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Neil Young, 74 años, estalla con furia rockera en el álbum número 46 de su carrera

'Colorado’ repesca de nuevo a su icónica banda Crazy Horse que le devuelve el sonido garajero y expansivo de antaño.

Neil Young, sonriente con su nuevo disco.
Neil Young, sonriente con su nuevo disco.
Rick Wilking/Reuters

Es sorprendente, por no decir inaudita, la capacidad productiva de un viejo ‘rocker’ como Neil Young, si no anduviese por ahí un tal Van Morrison: no hay año sin que deje en el mercado una pieza discográfica, si no un par o hasta tres, por no espigar en su apabullante y fantástica web de archivos del pasado, repleta de discos y conciertos. Una creación torrencial que lejos de aminorarse con el tiempo, se incrementa. Algo admirable en una figura en la tercera edad biológica, pero no musical. Este fin de curso discográfico, sin ir más lejos, ha atacado de nuevo, y además sorprendiendo: ha reunido a sus viejos Crazy Horse.

Hace un año, en una de esas raras entrevistas que el ‘canadiense de oro’ concede, confesó el secreto o la motivación de esta incontinencia discográfica: «He entrenado a mi audiencia. Ella lo sabe. No me iré mientras tenga algo que hacer en lo que creo y quiera tocar nuevas canciones en las que creo. Si no tuviera ninguna canción nueva para tocar delante de la gente, no me verían el pelo», confesó en septiembre del pasado año a la revista americana ‘Music Connection’, que naturalmente, para tan gran invitado, le dedicaba la portada.

Y aquí sigue Neil Young poniendo en práctica este catón vital y creativo. En junio pasado, hurgaba una vez más la mina de sus maravillosos archivos y extraía una gema como ‘Tuscaloosa’, un directo con los problemáticos Stray Gators que le acompañaban entonces, en 1973, eficientes pero quejosos de su bajo salario; un disco, digamos, hermano de ‘Time Fades Away’ (1973), aquel directo recopilado de su gira post ‘ Harvest’ (1972) que en vez de ofrecer títulos de aquel monumental y exitoso disco, optó por sacar a la luz piezas inéditas, nunca grabadas en estudio. La diferencia entre ambos es que ‘Tuscaloosa’ no solo ofrece piezas inéditas sino también varias de ‘Harvest’, ‘After The Gold Rush’ (1970), ‘Neil Young’ (1968) e incluso dos inéditas en aquel momento de otra gloria como ‘Tonight’s The Night’ (1975). Y ahora, vuelve con otro nuevo álbum, este completamente nuevo y grabado en estudio, ‘Colorado’.

En el mundo del rock y de los grupos acompañantes de solistas, Crazy Horse, como The E Street Band o The Crickets, son nombres icónicos, bandas que hicieron, y en algunos casos siguen haciendo, más grandes a los solistas a los que acompañan. En el caso de los Horse, con Billy Talbot (bajo), Ralph Molina (batería) y Danny Whitten (guitarra), sustituido este tras su muerte por sobredosis en 1972, por Frank ‘Poncho’ Sampedro, cabalgaron junto a Caballo Loco durante cuatro décadas, desde el álbum ‘Everybody Knows This Is Nowhere’, de 1969, al espeso ‘Psychedelic Pills’, de 2012, dejando una impronta sólida y reconocible a distancia con sus martilleos sostenidos de guitarras distorsionadas y largos desarrollos. Una gran familia con sus problemas y sus discusiones, parones, enfermedades y hasta deslealtades, pero unida como la carne a la piel, que tarde o temprano, mientras que Neil Young siguiera testarudamente poniendo en práctica su catón de supervivencia, tenía que reencontrarse.

Y es lo que ha ocurrido en ‘Colorado’. En este disco número 46 de estudio, están de nuevo los Horse, bien es cierto que sin Sampedro pero con su lugar bien cubierto con Nils Lofgreen, de la E Street Band, y al que el mundo y el carácter rabioso de Neil Young no le es ajeno: ingresó en su banda con 19 años, y trabajó con él desde 1969 a 1973, participando en discos cruciales. Las piezas del tablero musical vuelven a estar gozosamente en su sitio. 

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