DÍA DE LA MUJER

El difícil arte de conciliar

Los oficios creativos no están libres de la dificultad para muchas mujeres a la hora de lidiar con trabajo y familia. Artistas y galeristas reflexionan sobre cómo hacer compatibles hijos y musas.

De izquierda a derecha, las artistas Carla Nicolás y Gema Rupérez y la galerista Patricia Rodrigo
De izquierda a derecha, las artistas Carla Nicolás y Gema Rupérez y la galerista Patricia Rodrigo.
Guillermo Mestre

Si el tópico de la vida bohemia del artista tiene algún viso de realidad, no hay como charlar con una madre del mundillo para que explote la burbuja. "Desde que soy madre he aprendido a gestionar la frustración", dice Carla Nicolás, madre de Valeria, de 2 años. Artista plástica y propietaria de El Calotipo, Carla viene de exponer en el Palacio Montemuzo 'Abrigo', un trabajo creativo, precisamente, en torno a la maternidad. El embarazo en especial, pero también la crianza le supusieron "un chupinazo creativo" y, al mismo tiempo, la obligación de "tener que aprender a priorizar".

Hasta aquí nada que no suceda en cualquier familia en la que los hijos vienen a revolucionar la agenda cotidiana, pero la cuestión adquiere otra dimensión en un mundo, el del arte, en el que lo contemplativo o el momento creativo, que surge cuando surge, forman parte troncal del trabajo. Las musas, en definitiva, no siempre están dispuestas lidiar con las exigencias del aquí y ahora que a menudo conlleva la crianza.

Carla Nicolás.
Carla Nicolás.
Guillermo Mestre
"Ser madre me supuso un chupinazo creativo, pero también me ha enseñado a gestionar la frustración". Carla Nicolás, artista

Gema Rupérez, una de las artistas aragonesas con más proyección internacional (actualmente prepara exposiciones en Lisboa, Mallorca y Costa Rica) y que además es docente, sigue la estela argumental de Carla cuando se le pregunta qué le ha supuesto convertirse en madre de Manuela, que ahora tiene cuatro años y medio: "Tuve que organizarme, no podía estar las 24 horas los siete días de la semana dedicada a mi trabajo o en busca de inspiración". "Me vi en la necesidad de tener que hacer malabares con todos mis proyectos, y con la complicación de pensar: "Tengo dos horas y me tiene que salir". Reconoce que echa "en falta no tener que mirar el reloj" porque, opina, "tener el tiempo tan parcelado es una distorsión, una incomodidad creativa". A su juicio y paradójicamente "la flexibilidad horaria de las artistas juega en ocasiones en nuestra contra porque parece que estamos 'a disposición de'"

Para Gema, que no ha "sentido la necesidad" de explorar el asunto de la maternidad en su obra, cree que el problema no viene de la situación en sí, esperable cuando se tiene un hijo, sino cuando una se compara: "Es injusto que las madres tengamos que estar siempre en máxima tensión, que tengamos que hacer el doble solo para estar ahí. Para mí las noches son una tercera jornada laboral".

Gema Rupérez.
Gema Rupérez.
Guillermo Mestre
"Es injusto que las madres tengamos que estar siempre en máxima tensión". Gema Rupérez, artista

Carla cuenta cómo, por ejemplo, ser madre le ha quitado horas de lectura. Puede parecer un detalle, pero un su mundo no deja de ser, dice, "una merma creativa".

Patricia Rodrigo, por su parte, regenta un negocio que son cuatro: un tienda de enmarcaciones, un 'coworking', un empresa de arquitectura efímera y la galería Antonia Puyó. En su casa, la llegada de Lola, que ahora tiene 3 años, ha puesto en marcha a "la tribu", sin la cual le hubiera sido imposible llegar a todo, sobre todo en los primeros momentos. Para Patricia (y para Gema y Carla), su pareja y su familia fueron "fundamentales", pero admite que a veces le ha pesado un "sentimiento de culpa".

Las tres, con todo, tienen a sus propias hijas como motor de su trabajo. "Me gusta que venga a las exposiciones, que esté en las cosas que hago", dice Gema. "Quiero que mi hija participe", afirma Carla. La de Patricia ha ido ya a siete ferias de arte lo que, por cierto, le sugiere a la galerista una de las claves que, a su juicio, pueden ser de ayuda a la hora de aumentar la presencia de las mujeres en el mundo del arte: "Debería haber guarderías en las ferias".

Aunque en este terreno también surge un pero. Carla, por ejemplo, tiene clavado el tiempo que pasó en Madrid, en la Casa Velázquez en lo que, en principio, iba a ser el 'disfrute' de una beca. No fue así exactamente, entre otras, cosas, porque el reglamento de la institución, que depende del Estado francés, prohíbe a los niños pernoctar en el edificio cuando van a visitar a los padres becados (para lo que hay que pedir permiso previo). Tampoco pueden los niños asistir a las actividades cara al público de la institución.

Todas creen que debería haber mecanismos que facilitaran a las artistas poder viajar con sus hijos, ya sea por una beca o para el montaje de una exposición, por ejemplo.

Patricia Rodrigo.
Patricia Rodrigo.
Guillermo Mestre
"Debería haber guarderías en las ferias de arte". Patricia Rodrigo, galerista

A este respecto, surge otra cuestión que, a su juicio, penaliza doblemente a la mujer, madre y artista: la precariedad.

Gema Rupérez subraya particularmente este aspecto. "Cuando tuve a Manuela me sentí a la intemperie". Carla añade: "Ser madre y artista, en ocasiones, te sitúa en la periferia de la periferia".

De ahí que defiendan políticas que apoyen el arte femenino. "La mujer ha estado secularmente invisivilizada en el mundo del arte", sostiene Gema, quien cree que "hay que posicionarse claramente en este sentido porque no se puede consentir que la sociedad se pierda lo que tiene que decir su 50%".

Explica además que "a través de las asociaciones profesionales se busca que se aplique la Ley de Igualdad que en otros terrenos está muy claro, pero en el del arte no termina de avanzar".

Patricia Rodrigo aboga por la necesidad de que existan ayudas: "Cuando se ponen en cuestión las ayudas a las mujeres que se van a otorgar a mujeres que no lo hacen bien, casi se da por hecho, no lo entiendo...". Gema asiente, si bien no es partidaria en general de exposiciones que engloben a mujeres solo por el hecho de serlo. "Hacen un flaco favor a las artistas, porque tiene que haber un criterio y una base".

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