arqueología

Dos ciervas de hace 7.000 años en Ordesa

Un estudio subraya la importancia de las pinturas de arte rupestre levantino descubiertas en una roca  desprendida  en Fanlo, en el parque oscense

Una de las ciervas de arte rupestre levantino descubiertas en Fanlo
Una de las ciervas de arte rupestre levantino descubiertas en Fanlo
Javier Rey

Hace unos meses saltó la noticia, luego se dio ya un adelanto en el Congreso de Arqueología y Patrimonio Aragonés, pero ahora el hallazgo se revela en toda su magnitud en un artículo del último número de la revista ‘Bolskan’: un equipo de arqueólogos ha identificado arte rupestre levantino en una enorme roca desprendida de las montañas en el municipio oscense de Fanlo, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Se trata del testimonio de este arte rupestre hallado hasta ahora a mayor altitud (1.650 metros sobre el nivel del mar) y más al norte de la Península Ibérica. Las pinturas, además, están completamente a la intemperie, lo que hace más raro el que hayan llegado a nuestros días en aceptable estado de conservación.

«Es un hallazgo excepcional, sin duda, y nos hace replantearnos muchas cosas sobre el hombre del Neolítico y su relación con la alta montaña», asegura el arqueólogo Javier Rey, que firma el artículo de la revista ‘Bolskan’ junto a Ignacio Clemente, Ermengol Gassiot y Aitor Ruiz-Redondo.

Las pinturas rupestres de O Lomar (Fanlo) fueron descubiertas en 2014 por un vecino de la zona, Jaime Vaz-Romero, que puso su hallazgo en conocimiento del Centro de Estudios de Sobrarbe que, a su vez, lo comunicó al Gobierno de Aragón. Las pinturas están al alcande de la mano, en un enorme bloque de piedra que ha rodado por la ladera desde un afloramiento natural de roca que se encuentra en un nivel superior. El bloque tiene unos ocho metros de longitud, cuatro de anchura y otros tantos de altura, y las pinturas se localizan en uno de sus extremos. Están a tan solo 1,5 metros de altura y ocupan un metro cuadrado de la superficie de la roca.

«Yo había hecho sondeos arqueológicos en la Cueva de Coro Tracito (Tella Sin, Huesca) y habíamos descubierto vestigios neolíticos –relata Javier Rey–. Desde 2011 formo parte del Grupo de Arqueología de Alta Montaña, junto a Ignacio Clemente y Ermengol Gassiot, y decidimos iniciar un estudio en Ordesa y Monte Perdido, más concretamente en el Puerto Medio de Góriz y el entorno de la ermita de San Urbez. Y comprobamos que era cierto, que en esa roca desprendida hay pinturas rupestres». Los especialistas las fechan, en principio, a principios del Neolítico, con unos 7.000 años de antigüedad.

A simple vista se aprecian claramente la figura de dos ciervas. Una de ellas mira a la izquierda, con la cabeza levantada y actitud serena y estática. Como detalles anatómicos presenta las dos orejas en forma de ‘v’ y, quizá, la indicación de la boca. Las extremidades se hallan bastante deterioradas pero se aprecian las anteriores y, al menos, una posterior. Según el estudio publicado en ‘Bolskan’, la cierva «ocupa la zona superior izquierda del panel y ha sido pintada mediante la aplicación de una tinta plana de color rojo que rellena toda la superficie interior del animal. La zona de los cuartos traseros tiene un color más anaranjado, que podría deberse a un repintado antiguo de la misma. Es la mayor figura conservada del panel, con una longitud de 23 centímetros y una anchura de 18».

La segunda cierva mira en dirección contraria y tiene prácticamente las mismas características que la anterior, aunque quizá esté más deteriorada. «Como en la otra –añade el informe–, la parte más deteriorada corresponde a las extremidades, de las que solamente se conserva el arranque de las mismas en la parte más próxima al cuerpo. Tiene unas dimensiones de 10 centímetros de longitud por 6 de anchura». Por debajo de la cierva anterior se conservan vestigios de otras figuras, aunque solo cabe aventurar, y en el terreno de las hipótesis, la interpretación de una de ellas. «Apenas se pueden apreciar correctamente, hay una figura de difícil interpretación, aunque yo creo que pudiera tratarse de un arquero, del que podrían verse parte de la cabeza, tronco y brazos», apunta Javier Rey. El hecho de llevar varios miles de años a la intemperie explica su deterioro.

El arqueólogo subraya que el hallazgo no es importante solo porque se trate de arte rupestre levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, sino porque "las pinturas han aparecido fuera de las que se suelen considerar como sus zonas tradicionales. Nos han roto los esquemas y nos demuestran que estas zonas no eran un vacío arqueológico durante la Prehistoria, como se había pensado hasta ahora". Las pinturas se protegerán con una valla.

Los arqueólogos han encontrado además vestigios de arte rupestre esquemático en tres puntos del parque, Cueva Lucia, la Mallata de Puértolas de Vió y el abrigo de San Urbez.

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