ENTREVISTAS PANDÉMICAS

Los Gandules confinados: "Predijimos el reguetón y otras desgracias, pero esto no lo vimos venir"

Ellos ya trabajaban en bata antes del encierro forzoso. La pareja cómico-musical, que sueña con sustituir las videollamadas por un tam-tam, acaba de lanzar 'Pipí Can Can', un adelanto del que será su nuevo disco. 

Roberto Montañés, la mitad de Los Gandules, en pleno confinamiento.
Roberto Montañés, la mitad de Los Gandules, en pleno confinamiento.
Heraldo.es

Llevan trabajando en bata toda la vida. Ahora que se estila el teletrabajo, ¿se consideran unos visionarios?

Siempre hemos pensado que nos gustaría que la gente viniese a vernos a casa, en vez de tener que viajar a los sitios. En plan zoo de grandes felinos o Céline Dion en Las Vegas. Autobuses de finlandeses y noruegos parando en el Rausan de camino a Zaragoza para ir a ver a Los Gandules. También nos sirve que otros vayan a tocar y nos traigan el dinero a casa en sobres marrones.

Son de bata en el escenario. ¿Y para las videollamadas?

Cada videollamada que hemos hecho ha sido con una aplicación diferente y estamos hasta el gorro de registrarnos, colgar sin querer, que se acabe la batería cuando te van a decir la única cosa interesante en tres horas, o que tu madre, tras haber sudado tinta para conseguir hablar con ella, no te haga luego ni puñetero caso. Abogamos por la vuelta del tam-tam y las señales de humo, así de modernos somos. Las videollamadas en el escenario todavía no las hemos probado, pero nos gustaría videollamar un día a Trump y cantarle alguna canción sobre el hierro de las lentejas, que está muy blancucho.

Santiago Díaz, la otra mitad de Los Gandules, posa con un perro, fuente de inspiración para su nuevo sencillo.
Santiago Díaz, la otra mitad de Los Gandules, posa con un perro, fuente de inspiración para su nuevo sencillo.
Heraldo.es

¿Qué estaban haciendo cuando el mundo se paró?

Estábamos desbrozando el huerto y grabando un nuevo disco con la idea de tenerlo para otoño. Aún no lo descartamos, pero nos estamos perdiendo la primavera, que nos inspira mucho. 

Supongo que están confinados cada uno en su casa. Están acostumbrados a las grabaciones caseras, pero ¿esta situación les está suponiendo un reto extra a la hora de trabajar juntos?

Normalmente trabajamos bastante poco. Nos vemos para actuar y un par de días más entre semana. En realidad, nos vemos más de lo que nos gustaría. Pero cuando preparamos un disco, como es el caso, quedamos casi todos los días. Ahora no sabemos qué hacer. Además, tenemos que desplazarnos, porque vivimos uno en Calatayud y otro en Luco de Jiloca. Nos pasa como con Andy y Lucas, que no se sabe quién de los dos vive dónde.

¿Han estado alguna vez tanto tiempo sin verse?

Pues no nos acordamos, la verdad es que desde que escapamos a Laos y Camboya por aquel asunto, no.

¿Cómo se las ingenian para seguir adelante con ese disco que preparaban?

Pues estábamos haciendo chorradas nuevas para ir renovando el repertorio y podríamos seguir trabajando mediante videollamadas. Aunque ninguno de los dos lo ha propuesto por miedo a que el otro diga que sí y caigamos en ese infierno. Así que seguimos con el tam-tam y las señales de humo. Pero mejor con el tam- tam. Mira, parece el nombre de una aplicación de videollamada. 'Tam-Tam', ahí lo dejamos para el que lo quiera. Es posible que saquemos mas vídeos como el de 'Pipí Can Can'.

 'Pipí Can Can' es un adelanto del disco sobre gente que pasea perros. ¿Es una casualidad o un mensaje ahora que los dueños de perros son tan envidiados?

Es casualidad, pero hace honor a nuestra fama de visionarios. Nosotros predijimos el reguetón y otras desgracias, pero esto no lo vimos venir. Sólo lo de los perros. De pequeños teníamos un perro imaginario que se llamaba Rufo y éramos amigos. Rufo ha vuelto a casa justo ahora, pero nos han dicho que perros imaginarios de la infancia no sirven para pasear en estado de alarma.

¿Qué es lo mejor y lo peor del confinamiento para ustedes?

Estar en casa y estar en casa. Lo bueno es que descubres voces nuevas en tu cabeza, ¿verdad, Rufo?

¿Lo primero que harán cuando salgan?

Cerrar la puerta por fuera y luego lo de siempre… Salir a por el 'Heraldo', echarles miguicas a las palomas, mirar unas obras apoyados en una barandilla, criticarlas un poco... Y pensar a qué cafetería vas a ir mañana a robar otra vez el 'Heraldo'. 

¿La situación les resulta inspiradora o se están dando a la molicie?

Ponemos en práctica una frase que decía nuestro abuelo: “A veces me canso de estar sentado y me tengo que tumbar”. Pero la situación es poco inspiradora para la risa. A veces nos semirecostamos e, incluso, sentamos, para poder volver a tumbarnos... cuando se acaba la pizza. 

¿Aprovechan para cantarles a los vecinos desde el balcón?

No tenemos balcón, tenemos ojos de buey.

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