El Pilar estuvo pintado de verde

Un libro sobre Ventura Rodríguez y el Coreto, publicado por los historiadores del arte Arturo Ansón y Javier Martínez Molina, desvela aspectos inéditos de la basílica

Alzado de la fachada oriental del Pilar, según diseño de Ventura Rodríguez que nunca se llegó a ejecutar
Alzado de la fachada oriental del Pilar, según diseño de Ventura Rodríguez que nunca se llegó a ejecutar
heraldo.es

Se imagina el interior del Pilar pintado de verde, color paja y blanco? ¿Sabe que el Coreto tiene un órgano falso, que en realidad es un trampantojo y nunca llegó a sonar? ¿Y que el arquitecto Ventura Rodríguez concibió una fachada barroco clasicista que no se llegó a construir para el lateral del templo que da al Ayuntamiento? Estos son solo algunos de los cientos de datos novedosos que los historiadores del arte Arturo Ansón y Javier Martínez Molina sacan a la luz en el libro ‘Ventura Rodríguez y el Coreto del Pilar (1750-1792)’, que acaba de publicar la Institución Fernando el Católico.

No existía hasta ahora un estudio amplio sobre una parte tan sustancial del Pilar. De hecho, la información que se maneja habitualmente es que la bóveda la pintó Goya y poco más. El libro viene a llenar ese vacío. «Es un espacio singular dentro del templo –señala Javier Martínez–, tiene una función litúrgica importante, vinculada a la Santa Capilla, y eso es lo que quiso reflejar Ventura Rodríguez. Hemos encontrado numerosa documentación inédita, desde las cuentas de las obras realizadas y encargadas, a las cartas que enviaba el arquitecto al Cabildo».

En una de esas cuentas, la factura presentada por Bernardo Cidraque en 1772, se comprueba que él y su hermano Jerónimo aplicaron la pintura blanca del Coreto entre el 20 de abril y el cinco de mayo; la «tinta de color pagizo» entre el 6 y el 9 de mayo; y la «tinta berdosa» entre el 11 y el 12 de mayo. Ese verde imperaba donde hoy vemos azul celeste.

El Coreto fue construido por Julián de Yarza y Ceballos en 1763 y 1764 siguiendo los planos de Ventura Rodríguez. La Santa Capilla se terminó al año siguiente. En la historia de su construcción, como en la de todo el templo, confluyen ambición y penuria. Ambición porque siempre se le quiso dotar de la mayor belleza, de los mejores artistas y artesanos; penuria porque el dinero no llegaba para todo. No alcanzó, o la idea se acabó diluyendo con el tiempo, para hacer la fachada que había previsto Ventura Rodríguez en el lateral que da al actual Ayuntamiento. Esa fachada, hoy en ladrillo anodino, el arquitecto la concibió como un canto al clasicismo. «El interior del Coreto es tal cual lo diseñó Ventura Rodríguez –añade Javier Martínez–. El exterior no, se hizo una versión simplificada. El arquitecto tenía una idea clara, y es que también había que remodelar el exterior. En esa fachada que nunca se llegó a hacer hay influencias compositivas del Escorial. Ventura Rodríguez quería crear un clasicismo hispánico que fuera complementario del clasicismo itálico».

En el libro se analizan todos los elementos artísticos del Coreto, desde el suelo (mármol de Carrara, jaspe rojo de Tortosa, piedra de La Puebla de Albortón; zócalo de mármol negro de Fonfría...), hasta el techo. En la bóveda Francisco de Goya pintó una escena que representa ‘La adoración del Nombre de Dios’. El libro ahora publicado desvela las claves del encargo.

«Antes de irse a Madrid, Goya hizo dos grandes pinturas, la del Coreto y el ciclo de Aula Dei –relata Arturo Ansón–. La historia de Goya en el Coreto arranca en 1771, cuando el Cabildo decidió ponerse en contacto con Bayeu para que lo pintara. Y Bayeu, que entonces estaba con Maella decorando al fresco la real iglesia-colegiata del Sitio de La Granja de San Ildefonso (Segovia), le dijo que estaba muy ocupado con los encargos reales, que si el Rey le daba permiso y lo retrasaban un poco, igual podía hacerlo».

Arturo Ansón y Javier Martínez Molina, los autores del libro
Arturo Ansón y Javier Martínez Molina, los autores del libro
Oliver Duch

El caso es que había urgencia. El suegro de Bayeu, Merklein, se ofreció para el trabajo. El Cabildo no encontraba artistas que supieran pintar al fresco... «En el entreacto apareció Juan Martín de Goicoechea, que era asesor financiero del Cabildo y su proveedor de telas –relata Ansón–. Y fue él quien sugirió el nombre de Goya, que volvió de Italia en julio del 71. El Cabildo no se acababa de fiar y escribió a González Velázquez a Madrid. Este pidió 25.000 reales de vellón más el coste de los viajes. Mientras, se insistía en Goya ante el Cabildo y este decidió ponerle a prueba. Entregó un trozo pintado al fresco el 11 de noviembre y pidió 15.000 reales, incluidos peón y aparejos. Le solicitaron luego un boceto, y gustó tanto, por ser «pieza de habilidad y buen gusto», que ya no lo sometieron a juicio en la Academia de San Fernando. Gracias a eso tenemos el Coreto pintado por Goya. El boceto se lo quedó Goicoechea y ha acabado en el Museo Goya de Ibercaja».

¿Y el órgano? ¿Es cierto que el órgano del Coreto es falso? «El Coreto se inauguró sin órgano –asegura Javier Martínez–. En 1767, con algo de dinero, hizo uno el organero Juan Ferrer. Lo curioso es que, para seguir la simetría que preconizaba Ventura Rodríguez, se quiso construir otro órgano enfrente de él. No había dinero y solo se hizo la caja, muy lujosa, en caoba de La Habana con incrustaciones de ébano. Ese se quedó. El que sonaba, según ha averiguado Luis Antonio González, se vendió en los años 40 del siglo pasado a un convento de Valencia».

En su libro, los historiadores del arte han perfilado también la trayectoria vital de Ventura Rodríguez, y han puesto el acento en un dato que muchas veces se pasa por alto. «Ventura Rodríguez se casó tres veces –relata Ansón–, y una de ellas fue con una aragonesa. Se llamaba Rita de Garro y pertenecía a una familia de plateros. Ventura Rodríguez, que había enviudado, vino a Zaragoza en 1750, con 33 años. Se casó con Rita de Garro por poderes y, un mes más tarde, celebraron la ceremonia religiosa en Madrid. Rita vivió en primera persona el proceso de gestación de la Santa Capilla pero murió pronto, en 1754, con tan solo 28 años».

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión