Alberto Menjón: "En la música todo tiene un sentido; en la vida real, no siempre"

El ganador por segundo año de la beca de piano Pilar Bayona regresa a Nueva York para seguir en la Manhattan School of Music, donde es a un tiempo alumno y profesor auxiliar

Alberto Menjón, junto a un piano familiar en Zaragoza
Alberto Menjón, junto a un piano familiar en Zaragoza
José Miguel Marco

Alberto Menjón (Zaragoza, 1993) inició sus estudios musicales a los cinco años bajo la tutela de Nairi Grigorian. Pero descubrió la música mucho antes. «Tendría un par de años o así –apunta–. Mi primer recuerdo musical con el piano es con mi padre, que me enseñaba a tocar las notas. Dicen que muy pronto sacaba las melodías de oído» Todo en su vida ha ido a cámara rápida. Admitido de forma excepcional con tan solo 15 años en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, tras completar la carrera realizó sus estudios de master (2014-2016) en la Hochschule für Musik Carl Maria Von Weber de Dresde. La obtención de la primera beca Pilar Bayona en 2017 le permitió trasladarse a Nueva York, para realizar estudios de especialización en la Manhattan School of Music bajo la dirección de Alexandre Moutouzkine. Actualmente está preparando el doctorado, que se centrará en las transcripciones para piano de Rachmaninov. Ya es profesor auxiliar de piano en el citado centro musical. Y acaba de obtener de nuevo la beca Pilar Bayona.

Ha ganado por segunda vez la beca de piano Pilar Bayona. Es algo insólito.

Creo que es más difícil ganarla la segunda vez que la primera. Tuve bastante presión porque, al presentarme otra vez, me estaba examinando en realidad del primer periodo de mi beca. Tenía que demostrar al jurado que la merecía de nuevo. Si no la hubiera ganado hubiera sido más difícil para mí seguir en Nueva York.

¿Qué le ha dado Estados Unidos?

La habilidad para relativizarlo todo. Al margen de las cuestiones técnicas, en Alemania aprendí a vivir la música y a integrarla en mi vida. En Estados Unidos todo es más directo y pragmático. Y competitivo, lo que te obliga a conocerte muy bien a ti mismo. En Nueva York tengo una vida tan ocupada que me veo obligado constantemente a pelear para tener mi tiempo para estudiar.

¿Y cuándo lo hace?

No puedo, como otros, tocar 30 minutos entre dos clases. He descubierto que mis mejores momentos para hacerlo son a primera hora de la mañana y a última de la tarde. Estudio dos horas por la mañana y cuatro o cinco por la tarde.

¿Cómo elige y prepara el repertorio? ¿Escucha grabaciones de otros artistas? ¿Cuándo siente que está preparado para interpretar una pieza en concierto?

La primera vez que interpretas una obra en público siempre es un riesgo, nunca tienes la certeza de que algo ya está hasta que lo has tocado varias veces. En ocasiones, además, el reposo viene bien: vuelves a una obra que llevas seis años sin interpretar y descubres que tienes que deshacerte de algunas cosas. Yo hace seis años tocaba de manera muy diferente a como lo hago ahora. En cuanto al repertorio, vas eligiendo por gustos, afinidades, casualidades, estudio... Si escucho grabaciones es siempre al principio o al final de mi preparación. Si lo haces cuando estás trabajando una obra te condiciona mucho.

Entonces, no va a recitales de otros pianistas.

Lo hago, aunque prefiero ir a conciertos de otros instrumentos o de música de cámara u orquestal. Me encanta ir a a la ópera. A veces es demasiado piano, incluso para mí.

El público norteamericano tiene fama de valorar solo una pequeña parte del repertorio.

Quizá la programación en Estados Unidos tenga cierta tendencia a lo conservador y en Europa haya más variedad y se dé más cabida a los compositores contemporáneos, a los estrenos... Pero eso también es un tópico. En los últimos años se nota que la situación está cambiando y que el público norteamericano acepta cada vez más la obra de compositores de la primera mitad del siglo XX.

Sobre todo si son de su país.

Bueno, sí, las obras de John Adams se escuchan con cierta frecuencia, pero no es el único. En la Manhattan School of Music se es muy consciente de los grandes compositores surgidos después de 1950, tanto de los transgresores como de los tradicionales.

Su carrera ha ido a mucha velocidad. ¿Trabaja planteándose algún reto? ¿Dominar las sonatas de Beethoven antes de una fecha concreta, por ejemplo?

No me planteo ningún reto... Todos los pianistas tienen que saberse las 32 sonatas, obviamente, y yo quiero completarlas. ‘El clave bien temperado’ ya casi lo tengo... Pero no me pongo fechas para nada. Estuve un año entero tocando solo obras de Bach, antes de ir a Alemania, pero una vez allí mi profesor enseguida me obligó a interpretar de todo. Me gustaría tocar toda la obra de piano de Rachmaninov y grabar los tres conciertos de Bartók, pero no sé si lo haré dentro de un año o de veinte.

Tampoco tiene en el horizonte cuándo cerrar su etapa en Nueva York.

Yo iré, o estaré, allí donde sea feliz con la música. Siempre he planeado mucho las cosas, pero al final descubres que la vida te va llevando. No sé cuánto durará mi etapa en Nueva York, quiero dejarme sorprender por lo que me ocurra. No aspiro a la fama, pero sí a convertirme en un buen concertista de piano. Si se me acaba el dinero volveré a Europa. Quizá a Alemania, pero a lo mejor no.

¿Meditó mucho la decisión de consagrarse al piano?

En realidad fue algo natural. Había otras cosas que me gustaban mucho, como la física o las matemáticas, pero descubrí que si había algo a lo que no podía renunciar era al piano. Me siento un privilegiado por hacer lo que me gusta y sé que voy a seguir tocando hasta que me muera. En la música todo tiene sentido; en la vida real, no siempre. La música es un refugio ante el caos del mundo.

¿Seguirá presentándose a concursos?

A veces cuando te quitas presión tocas mejor, pero yo seguiré concursando hasta los 30 o 32 años. He aprendido mucho preparándome para los concursos: en algunos me ha ido bien, en otros no tanto. Me gusta mucho tocar en vivo, no me pongo nervioso en el mal sentido de la palabra. No estoy tenso, pero sí noto cierta tensión.

¿Qué es, para usted, un buen pianista? (Hace siete años, a esa pregunta respondió: «un buen músico y una persona comprometida con lo que hace. Alguien que disfruta con su trabajo e intenta ofrecer la máxima calidad»).

El que dice algo interesante en cualquier obra que interprete; alguien a quien vas a escuchar sin que importe el repertorio que toque ese día.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión