Jorge Usón: "Me meto en esto para ponerme en peligro total y ser libre"

El actor y cantante debuta como autor dramático con ‘La tuerta’, una pieza que se presentará en el Teatro del Mercado del 13 al 16 de febrero

Jorge Usón, actor, dramaturgo y músico, con la actriz granadina María Jáimez, que es la protagonista absoluta de ‘La tuerta’.
Jorge Usón, actor, dramaturgo y músico, con la actriz granadina María Jáimez, que es la protagonista absoluta de ‘La tuerta’.
Vincent Urbani

"Estoy metido en la obra teatral ‘La tuerta’, que se ha hecho a base de ensayos, desde hace un año prácticamente, con una actriz maravillosa de Granada, María Jáimez. Había trabajado en ‘Gala contra Gala’, bajo la dirección del zaragozano Javier Macipe, en Córdoba. Ella es una actriz magnífica, está en un momento maravilloso, y hemos hecho un texto que tiene algo de mitológico, sobre el amor y la rabia, sobre la lucha por la eternidad", dice Jorge Usón (Zaragoza, 1980), y se presenta del 13 al 16 de febrero en el Teatro del Mercado de Zaragoza con su compañía Nueve de Nueve Teatro. Semanas atrás hizo de Manuel de Falla en ‘Firmado Lejárraga’, con texto de Vanessa Monfort y dirección de Miguel Ángel Lama.

¿Solo actúa ella?

Solo ella, pero a mí no me gusta decir que es un monólogo porque eso parece que nos lleva a una cosa inmóvil. No es eso. Ella lo que hace es dialogar con muchos personajes, y a la vez hace de muchos personajes. Ella, aparentemente, está sola, pero no lo está nunca.

¿Qué le ha llevado a escribir un texto? Se atreve con todo.

Sí, porque lo que tocaba ahora era esto. Lo que no hago nunca es quedarme quieto. Yo estoy siempre a la intemperie, en varias búsquedas, y poniéndome en riesgo de cagarla, de equivocarme, por así decirlo. En cualquier caso, esto es lo que me apetecía hacer o he sentido que es lo que tenía que hacer. Escribir, lejos de calmar, infecta más la herida.

¿Cómo interviene usted?

Estoy de autor y de director. El texto lo he cerrado, lo he escrito yo, pero está hecho muy a pie de escenario. Dura 65 o 70 minutos.

¿Qué quería decir o contar, sobre qué le apetecía reflexionar en voz alta?

Quería hablar de la rabia como una entidad contemporánea. Quería hablar de cómo tiramos el tiempo a la basura y nuestra energía para arruinarnos la vida. Quería hablar de la rabia porque me tenía fascinado ver cómo uno a veces trabaja por su insatisfacción y por hacer valer la de los demás. Y se trataba de poner la rabia a luchar con la alegría, el perdón, e incluso la tristeza. Hay una frase de la poeta Anne Sexton, que dice: «Vive o muere, pero no lo envenenes todo», que me parecía un buen punto de partida.

¿Con quién dialoga María, con qué personajes?

Dialoga con esos personajes que se le han ido apareciendo en la habitación oscura. A mí me gusta mucho cuando Eusebio Calonge, el escritor de La Zaranda, dice que el primer día de ensayos es como quien entra en una habitación oscura. En ‘La tuerta’ se enciende un fósforo y van apareciendo los personajes con los que ella se las ha tenido que ver.

¿Por ejemplo?

Un amante conocido, un pretendiente desconocido, Guillermo Tell… La pieza transcurre en dos épocas: una parte transcurre en la época del Barroco español y otra en la actualidad.

¿Se ha sentido cómodo escribiendo?

La verdad es que no. Han aparecido momentos de mucha angustia, he tenido que romperlo todo más de cuatro veces. El dramaturgo Alberto Conejero me dijo que se escribe tachando. Uno no puede ni debe ser demasiado explícito y en ese miedo a ser obvio me he metido en auténticos jardines. He constatado una cosa: nada de lo que tenía en mi cabeza, valía después en el escenario.

¿Y eso?

Igual que el trabajo que ha hecho la actriz es sorprenderse con las nuevas revelaciones de los personajes que aparecían ahí, yo he tenido que escribir en función de la acción y de lo que pedía el escenario. Nada de lo que tenía previsto me ha servido.

Háblenos de María Jáimez.

Aunque pueda parecer exagerado o afectado, creo que es una actriz que está en un momento glorioso, a la puerta de cástins muy importantes, y que con muchas ganas de trabajar. Ha hecho cástins muy buenos y no la han cogido, pero lejos de venirse abajo ella se ha venido arriba. Me propuso trabajar, vi que era una actriz magnífica, y aquí estamos. Así lo hemos hecho. Hemos sido un tándem durante nueve meses y luego se han ido incorporando gente al equipo. Ella, granadina de 34 años, tiene todo el misterio del teatro, además es bailarina. Me gustaría decirle una cosa…

Adelante.

El espacio escénico es un espacio vacío y yo quería darle mucho valor a la luz, y la hace el Premio Nacional Juan Gómez Cornejo, que es el mejor iluminador de España tal vez. Torston Weber, compañero de Laura Gómez Lacueva, es el que hace la música, y Alejandro Andújar ha hecho el escenario y el vestuario, y merecen mucho la pena. Querría, también, destacar el trabajo de caracterización y postizos de nuestra Ana Bruned. Ha diseñado y confeccionado una peluca y abalorios velazqueña maravillosa. Y ha diseñado el maquillaje.

Cada vez es más inquieto y se inclina por más cosas.

Lo que necesito es no repetir. Si me meto en esto es para ponerme en peligro total y para ser libre todo el rato. Ya lo decimos en una canción de mi grupo Decarneyhueso: «Sin movimiento no se aprende».

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