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Entradas físicas para conciertos: el capricho de los rockeros rebeldes

Internet domina la venta de 'tíckets' para espectáculos. Pero aún hay quien prefiere hacerse con un boleto ilustrado 'ad hoc' y arrancado de un taco, la mejor manera de mantener un álbum de recuerdos musicales y una costumbre casi exclusivamente ligada hoy en día a la "resistente" y "militante" escena rock.

Luis Linacero (izquierda) y Chema Fernández, en Discos Linacero, apoyados en un expositor lleno de tacos de entradas.
Luis Linacero (izquierda) y Chema Fernández, de Antípodas Producciones, en Discos Linacero, apoyados en un expositor lleno de tacos de entradas.
Guillermo Mestre

Barón Rojo vendió todas las entradas para su concierto del pasado sábado en la sala Oasis de Zaragoza. Más de la mitad, 424, salieron de los tacos de entradas físicas que se ofrecían en Discos Linacero. Supusieron más del 50%, algo ya "muy inusual", dicen en la veterana tienda. La venta 'on line', con las todopoderosas -y a menudo polémicas- plataformas de venta de entradas, ha acabado prácticamente con la costumbre de comprar tíckets en papel.

Pero no en todos los casos. Aún quedan grupúsculos de resistentes que se aferran a la costumbre de adquirir una entrada específica para cada concierto, ilustrada 'ad hoc', muy lejos del anodino folio con un código QR.

Entradas en taco disponibles para próximos conciertos en Zaragoza.
Entradas en taco disponibles para próximos conciertos en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Estas entradas a la antigua usanza funcionan como perfecto recordatorio para todo álbum musical y vital de un buen melómano. Un capricho, eso sí, que requiere acercarse hasta el punto de venta. Algo que hoy en día, con medio planeta comprando tirado en el sofá, alcanza la categoría de esfuerzo añadido.

Luis Linacero, apoyado en un mostrador lleno de tacos para los próximos conciertos, explica que "hace 4 o 5 años hubo un valle en la venta de entrada física". Coincidió con que empresas como Tícketmaster premitía despachar entradas 'on line' también en las tiendas. Pero eso se acabó y, desde entonces, ha habido un repunte de la entrada en papel.

Eso sí, Chema Fernández, de Antípodas Producciones, promotora que apuesta por dar este servicio, lo contextualiza: "El repunte de las ventas de entrada física es una tendencia clarísima, pero está ligado casi en exclusiva a la escena rock y derivados". En un concierto de 'reguetón' o de 'trap', si se vende entrada en papel, puede suponer un 2% (si llega).

Para Fernández, la entrada física tiene mucho de símbolica en un panorama en el que el rock, antaño mayoritario, va perdiendo terreno. "La gente busca estas entradas por el recuerdo, por mantener una colección, pero hay mucho más detrás", sostiene Chema. "Comprar una entrada física supone un esfuerzo, un compromiso añadido, es como decir: 'Ey, ¡que seguimos estando ahí".

Luis Linacero coincide. "La mayor parte de la gente que viene a comprar aquí a la tienda entradas se lleva también vinilos y paga en metálico. Es gente que se aferra a lo físico y lo analógico casi como un acto de rebeldía ante un mundo virtual que te arrastra sin preguntarte... Comprar una entrada física es militancia".

También, los tacos de entradas en exposición sirven como tablón de anuncio de conciertos para los que se acercan a la tienda del Centro Comercial Independencia: ahora mismo hay tacos para espectáculos en varios centros cívicos, la sala López, la Oasis... "Estos tacos demuestran el gran número de conciertos que se hacen ahora en Zaragoza", afirma Luis.

En Antípodas, el hecho de ofrecer una entrada física se lo toman como un servicio añadido con una clientela que muchas veces es prácticamente fija, con ese colectivo que tiene el ir de concierto como parte habitual de su ocio. Es como un restaurante en el que en lugar de servilletas de papel se ponen de tela. "Es gente para la que ir a un concierto es una experiencia total, que comienza ya yendo a comprar la entrada", comenta Chema Fernández. "Es parte de lo real de un concierto, es parte del directo, del 'live'", añade.

En cuanto a los costes, en Antípodas cuentan que les supone muy poco gasto añadido. En Linacero, no obstante, cobran 50 céntimos de comisión (muy inferior a la de la venta en internet) y, según explican, "principalmente se hace por que se valore el servicio y el tiempo que se invierte. El margen económico es exiguo". 

Eso sí, las plataformas de venta a través de internet, sabedoras del gusto de cierto sector de aficionados a la música por las entradas originales también, se han apuntado al envío a través del correo ordinario. En este caso, un envío estandar puede rondar los 7,95 euros, aparte del precio de las entradas, y el plazo de entrega es de 20 días hábiles. El envío internacional tiene un precio medio de 15 euros y el plazo de entrega aproximado es de 35 días.

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