ocio y cultura

Las cinco estancias y las conferencias de Miguel Delibes en Aragón, entre 1963 y 1971

El autor de ‘Las ratas’ y 'Cinco horas con Mario' fue invitado por el Círculo Medina, la Universidad y el Ateneo de Zaragoza, y por Barbastro. Se cumple un siglo del nacimiento y una década de la muerte del Premio Cervantes castellano, que visitó HERALDO

Miguel Delibes.
Miguel Delibes en su biblioteca personal; detrás, en una foto de juventud con su mujer Ángeles Castro.
Archivo Heraldo/Efe.

 «Para mí, la novela, antes que la peripecia, son los personajes que circulan por sus páginas», decía Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010), Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica y Premio Cervantes, de quien se celebra este año el centenario de su nacimiento y la primera década de su desaparición.

«Delibes nunca fue un autor de grandes ideas, sino de intuiciones, un autor además sin grandes complicaciones estilísticas que compuso un retablo de grandes personajes, hombres sencillos, nada complicados, pero de esos que dejan huella en varias generaciones de lectores», dice su estudioso Javier Goñi. Jesús Marchamalo, que prepara una gran muestra para la Biblioteca Nacional en marzo, confiesa que le conmueve «su manera minuciosa de trabajar, siempre a mano, con estilográfica, en cuartillas de papel de periódico que le recortaban de los sobrantes de las bobinas de ‘El norte de Castilla’; o su faceta de militante ecologista».

Una visita a las máquinas

A Miguel Delibes le atrajo Aragón, y especialmente Zaragoza. El autor de ‘Cinco horas con Mario’ y ‘Las ratas’ acudió por primera vez el 18 de mayo de 1963, invitado por el Círculo Medina, sito en el Coso 86. Allí impartió la charla ‘Nuevas tendencias de la novela’. Si hacemos caso al profesor y crítico Luis Horno Liria no debió haber mucha gente, hecha la salvedad de los asiduos de aquel espacio que coordinaba Joaquín Mateo Blanco.

Sí se enteró el vicerrector Francisco Yndurain y lo invitó a dar una charla a los estudiantes de la Universidad de Zaragoza. «Es hombre que se adueña de todos por su legítimo valor humano», escribió el crítico. Y añadía que había visitado HERALDO: «La otra noche, al recorrer las máquinas, la redacción de este periódico, tan afín y tan unido al que él dirige, Delibes, sin proponérselo, con solo mostrar su interés, su cordial preocupación por proyectos ajenos, demostraba su valía periodística, su don de observación, su calidad humana. Marchó de esta Casa, de esta ciudad demasiado pronto y en todos dejó un sincero deseo de otra próxima visita suya, más demorada...», anotó Luis Horno en HERALDO el 21 de mayo de 1963.

Como si estas palabras hicieran efecto inmediato en él, Delibes regresó un martes 7 de abril de 1965, invitado en esta ocasión por el Ateneo. En el salón de actos del Casino Mercantil –en compañía del alcalde Luis Gómez Laguna, del vicerrector Yndurain y del propio Horno Liria, que hizo de presentador– disertó sobre ‘El novelista y sus personajes’. En un un escenario casi lleno declaró: «El novelista ha de poseer una retina sutil que penetre las formas que el hombre del siglo XX trata de guardar». Meditó sobre la universalidad y dijo: «Cada salida al extranjero me ayuda a apreciar un nuevo matiz de mi Castilla que me había pasado inadvertido». José-Carlos Mainer, estudiante de Románicas entonces, asistió a una de aquellas citas; no recuerda con exactitud la fecha.

Miguel Delibes.
Fragmento de una ilustración del oscense Antonio Santos para el libro 'Delibes en bicicleta' (Nórdica).
Antonio Santos/Nórdica.

Dos años después, un viernes 14 de abril de 1967, Delibes volvió a ser invitado por el Ateneo y en el mismo espacio disertó sobre ‘La novela española actual’. Abordó la Guerra Civil española, citó a Max Aub, y aludió a novelas crueles y pesimistas como ‘La familia de Pascual Duarte’, de Cela, ‘Mariona Rebull’, de Ignacio Agustí, ‘Nada’ de Carmen Laforet. Escribía el cronista: «Concluyó refiriéndose al novelista como un ser solo, expuesto a la intemperie, con los ojos abiertos a todas las realidades». Habló antes de la charla con Alfonso Zapater: «El novelista no puede apoderarse jamás del periodista. Todo lo contrario. El periodismo da agilidad, ejercicio, lenguaje directo. Es el arte de expresar mucho más con menos palabras», le dijo.

Miguel Delibes retornaría el 19 de febrero de 1970 al Colegio Mayor Virgen del Carmen; disertó sobre ‘El fenómeno de la creación literaria’. Y en abril de 1971 fue el invitado de IV Semana Cultural Barbastrense. Repitió su charla ‘El novelista y sus personajes’. Allí fue recibido y presentado por el alcalde Manuel Gómez Padrós, por cierto, un gran enamorado del ciclismo. 

Miguel Delibes.
Miguel Delibes fue un gran deportista: escribió de ciclismo, de fútbol, fue cazador, ecologista...
Archivo Heraldo/AFP

El fabulador que iba al periódico en bici

Estos días aparecen dos curiosos libros con vínculos aragoneses sobre Miguel Delibes: ‘Delibes y la bicicleta’ (Nórdica), con texto de Jesús Marchamalo e ilustraciones del oscense Antonio Santos, y ‘Cinco horas con Delibes’ (Fórcola) del zaragozano Javier Goñi. Son dos de los primeros volúmenes de un año donde habrá muchas cosas sobre él: libros, la gran exposición de la Biblioteca Nacional, que coordina el citado Marchamalo, y varios congresos.

Jesús Marchamalo explica: «En el libro, hablamos del amor de Delibes por la bicicleta y por la vida al aire libre. En contra de esa idea del escritor encerrado en su torre de marfil, ausente, sedentario, Delibes necesitaba el ejercicio: las salidas al campo, las caminatas por la ciudad, el fútbol, la natación, el tenis y los paseos en bicicleta. Tiene un libro precioso, ‘Mi querida bicicleta’, en el que habla de cómo aprendió a montar, y cómo, durante años, fue su medio de transporte habitual. Debió ser, casi con seguridad, el primer catedrático de Valladolid en ir a dar clase en bicicleta y el primer periodista que iba a trabajar al periódico también montando en bici».  

Javier Goñi publicó su libro en 1985 y lo reedita ahora: «Si vale mi impresión reciente digo que por distintas circunstancias –estaría en otras cosas, en otras lecturas– no había leído hasta este verano pasado, en que preparé este libro sobre Delibes, ‘Cinco horas con Delibes’, su última novela, ‘El hereje’, un novelón, un estupendo echar el telón a una obra literaria tan completa como la de Delibes. ‘El hereje’, su última novela, es uno de los mejores títulos de Delibes, y hay donde elegir. Por eso no vamos a dejar, sus lectores, que caiga Delibes en ese inevitable olvido o semiolvido», subraya Javier Goñi.  

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