jubete Bascompte (Hamburg Ballet), entre otras.

Al otro lado del Atlántico, Diego Cruz ha creado otra plataforma. "A nosotros nos enviaron a casa el 17 de marzo –relata–. Un amigo mío había dado clases de danza a través de la plataforma Zoom, y a mí se me ocurrió hacer algo parecido, en principio solo para bailarines de mi formación, el San Francisco Ballet, y sin más pretensión que ayudar a que todos nos mantuviéramos en forma. Esa misma semana empecé, con clases el jueves, el viernes, y un amigo dio la del sábado, y cuando vi el entusiasmo con el que se acogió la iniciativa decidí abrirlo a todo el mundo e invitar a maestros de otras formaciones, un poco para estimular a la gente y llevarles algo de alegría a sus casas durante el parón por el confinamiento".

Diego Cruz tampoco ha estado solo en su travesía. Rubén Martín, bailarín aragonés que en la actualidad está en Washington, se sumó muy pronto al proyecto y contribuyó con su conocimiento y sus ganas de trabajar.

La plataforma lleva viva ya trece semanas, y por ella ha pasado a dar clases personalidades como Julie Kent, Meelis Pakri, Felipe Díaz, Ángel Corella o Andrey Klemm.

"Llevamos ya trece semanas de funcionamiento y poco a poco se nos han ido añadiendo bailarines y aficionados. También se nos une gente que quiere ver cómo son las clases de ballet de los profesionales. Ahora tenemos una media de 150 personas por clase y 12.000 seguidores en Instagram, lo que está muy bien, aunque también ha habido semanas difíciles, de estar muchas horas delante del ordenador. Pero el agradecimiento de la gente nos ha dado mucha vida".

También está pensando en el futuro de la plataforma. "En el futuro quizá se vuelva de pago –concluye–. Ahora, obviamente, es gratuita: si los bailarines no cobran su sueldo no sería lógico que pagaran por las clases. Pero en el futuro, quién sabe".

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