literatura. cuentos contra el virus

'Lejía', un relato de la escritora y bibliotecaria Eva Puyo

La autora de 'Ropa tendida', con motivo del coronavirus, aborda la relación entre una madre y una hija a través de este producto de limpieza

Eva Puyo. Cuentos contra el virus, 23
Eva Puyo repara en la importancia de la lejía en la vida y en la soledad de una mujer madura.
Víctor Meneses.

Desde que el Gobierno ha decretado el confinamiento de la población por el coronavirus, mi madre habla conmigo todos los días. Cuando escucho el sonido del teléfono fijo, corro por el pasillo de casa, pero a veces no llego a tiempo de descolgar el aparato y tengo que devolver la llamada. "¿Qué haces?", suelo preguntar a mi madre como modo de comenzar nuestra charla. "¿Pues qué voy a hacer? Nada. Estar aquí. Vosotros aún tenéis algo que hacer con la pequeña, pero lo que es mi caso...", contesta. Yo le respondo con cierta retranca: "Más bien nosotros no podemos hacer nada debido a que tenemos que cuidar de la niña, además de ocuparnos del teletrabajo". Mi marido y yo bromeamos acerca de la cantidad de libros que leeríamos y de las muchas películas que veríamos en el caso de que este confinamientos nos hubiera tocado en la época en que no teníamos hijos. «El encierro sería entonces un paraíso», decimos entre risas. Pero, en realidad, estoy muy preocupada por lo que pueda suceder. Temo que fallezca antes de tiempo la gente a quien quiero, o que sufra las consecuencias de la crisis económica que se anuncia.

Nada de esto comento con mi madre. Ella y yo hablamos, sobre todo, de nuestras salidas al supermercado, de los artículos que compramos y de los que escasean en las estanterías de los comercios. «La lejía ha resurgido», me dice en uno de estos diálogos, cuando le confío que llevo varios días sin encontrar un bote a la venta. A mi madre le complace que se vuelva a usar este producto de limpieza que ella nunca ha abandonado, a pesar de que en los últimos años se hayan puesto de moda otros más sofisticados. Yo misma empleo detergentes perfumados que anuncian en la etiqueta que no contienen lejía entre sus componentes para evitar la intoxicación de los niños. Uno de mis recuerdos de infancia, sin embargo, es el olor de la lejía en las manos de mi madre. Ella la utilizaba tanto en nuestra casa, como en las casas a las que iba a trabajar como asistenta. No se ponía guantes cuando la aplicaba, pese a mis regañinas. Al acabar la jornada, se daba una crema suavizante en las manos que no ocultaba del todo el aroma penetrante de aquel líquido. Quizás muchas mujeres de mi generación hemos relegado este producto de nuestros armarios debido a este recuerdo de infancia, que asociamos a una época de mayor miseria. "La lejía es el mejor desinfectante, junto al agua y al jabón", defiende mi madre por teléfono. Después, me comenta que cree que pasará mucho tiempo hasta que los españoles volvamos a besarnos y a acercarnos tanto los unos a los otros como hacíamos antes. En realidad, mi madre y yo no prodigábamos las muestras físicas de afecto entre nosotras antes de esta pandemia. Del mismo modo que si quisiéramos mantener un cierto grado de esterilización, apenas solíamos tocarnos al saludarnos o al despedirnos tras una visita. 

Quizás a partir de ahora, precisamente, nos mostremos más cariñosas la una con la otra. Alargo un poco la conversación telefónica, sin hacer caso a la sugerencia de mi madre de que la dejemos enseguida porque estaré "muy ocupada". Desde que ella se quedó viuda hace unos años, la soledad le pesa. Yo soy afortunada por estar acompañada de mi pareja y de mi hija. Algunas noches en que la niña se desvela y viene a nuestra cama, dormimos los tres tan cerca que nuestros alientos se entremezclan. Entonces, respiro hondamente el aroma de mi hija con el deseo de que permanezca para siempre en mi memoria. Tras unos minutos de charla insustancial, despido a mi madre con el consejo de que se cuide. Cuando por fin podamos vernos quizás no nos abracemos, pero me gustaría reencontrar el olor que desprenden sus manos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión