Rosario Fraile: "Nadie lee poesía en papel igual que en formato digital"

La directora de la Biblioteca de Aragón desde febrero  anuncia la reapertura de la sala de estudio para el 15 de junio

Rosario Fraile, directora de la Biblioteca de Aragón desde el pasado mes de febrero, entre las estanterías del centro.
Rosario Fraile, directora de la Biblioteca de Aragón desde el pasado mes de febrero, entre las estanterías del centro.
Guillermo Mestre

La pamplonesa Rosario Fraile llegó a la dirección de la Biblioteca de Aragón en febrero pasado, tras la jubilación del anterior director, Alberto Lafarga. Apenas tuvo tiempo de asumir el cargo y estalló la crisis del coronavirus. Pero el centro no le era ajeno. Licenciada en Filosofía por la Autónoma de Madrid, llegó a la biblioteca en 1990. Dos años más tarde, tras aprobar las correspondientes oposiciones, se ocupó del archivo y biblioteca de las Cortes de Aragón. En 1998, tras otras oposiciones, se incorporó a la Biblioteca Pública de Huesca como directora. En 2018 pasó a desempeñar la dirección de la Biblioteca Pública de Zaragoza. Ya se ha asentado en el edificio de Doctor Cerrada, 22.

¿Cómo ha sido la vuelta a la actividad?

Hemos tenido que hacer un importante esfuerzo para adaptarnos a la nueva situación. Y es que toda la biblioteca está diseñada pensando en el libre acceso del público. Aquí el usuario, habitualmente, viene, pasea entre las estanterías, coge los volúmenes que pueden interesarle, los hojea y finalmente deposita en el mostrador el libro que quiere llevarse a casa. El servicio que prestamos ahora es bajo demanda, no tiene nada que ver. Pero estamos contentos: en los primeros tres días hicimos más de 600 préstamos.

¿Cómo funciona ahora?

El lector puede solicitarnos un libro a través del catálogo en línea, el correo electrónico o el teléfono, lo preparamos y le avisamos de que tiene dos días para recogerlo. Acude y se lo lleva. Parece sencillo pero no lo es, porque nuestro usuario no está acostumbrado a elegir por catálogo.

El resto de los servicios...

Los ofrecemos adaptados a las medidas que requieren la situación y las autoridades. Cualquiera puede consultar en sala un libro del Instituto Bibliográfico Aragonés, aunque tiene que solicitarlo previamente.

No se mantiene operativa aún la sala de consulta, que era una de las aulas de estudio preferidas en la ciudad. Aunque usted, como bibliotecaria, a lo mejor se alegra.

No. A los bibliotecarios nos ha caído la leyenda negra de que no queremos que nuestras salas de consulta se conviertan en aulas de estudio. Y no es así. El próximo lunes 15 ofreceremos el servicio de estudio en sala, una vez hemos podido garantizar las medidas sanitarias. La consulta de fondos de referencia ya se venía ofreciendo desde la apertura.

Se han echado a faltar las bibliotecas en las últimas semanas.

Esa reflexión la hemos escuchado mucho en los últimos días. Y es que las bibliotecas públicas van mucho más allá del mero préstamo de libros. Por eso los sociólogos las han definido como el ‘tercer lugar’, por detrás de la casa y el puesto de trabajo. Un lugar cómodo, agradable...

... al que se puede ir en familia. ¿Cuándo tiene previsto reabrir la zona infantil?

Será el último servicio que pondremos en marcha. Es un sitio al que muchos niños acuden con sus abuelos, y donde a veces, por sus características y público, resulta difícil garantizar la distancia de seguridad. Solo volverá a funcionar con garantías totales de seguridad. Pero seguimos con las actividades de cuentacuentos en nuestro canal de Youtube.

¿Y las actividades culturales?

Eran otro de nuestros atractivos. Como en verano no se programaban, las repensaremos en septiembre. El préstamo interbibliotecario también lo retomaremos en septiembre. Es lo más razonable.

Durante el confinamiento tiene que haber avanzado mucho el libro en formato digital.

Se han doblado los préstamos en Ebiblio, la plataforma de préstamo digital.Pero el libro en papel no desaparecerá. Es algo que se ha vaticinado varias veces pero yo creo que todos los formatos convivirán. Cuando salió el cedé también se dijo que era la muerte del libro en papel, y no solo no ocurrió, sino que ya hay nativos digitales que no saben lo que es un cedé porque se han iniciado directamente con el ‘pendrive’. Las encuestas dicen que los lectores eligen lo que quieren leer y su formato. La poesía no se lee igual en papel que en formato digital.

¿Qué le falta a la biblioteca? ¿Qué va a intentar cambiar?

A cualquier institución que preste un servicio público le gustaría tener más medios... Pero, en realidad, lo único que me ha sorprendido al incorporarme es la poca visibilidad que tienen servicios esenciales que prestamos habitualmente. Casi nadie sabe, por ejemplo, que prestamos servicios a 110 bibliotecas municipales, y hay que tener en cuenta, como se ha demostrado durante la pandemia, que la biblioteca es un pilar de la comunidad rural. Quiero esforzarme en que se conozca toda nuestra labor.

¿Que hace grande a una biblioteca?

Indudablemente, los servicios que presta. Para que una biblioteca funcione debe tener una buena colección, pero también profesionales enamorados de ella. Este trabajo es apasionante: cada libro es un pequeño tesoro.

En España no se lee y no se va a las bibliotecas. ¿Es un tópico?

Nuestros índices de lectura son cada vez más altos. Y, sí, la llegada del mundo digital ha hecho que dejemos de ser el gran acceso a la cultura fuera del hogar. Pero seguimos manteniendo algunas ventajas. Los ciudadanos perciben a las bibliotecas como lugares seguros, como espacios de libertad, y a medida que se imponga cada vez más el mundo digital, crecerá el aprecio a las bibliotecas como lo que ya son, lugares de encuentro.

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