Las excavaciones arqueológicas de verano, reducidas casi a la nada por el coronavirus

Los directores de los yacimientos ven imposible compaginar el trabajo con las medidas de seguridad

Excavación arqueológica en el interior de la cueva P5 de Aguilón. Como en muchas otras cuevas y abrigos, es prácticamente imposible mantener la distancia de seguridad. Los cuadrados de la red de cuerda que guía los trabajos de los arqueólogos miden un metro de lado.
Excavación arqueológica en el interior de la cueva P5 de Aguilón. Como en muchas otras cuevas y abrigos, es prácticamente imposible mantener la distancia de seguridad entre los que participan en la excavación. Los cuadrados de la red de cuerda que guía los trabajos de los arqueólogos miden un metro de lado.
Carlos Mazo

Las excavaciones arqueológicas están paradas, tanto las campañas de investigación en el extranjero (la que España desarrolla en el valle de los Reyes egipcio, por ejemplo) como los proyectos punteros dentro de nuestro país (Atapuerca). En Aragón, los efectos de la covid-19 han venido a sumarse a la crisis económica y a las dificultades de gestión del sector arqueológico, y este verano las excavaciones van a quedar reducidas a la mínima expresión.

A fecha de hoy, según reconocían ayer fuentes del Departamento de Educación y Cultura, apenas se han presentado un par de solicitudes de permiso para realizar excavaciones. Y, en cualquier caso, "existen todavía muchas incertidumbres derivadas de cómo puede ir avanzando la desescalada", añadían. Aunque en las próximas dos o tres semanas se podría presentar alguna solicitud más, lo cierto es que la mayoría de los arqueólogos da el verano por perdido.

"Tengo muchas dudas –explica Lourdes Montes, que antes de la crisis había decidido parar los trabajos en el yacimiento neandertal de Arén para estudiar lo encontrado, pero quería seguir la excavación en un abrigo en Biel–. Disponemos de dinero para trabajar, podríamos hacerlo... pero no sé si debemos". Hay un problema añadido de gestión, y es que, por cuestiones administrativas, el dinero de un proyecto de investigación no puede gastarse en cuestiones como el traslado y alojamiento de los alumnos que trabajan (y aprenden) en los yacimientos. Para solventar el escollo, los directores de cada proyecto suelen acudir a ayuntamientos y comarcas, pero no siempre es viable. "Para mí el patrimonio histórico es algo fundamental –resume Montes–. Pero entiendo que en estos momentos haya otras prioridades. Creo que, dada la situación que vive el país, este año no vamos a hacer nada que suponga pedir una ayuda pública. Lo nuestro no es tan importante como otras cosas".

Además, trabajar en una cueva o abrigo rupestre, como es su caso, aún tiene una dificultad añadida. La superficie del yacimiento suele ser tan limitada que resulta imposible mantener la distancia de seguridad o no compartir material.

"Creo que este año no excavaremos –asegura Carlos Mazo que, junto a Marta Alcolea, dirige el proyecto de investigación en una cueva de Aguilón–. Pero vamos a ver qué ocurre en las próximas semanas. Nosotros solemos excavar en el mes de julio y queremos saber qué condiciones se requieren. Si fueran las que rigen hoy en día, resultaría imposible excavar. En abrigos reducidos es prácticamente imposible mantener dos metros de distancia. Y puedes excavar un rato con mascarilla, pero hacerlo ocho horas requiere un esfuerzo tremendo. Incluso el traslado del equipo al yacimiento puede ser problemático... Los presupuestos son tan pequeños que cualquier gasto imprevisto es un escollo. Creo que este año habrá que dedicar la campaña a otras cosas:tomar muestras, estudiar materiales... En cualquier caso, el permiso se solicita a la DGA para todo el año, así que igual en diciembre se puede excavar algo".

Aunque el espacio de los abrigos rupestres condiciona mucho el trabajo, tampoco cuando este se desarrolla al aire libre está exento de problemas. "Tenemos dinero de Madrid para un par de proyectos , pero no hay manera de justificar el pago del alojamiento para los alumnos –señala Pilar Utrilla–. Ahora está todo parado por la covid-19 o por la Justicia". Y es que Utrilla tenía pensado cribar el material de la cueva de Chaves que acabó en una escombrera para intentar recuperar algo de lo mucho que se perdió en ese atentado cultural. Pero el empresario Victorino Alonso no ha entregado el coto de caza y ese cribado, aunque iba a ser al aire libre y se podían mantener distancias, no se va a hacer este verano.

En situación complicada se encuentran también Bilbilis y Valdeherrera, cerca de Calatayud. Carlos Sáenz, que dirige los trabajos junto a Manuel Martín-Bueno, apunta que "todavía no hemos tomado una decisión sobre el yacimiento pero va a ser muy complicado. Nosotros excavamos con alumnos que duermen en habitaciones dobles, triples y cuádruples. Teníamos previsto empezar en julio, pero, por responsabilidad, lo lógico es que no excavemos. Pediremos el permiso correspondiente pero para hacer mantenimiento y otras tareas necesarias".

Mientras, Javier Andreu, que coordina los trabajos en el yacimiento de Los Bañales de Uncastillo junto a Juan José Bienes, va a emprender una nueva campaña la próxima semana. "En estos días queremos iniciar el desbroce del terreno, y la idea que llevamos es trabajar allí hasta finales de agosto". No han querido desaprovechar el esfuerzo económico que había hecho este año la Comarca de Cinco Villas en apoyo del proyecto.

Pero va a ser, obviamente, una campaña atípica. De momento, entre el 18 de mayo y el 28 de junio van a trabajar sin alumnos, solo el arqueólogo Juan José Bienes y dos operarios contratados por la comarca. Luego llegarán los dos turnos tradicionales con estudiantes, pero con formato diferente.

"Lógicamente, habrá que mantener las medidas de seguridad que correspondan. De entrada, las solicitudes que teníamos desde el extranjero las hemos rechazado. Y hemos limitado el número de alumnos a 7 u 8 por turno". Actos ya tradicionales, como la jornada de puertas abiertas que cerraba la campaña, y que congregaba siempre a cientos de personas en el yacimiento, se han modificado. "Se realizarán tareas de divulgación, pero a través de internet –apunta Andreu–. Siempre hemos sido muy activos en las redes sociales y este año lo vamos a ser más".

"Los trabajos arqueológicos se centrarán esta campaña en un edificio público delimitado por dos monumentales columnas toscanas y en la habitación central de una vivienda donde encontramos restos de un derrumbe con vestigios de pintura mural. Ahora los retiraremos para su posterior restauración". 

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