Lapido (091): "Lo de ‘banda de culto’ es una etiqueta que llevamos con resignación"

091 vuelve a la sala Oasis (22.00) para presentar ‘La otra vida’, un álbum que ha reunido de nuevo a la banda en el estudio de grabación.

José Ignacio y Víctor Lapido, Tacho González, Jacinto Ríos y José A. García, componentes de 091
José Ignacio y Víctor Lapido, Tacho González, Jacinto Ríos y José A. García, componentes de 091
Carlos Bullejos

Regresaron 20 años después de su disolución con ‘Maniobra de resurrección’, una exitosa gira que dejó al público con ganas de más. Tras aquel dulce retorno, en 2016, los integrantes de 091 decidieron pasar por el estudio de grabación y publicar ‘La otra vida’, un disco en el que José Ignacio Lapido firma la letra y la música de todas las canciones. El músico conversó con HERALDO sobre este nuevo periplo musical de la formación que hoy recala en la sala Oasis de Zaragoza (22.00).

¿Tienen más seguidores ahora que en los 80 y 90?

Podría decirse que, asombrosamente, sí. Los recintos donde tocamos ahora se llenan, cosa que no sucedía siempre entonces. Los 80 y 90 no fueron una línea recta en ese sentido, en el de la popularidad de la banda. Hubo momentos álgidos y momentos de bajada. Lo que nos sorprendió a todos en la resurrección de 2016 y en el inicio de esta gira es que nuestros fans, los antiguos y los nuevos, han guardado con el grupo una fidelidad a prueba de bombas y un respeto y un amor incondicional por nuestra música que nos emociona. Estamos hablando de una banda que no grababa nada nuevo desde hace 25 años.

¿Se ha mantenido esa ‘marca de la casa’ en su sonido o han evolucionado?

Queremos creer que ha habido una evolución. Mantenemos la misma actitud, seguimos siendo un grupo de rock, pero todo este tiempo que ha pasado hemos seguido aprendiendo, escuchando y lo más importante, viviendo y analizando el mundo que nos rodea. Y todo eso se traslada a las canciones, a la música y a la letra.

¿Cuál es el secreto de que sigan encandilando a los fans de antaño y, al mismo tiempo, a quienes les descubrieron más tarde?

Estoy seguro de que la unión de música y palabras que se produce en las canciones tiene en determinados casos un poder adictivo grande. Y por fortuna muchas de nuestras canciones han ejercido ese influjo en nuestros seguidores y en la gente que nos ha descubierto después. El tiempo ha sido benévolo con ellas. Además de eso, creo que no somos mala gente.

¿Qué sensaciones tuvo al volver al estudio a grabar temas nuevos con 091?

La formación que ha grabado ‘La otra vida’ es exactamente la misma que grabó los tres últimos discos del grupo en los 90. José Antonio García, Tacho González, Jacinto Ríos, Víctor Lapido y yo. Cuando hicimos la ‘Maniobra de Resurrección’ en 2016, esa era una de las condiciones: los que volviéramos teníamos que ser los mismos, si no, no tenía sentido. Ahora igual. De no ser así hubiera sido una reconstrucción del pasado falsa, y no estamos en eso. Queríamos hacer un disco con carta de naturaleza artística propia, no que fuera un pálido espejo del pasado. Algo de ahora. De lo que somos ahora en el siglo XXI. Y las sensaciones no podían ser mejores, como así creemos que ha sido el resultado.

¿Donde lo grabaron y quién ha colaborado en él?

Lo ha producido Frandol, un músico francés amigo nuestro desde que giramos por allí en los 80. Nos pareció buena idea contar con un aliado en el estudio que ejerciera a la vez de voz crítica. Y ha habido otra colaboración muy importante, que ha sido la de Raúl Bernal con los pianos y los órganos. Más que de músico de sesión, ha actuado como un miembro más implicándose en el proceso creativo y dotando de nuevas sonoridades a las canciones. De hecho nos acompaña en la gira.

Las entradas se han agotado en varias de las ciudades en las que han actuado. ¿Ocurría lo mismo en la etapa de mayor actividad de la banda?

Tuvimos nuestros buenos años y otros no tanto, se iban alternando. Ahora, por lo que estamos viendo en esta gira, hay una regularidad y las salas se llenan o casi se llenan en muchas ciudades.

Se dice de 091 que es una banda de culto…

Sí, es una etiqueta que siempre nos ha acompañado. ‘Banda de culto’, ‘grupo maldito’... Nosotros lo llevamos con resignación, porque nadie en su sano juicio hace una banda para ser una banda de culto. Todo el mundo quiere que su música la escuche el mayor número de gente posible. Lo que pasa es que una cosa son los deseos y otra la realidad. Nosotros hemos sabido superponernos a todas las adversidades que han ido surgiendo a lo largo de las décadas y aquí estamos. Tocando rock más de treinta años después de haber empezado: todo un triunfo.

No muchos grupos españoles pueden decir que Joe Strummer, líder de The Clash, les produjo un disco.

Conocer a Joe en Granada en 1984 fue una cosa increíble para el grupo en su momento: nos encontramos cara a cara con uno de nuestros ídolos, y encima nos hicimos amigos de él, ¡y nos produjo un disco! Era un gran tipo.

¿Cómo son ahora sus directos?

Muy intensos. Como lo han sido siempre. Un concierto es una experiencia única e irrepetible, para el músico y para el público. No hay dos iguales, siempre ocurre algo que diferencia uno de otro, por eso hay que aplicarse en encauzar la energía que se desata sobre el escenario.

El negocio de la música ha cambiado mucho desde los 80. ¿Antes se vendían más discos y se tocaba menos?

La parte de negocio claro que ha cambiado. Antes, la gente sabía lo que era una tienda de discos. Ahora sólo lo saben muy pocos. Una pena. Pero antes también se tocaba mucho. No era el formato de festival como ahora se conoce pero todas las bandas se movían dando conciertos continuamente porque tampoco se podía vivir de la venta de discos, al menos los grupos de rock como nosotros, no. Había que tocar.

¿Guardan algún recuerdo de sus conciertos en Aragón y de su relación con músicos aragoneses?

Tocamos por primera vez en Zaragoza en 1985 y el grupo que abría la velada era Héroes del Silencio –en el pabellón de San José–, que aún no habían grabado nada. Luego tuvimos muy buena relación con Proscritos, de Binéfar, un pedazo de grupo, y con la gente de El Niño Gusano y Tachenko, que son geniales. También Más Birras nos gustaban mucho y con Juan y Eva Amaral, aunque los conocimos ya en Madrid, siempre hemos tenido muy buena relación. Juan siempre me dice que Zaragoza y Granada tienen muchas similitudes en su idiosincrasia. Y es verdad.

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