El Nobel T. S. Eliot escribió que abril era el más cruel. Y a la vez, quizá sea el más bello. El mes de los escritores: de William Shakespeare, de Miguel de Cervantes, de los libros. Ningún año tan accidentado como este: la realidad se ha hecho ficción y el mundo se ha detenido. Y bastantes de los libros, impresos o en prensas, se han quedado a medio a camino: se han suspendido sus presentaciones, no han sido distribuidos o ahora no pueden llegar a sus lectores.

Sergio del Molino, tras su ensayo sobre ‘Calomarde’ (Libros del K. O.), publica la novela ‘La piel’ (Alfaguara). "Una grave psoriasis, que llena el cuerpo de costras y hace imposible mostrar la desnudez, le sirve al narrador para analizar la vida de diversos personajes conocidos que han sufrido las consecuencias de la mala piel", se dice en la promoción de un texto del que ya hablará hoy con sus lectores. El exfutbolista Miguel Pardeza da un salto gigante en su carrera con una ambiciosa novela, ‘Angelópolis’ (Renacimiento), que transcurre en Puebla y es un inventario de las rarezas y el surrealismo del país azteca y de los recuerdos de un jugador que cuenta su ocaso y sus pasiones: desde Nahui Olin y Camus y Sartre, a la personalidad de González-Ruano; indaga en sí mismo, en la soledad, el desafuero y la sensación de fracaso.

ENRIQUE CIDONCHA

Ángel Guinda, retirado del mundo tras una larga batalla con la enfermedad, vuelve con dos libros en un único volumen: ‘Los deslumbramientos’ y ‘Recapitulaciones’ (Olifante). Poesía de la luz y la sombra, poesía grave del alma y de la existencia, palabras medidas que no excluyen ni la filosofía ni la experimentación.

Fernando Sanmartín retorna a la novela y a París con ‘Os contaré la verdad’ (Xordica), la historia de una mujer que se enamora de dos hombres, contada en un texto de aliento lirico y de imágenes sorprendentes. En el mismo sello, Chesús Yuste regresa a la Irlanda negra, costumbrista y gastronómica con ‘La memoria de la turba’. Agustín Sánchez Vidal tiene en prensas su ‘Orson Welles’, que publicará Fórcola.

Miguel Mena también suspendió la presentación de ‘Canciones tristes que te alegran el día’ (Pregunta), que tiene algo de inventario de sus temas: la fusión de ficción y periodismo, de curiosidad y azar; habla del futbolista Badiola, de un joven asesinado por ultras, de Orwell, de su hijo Daniel    y de enigmas de familia en la Guerra Civil y de un acoso sexual en su adolescencia. Magdalena Lasala reedita, en Pregunta, ‘Jimena’, su novela de la esposa del Cid, donde se alían la relectura, la dignidad y la belleza. Pregunta también publica el poemario ‘Marcha por el desierto’ de Sandra Santana.

Margarita Barbáchano firma ‘Las imperfectas’ (Los Libros del Gato Negro), relatos de mujeres que van hallando su sitio en el amor y en la vida. Irene Vallejo, una de las autoras del año con su extraordinario ensayo novelado ‘El infinito en un junco ‘(Siruela), entrega otra selección de sus columnas de HERALDO en ‘El futuro recordado’ (Contraseña). Luis Zueco cambia de registro sin dejar la novela histórica en ‘El mercader de libros’, donde narra la historia de un comerciante del XVI   que busca un raro ejemplar robado en la mayor biblioteca de Occidente, creada en Sevilla.

Daniel Nesquens publica dos nuevos libros: ‘Doce pingüinos y tres tigres’ y ‘Mi abuelo tenía un hotel’ (Premio Anaya de Literatura Infantil), ambos en Anaya, textos con ecos de Gianni Rodari, con su mirada tan particular: cotidiana y fantástica, rebosante de humor y de juego. Ana Alcolea y David Guirao firman una nueva entrega en común: ‘El abrazo de las amapolas’ (Anaya). Y Sandra Andrés Belenguer publica su novela más ambiciosa y erudita: ‘La llave de Blake’, una investigación y un viaje en el tiempo y por Europa motivados por el poeta y pintor William Blake.

Entre los cómics se impone uno: ‘Casablanca, Madrid, París’ (GP Ediciones). Guionizado y dibujado por Óscar Sanz, es una historia del Zaragoza de Víctor Fernández que conquistó París y la Recopa, el 10 de mayo de 1995.