arte

Concha Lomba estudia y reivindica a las mujeres artistas

Recuerda, entre otras, a creadoras aragonesas como María Luisa de la Riva, Dionisia Masdeu, Agustina Atienza o Joaquina Zamora

Mujeres artistas.
La historiadora del arte Concha Lomba.
OIiver Duch.

Hace unos meses asistí en el Paraninfo a una ‘performance’ que me cautivó e impresionó vivamente. La conferencia ‘performativa’ se titulaba ‘Queridas Viejas’ y en ella María Gimeno, provista de un gran cuchillo, iba cortando el libro canónico con el que tantas y tantas generaciones estudiaron, ‘La historia del Arte’ de Ernst. H. Gombrich, para hacer en él hueco a las mujeres.

En el lugar que correspondía, Gimeno le hacía al libro un corte con aquel enorme cuchillo e incluía las páginas que faltaban –maquetadas con igual diseño que el original, de modo que su encaje en él fuera perfecto– para hacer sitio a tantas mujeres artistas a las que la historia había silenciado. Porque en el libro de Gombrich, ese que durante años fue el canon de los artistas, ¡no había mujeres! El arte era cosa de hombres y apenas nadie había reparado en el enorme agravio histórico cometido contra las mujeres por los más afamados historiadores del arte como Gombrich. 

Gimeno devolvía su sitio a las mujeres muy gráficamente: a golpe de cuchillo. Y lo hacía desde el siglo X hasta 1950, que es cuando se publicó la primera edición del manual del profesor austriaco. La ‘performance’ era conmovedora: María Gimeno introducía la página omitida, restituía a la artista al lugar que le correspondía, hablaba en cada caso de su vida y obra y proyectaba imágenes de sus cuadros, esculturas, ilustraciones… Y así Camile Claudel, María Blanchard, Frida Kahlo, Maruja Mallo, Leonora Carrington, Remedios Varo, Ángeles Santos… y otras 75 artistas más, de muchas de las cuales yo no había oído hablar en mi vida, entraban en el manual de Gombrich gracias al afilado cuchillo de María Gimeno, quien estudió para ello a historiadoras del arte como Estrella de Diego, Frances Borzello, Griselda Pollock, Patricia Mayayo, la mítica Linda Nochlin o Marian López Fernández-Cao.

Estos días ando leyendo el libro que la profesora Concha Lomba ha publicado sobre las pintoras en España entre 1880 y 1939, con parecido propósito de dar presencia y hacer justicia –pictórica, al menos– a tantas grandes artistas como hubo en nuestro país en esos 60 años, entre ellas algunas aragonesas como María Luisa de la Riva, Dionisia Masdeu, Agustina Atienza o Joaquina Zamora. Otro trabajo admirable, en la línea de Nochlin, de Diego o Lea Vergine, que contribuye a potenciar los estudios de género y a rescatar del olvido a tantas mujeres pintoras a las que la historiografía artística tradicional sepultó ominosamente bajo losas de silencio.

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