La Biblioteca de Huesca restaura en Madrid sus joyas bibliográficas más preciadas

Ocho manuscritos y cuatro incunables han sido enviados al Instituto de Patrimonio Cultural de España

‘Rolde de la Cofradía de San Lorenzo’, volumen con documentos de los años 1289-1663.)
‘Rolde de la Cofradía de San Lorenzo’, volumen con documentos de los años 1289-1663.)
Instituto del Patrimonio Cultural de España

El Instituto del Patrimonio Cultural Español (IPCE),recibió a finales del año pasado once obras pertenecientes al fondo antiguo de la Biblioteca Pública del Estado de Huesca para que fueran restauradas bajo la supervisión de los especialistas del centro. Las piezas son algunos de los tesoros más preciados de la biblioteca, una de las más ricas de España en fondos antiguos. Así, por ejemplo, entre las once obras enviadas a Madrid destacan manuscritos que sirven para desentrañar la historia de los monasterios de Roda, San Juan de la Peña y Sijena o del Benabarre del siglo XV.

"Son piezas muy, muy especiales, únicas –subraya Lorena García Lozano, directora de la Biblioteca Pública de Huesca–, manuscritos e incunables que en muchos casos resulta raro que hayan llegado a nuestros días. Surgió la posibilidad de restaurar algunos y la selección la hizo mi predecesor, priorizando dentro de los fondos tan importantes que tenemos. No todas las piezas están digitalizadas, y algunas de ellas, por su estado, no se podían dejar consultar ni siquiera a los investigadores especializados. La restauración las va a salvar".

La Biblioteca de Huesca cuenta con más de 25.000 volúmenes procedentes de la antigua universidad y de los monasterios desamortizados de Roda de Isábena, San Victorián y San Juan de la Peña.

El Ministerio de Cultura va a costear la restauración, que saldrá a contratación en los próximos días. Actualmente se está a la espera de la aprobación del gasto para comenzar el procedimiento administrativo. La idea es hacerlo en dos bloques, y empezar por cuatro obras manuscritas que destacan por su encuadernación en piel y madera. Cuatro piezas que incluyen documentos de entre los siglos XIII y XVIII y para cuya restauración se pondrá un plazo de ejecución de cinco meses.

"Fui a ver estas obras en 2018 –relata Emma Sánchez Alonso, directora técnica del proyecto de restauración dentro del IPCE–. Son únicas, espectaculares, y aunque en la biblioteca están bien cuidadas, el paso del tiempo les ha perjudicado".

En el IPCE ya les han hecho un primer análisis de los problemas que sufren. Hay piezas que padecen daños en las encuadernaciones, algunas con pérdida total de las cubiertas ,y en otros casos donde lo relevante es la pérdida de funcionalidad de algunos elementos estructurales que pueden conllevar un mayor deterioro en el futuro. Otras presentan pérdidas de papel por distintas causas, desde roedores a contactos ocasionales con fugas de agua o aparición de hongos y microorganismos. Y, por último, los casos más delicados lo son porque la tinta con la que fueron escritos los manuscritos se ha corroído, lo que ha llegado a degradar o carbonizar el papel. Es una ‘enfermedad’ muy común en manuscritos antiguos.

El tratamiento se va a establecer de manera individualizada y específica para cada obra, atendiendo a sus características y alteraciones. "Cada pieza es un mundo, cada libro tiene su particularidad –comenta Emma Sánchez–, y es esa particularidad la que tienes que asegurarte de que se va a conservar. Por ejemplo, el ‘Libro de geometría, práctica y traça...’ en su primera página tiene una pérdida de papel y una anotación manuscrita que revela quién era su poseedor, el pintor Valentín Carderera. Es una pieza que probablemente provenga de la Universidad Sertoriana y en la que el propio Carderera, ya en su día, anotó de puño y letra que era ‘rarísimo’. Lo lógico al restaurarlo es hacerlo conservando las anotaciones manuscritas porque son historia de ese libro".

Otro reto que se plantea a los restauradores es una encuadernación mudéjar. "Nos obligará a hacer un rastreo de obras similares para ver cómo están encuadernadas y actuar en consecuencia con la encuadernación deteriorada», señala Emma Sánchez, que considera que «no hay ninguna pieza que no se pueda salvar; de hecho, solo unas pocas precisan una intervención importante".

Las primeras piezas restauradas estarán de vuelta en Huesca antes de fin de año. Algunas de las enviadas a Madrid necesitarían ser digitalizadas . Se garantizaría aún mejor su supervivencia. Y su utilidad. "Al patrimonio cultural se le mira poco y se le mima aún menos –concluye Lorena García Lozano–. Pero es muy importante porque nos cuenta de dónde venimos".

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