Eli-minada: la expulsión cantada

Sin lugar para la sorpresa, el público echó a la canaria. La semana que viene saldrán Maialen o Nick.

Eli y Rafa, en la gala de este domingo de Operación Triunfo 2020.
Eli y Rafa, en la gala de este domingo de Operación Triunfo 2020.
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Giros inesperados y bastante sospechosos en las reglas, como ese comodín de la inmunidad. Escenas subidillas de tono para solaz adolescente y abonar en las redes (donde este concurso se cuece realmente) las teorías del 'shipeo'. Su poquita de escena familiar lacrimógena. Y, por qué no decirlo, necesarios y naturales momentos en pro de la diversidad sexual que harían desgastar el botón del veto parental a un señoro de Vox.

En OT lo intentan. No tiran la toalla de la audiencia. A veces bien, bastantes otras con evidente desesperación en la que de momento es la edición menos vista. Lo intentan. Pero tienen que ir en busca de emociones adulteradas, esas que no dan los concursantes. Muy previsibles. Como el propio programa. Por ejemplo, con la última expulsión, la de Eli, lo más cantado del concurso de canto. Como también es algo cantado que Nía está sonrojantemente a años luz de todos los demás.

OT ya no es el reverso luminoso de los viceversos de Mediaset. Ya no es la sorpresa de la parrilla. Con OT ya no hay crush y es un poquito random, que dirían los fans de su edición 24 horas en Youtube, que ahí sí que lo peta.

OT es un programa autorreferencial, cuyo casting de este año parece demasiado centrado en reverdecer los laureles de 2017. Porque este OT no se lo creen ni ellos. Y casi que ni el público, abocado a gritar ¡Estefanía! rizando el rizo en un 'crossover' entre telerralidades. Y es que la tentación de cambiar de canal es muy grande. ¡Ay, qué lista es Mónica Naranjo!

El próximo domingo saldrán Maialen o Nick. Aunque quizá lo más honroso sería darle el premio de ganadora a Nía y dejarlo en la gala 4. Pues eso... ¡Estefaníiiaaaa!

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