arte

El conjura de las voces silenciadas: Paloma Navares en la Lonja

La artista burgalesa resume en 'El vuelo' 40 años, de 1978 a 2018, de trayectoria en el vídeo, la fotografía, la instalación y la performance

Paloma Navares y 'El vuelo'.
Retrato de Paloma Navares ante una de sus obras.
Raquel Labodía.

Potente exposición de Paloma Navares (Burgos, 1947), una de las artistas mas reconocidas en el panorama nacional. Su lenguaje se construye desde la práctica interdisciplinar, donde está presente el ensamblaje de técnicas y soportes y, la utilización de materiales industriales. Fotografía y vídeo, con los que crea instalaciones, esculturas, objetos y collages que hablan predominantemente del cuerpo femenino.

Sus primeros trabajos estaban más ligados a la danza y la performance. La trayectoria de Paloma Navares está ligada a una generación de mujeres que a partir de los años sesenta convierten el cuerpo en el potencial artístico e ideológico de su obra. La figura de la mujer se convierte en una herramienta de liberación, un nuevo medio plástico de expresión. Victoria Combalía, al analizar la obra de Paloma Navares, habla de la capacidad de denuncia a través de imágenes de mujeres extraídas de la historia del arte. 

En la videoinstalación ‘El vuelo. Linda maestra. A Goya’, de 2007-2016, Paloma Navares recupera los arquetipos plasmados en el grabado de Goya

"Famosas venus troceadas, o mostradas en tubos en las que combinan la calidez del cuerpo con la frialdad de la estética industrial. Apuntes para penetrar en un lenguaje que pretende incidir y desenmascarar los cánones de belleza a través de la historia". En el trabajo de Navares hay pasión y dolor, estrategia y determinación, épica y muerte.

La exposición retrospectiva exhibe una selección de sus trabajos dentro del reconocimiento a mujeres como Virginia Woolf o Alfonsina Storni, con videoinstalaciones y esculturas, fechadas a finales del los 90 y principios de los 2000, en los que el mar se convierte en el medio en el que renacer a un espacio de luz. 

En 1405 Christine de Pizan –considerada la primera escritora profesional europea– publica ‘La ciudad de las damas’, una apología de la mujer apoyándose en figuras heroicas de la mitología, la Biblia o la historia. Su fuente principal fue la obra anterior ‘De claris mulieribus’ de Giovanni Boccaccio, publicada en 1362. Pero mientras el escritor presenta a estas mujeres ejemplares como casos aislados y excepcionales, en Christine de Pizan prevalece una visión en la que sobresale la identidad de la mujer.

Paloma Navares se apropia de imágenes clásicas de la historia del arte –producidas por hombres–, para cuestionar su uso y desenmascarar los cánones de belleza, impuestos por la mirada masculina. Obras en las que critica la estereotipación de los modelos alejados de la realidad. Así surgen comportamientos como la fatua obligación de acicalamiento para convertirse en la nueva Venus, trascrita en las fotografías ‘Rulos para una melena Boticcelli’ de 2017. 

Paloma Navares y 'El vuelo'.
Aspecto de algunas obras de Paloma Tabares. Creaciones de luz.
Raquel Labodía.

Un resorte ideológico que se preludia en la serie ‘Seducción, Veinte minutos de beauty’ de 1994. La mujer como objeto de decoración social en ‘Milenia, del corazón y del artificio’ (1998), pura tramoya para una impuesta seducción. Un discurso en el que la artista también se replantea la función de la maternidad en la que bidones de plástico albergan imágenes de bebés iluminados. Siempre la crítica reflexiva e incisiva sobre el cuerpo y su representación, su fragmentación y la verdadera identidad femenina.

Paloma Navares construye una mirada acerca de la mujer diferente o alternativa, pero que provoca una discusión interna al desafiar la propia representación iconográfica. Sus trabajos quiebran la divergencia, les proporciona otro volumen, las proyecta sobre otros materiales, trocea lo concreto para dar forma a una nueva competencia dentro de una estructura que se nutre siempre de imágenes. 

Su apropiación de los lenguajes es certera. Es como mirarse en un espejo que refleja otro espejo. Todo está ante los ojos rodeado de belleza y luz, en un envoltorio perenne. La luz como elemento iconográfico esclarecedor de sombras, fuente de consistencia para vislumbrar las voces de la violencia y explotación que han sufrido y sufren las mujeres en distintas partes del mundo. Una cartografía también trazada de hermosas flores que frente a su apariencia llevan inscrito el dolor y la muerte (‘La luz del alma’ de 1992 y ‘Ojos que miran al universo’ de 2015).

Paloma Navares construye una mirada acerca de la mujer diferente o alternativa

En la videoinstalación ‘El vuelo. Linda maestra. A Goya’, de 2007-2016, Paloma Navares recupera los arquetipos plasmados en el grabado de Goya y, como apunta Marta Mantecón en el texto del catálogo, reproduce simbólicamente la continua persecución a la que se han visto sometidas las mujeres a lo largo de la historia.

Paloma Navares y 'El vuelo'.
Velos, transparencias, sugerencias: una meditación sobre la luz, el paso del tiempo.
Raquel Labodía.

‘El vuelo’, presente en el título de la exposición, no solo hace referencia a las aves, que también están presentes en su trabajo, sino como metáfora de libertad.

LA FICHA

'El vuelo'. Paloma Navares. Lonja. Hasta el 12 de abril de 2020. 

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