"Miguel Fleta fue el mejor tenor del mundo y, también, un hijo de la España convulsa"

Sergio Castillo y Alejandro Martínez publican una biografía sobre el tenor de Albalate de Cinca y se centran en ‘El hombre y el mito’

Presentación del libro sobre Miguel Fleta
Presentación del libro sobre Miguel Fleta
ARANZAZU NAVARRO

«Durante ocho años, entre 1922 y 1930, Miguel Fleta fue el mejor tenor del mundo. En persona era campechano, ‘rocero’, un hombre al que le gustaban las migas y la jota». Así dibuja Sergio Castillo al tenor aragonés, al que le acaba de dedicar una biografía escrita a cuatro manos junto a Alejandro Martínez. Ambos fueron comisarios de la exposición dedicada al tenor el año pasado en el Instituto Aragonés del Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano y, fruto de la muestra es la biografía que acaba de publicar el Gobierno de Aragón en colaboración con Fundación Ibercaja y Ópera Aragón. El libro se presentaba este jueves en el Patio de la Infanta, en un acto que ha sido también recital: el tenor Celso Albelo ha interpretado algunas de las piezas que hicieron célebre a Fleta, como el ‘Ay, ay, ay’ o la jota de ‘El trust de los tenorios’, junto a un aria de ‘Lucía de Lammermoor’.

«Del Fleta artista destacaría su tremenda imaginación, incluso su fantasía –subraya Alejandro Martínez–. Pocos tenores se han arriesgado tanto como lo hizo él y, aún hoy, las grandes figuras de nuestro tiempo, como Beczala, Camarena o Domingo, lo tienen como una referencia inexcusable».

El libro, ‘Miguel Fleta’, tiene un subtítulo que define su intención, ‘El hombre y el mito’. «Nos dimos cuenta de que se había organizado la vida de Fleta en función de cómo se quería contar y no de cómo había sido –añade Martínez–. Y por eso nuestro esfuerzo ha sido doble: por un lado, encontrar datos nuevos sobre el cantante, al que se le habían dedicado ya cuatro biografías; por otro, desmentir las leyendas y mitos que han desvirtuado su biografía».

El resultado son casi 300 páginas de apasionante lectura, en las que se recorre una biografía irrepetible. Sus años de formación no eran hasta ahora muy conocidos, y en las páginas del libro se revela un dato curioso, y es que Fleta llegó a trabajar de estibador en el puerto de Barcelona mientras asistía a clases en el Liceo de la ciudad condal. «Sus primeras actuaciones fueron en los casinos republicanos de la capital catalana –relata Sergio Castillo–. También tuvo un mecenas que le ayudó en sus primeros pasos. Pero la principal influencia en esa época, en la que terminó en un par de años estudios que habitualmente cuestan cuatro o cinco, fue Luisa Pierrick. Ella fue su mano derecha y su mano izquierda. Fleta era un diamante en bruto, pero ella lo cuidó, lo atendió, le enseñó a estar en el mundo. A su muerte, Pierrick dejó un manuscrito en el que contaba cómo fueron sus años con Fleta, y hemos accedido a él».

En cuanto a los años más conocidos, los de su triunfo internacional, el libro ha ordenado datos y sacado a la luz novedades gracias a la consulta de archivos y hemerotecas digitales, que han servido para seguir las actuaciones del tenor por todo el mundo.

Capítulo aparte merece el perfil del personaje y su controvertida ideología. En según qué momentos de su vida Fleta fue monárquico, republicano (grabó el ‘Himno de Riego’) y acabó sus días en 1938 como falangista destacado. «Fue hijo de la España convulsa que le tocó vivir –subraya Sergio Castillo–. Entre 1922 y 1936 España fue una monarquía constitucional, una dictadura, una república y un país en guerra. Fue un hombre tremendamente rico, lo que le acercó a las élites culturales y políticas de la España del momento, y ese tránsito ideológico que hizo lo vivieron muchos otros españoles de la época. Era, además, un hombre de orden». Amaba la ópera por encima de todo, y ello le hacía adherirse a quien prometiera apoyo y difusión al ‘bel canto’. Soñaba con una ópera de calidad y al alcance de todo el mundo.

«Tuvo que vivir muchas cosas y en muy poco tiempo –concluye Alejandro Martínez–. Por lo fulgurante de su ascenso y de su caída, su vida podría inspirar fácilmente una película que, de momento, no ha llegado». 

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