Tintín vuelve a viajar a la Luna

El Caixafórum de Zaragoza abre una exposición que celebra los 50 años de la llegada del hombre al sátelite apoyándose en el 'Universo Hergé' 

El comisario de la exposición, Rafael Clemente, comentando diversos aspectos de dos trajes espaciales, uno de ellos un prototipo diseñado por el español Emilio Herrera
El asesor científico de la exposición, Rafael Clemente, comentando diversos aspectos de dos trajes espaciales, uno de ellos un prototipo diseñado por el español Emilio Herrera
Oliver Duch

Tintín, el popular personaje del dibujante belga Hergé, ha regresado a la Luna. Y lo hace de la mano del Caixafórum zaragozano, que acoge en su seno la exposición 'Tintín y la Luna. Cincuenta años de la primera misión tripulada'. La muestra recorre la intrahistoria de la gesta del Apolo XI, que en julio de 1969 aterrizó en la luna, en una operación de alto contenido simbólico que, además, fue una de las cumbres de la ciencia humana. "Aunque gran parte de la tecnología que se usó en la expedición hoy nos parece anticuada y obsoleta -recuerda el asesor científico de la muestra, Rafael Clemente-, lo cierto es que los astronautas no se jugaron la vida. Se la jugó en su día Colón, que solo dependía de sí mismo, pero no lo hicieron luego los astronautas, porque tenían detrás de ellos a un equipo de miles de personas que habían estado trabajando para que ni el más mínimo detalle pasara inadvertido. El propio Neil Armstrong, antes de salir, había asegurado que tenían un 50% de posibilidades de cumplir su misión (aterrizar en la luna) y un 90% de regresar vivos. Y lo segura que fue su misión se demostró en la siguiente, pocos meses después, en el Apolo XII. La cápsula de los astronautas se quedó muerta por un fallo eléctrico y la tripulación, con el apoyo de la NASA, logró volver a la Tierra".

La aventura espacial está llena de anécdotas y curiosidades, y muchas de ellas están representadas en la muestra, que incluye desde las latas de refresco de cola, especialmente diseñadas para viajar al espacio, a la reproducción a escala real de la cápsula en la que los astronautas regresaron al planeta. Todo ello, aderezado con un gran soporte audiovisual y textos muy elegidos a lo largo de la sala.

Hay en la muestra una clara intención didáctica. Aunque los 'tintinólogos' encontrarán material de su interés y los aficionados a la astronáutica disfrutarán de lo lindo con todo el material que se presenta ante sus ojos, serán los escolares, gracias a las actividades didácticas que acompañan la exposición, los que podrán sacarle todo su jugo. "Hace ya mucho tiempo que tenemos claro que la ciencia es también, y sobre todo, cultura -señala Javier Hidalgo, jefe de exposiciones científicas de La Caixa-. Eso explica no solo infraestructuras como el Cosmocaixa, con más de un millón de visitas el año pasado, sino también exposiciones como esta".

"Tiene una doble finalidad -apunta Rafael Clementeñ-. Por un lado, quiere jugar con la nostalgia de quienes vivieron aquello en primera persona, de quienes estuvieron toda la noche frente al televisor y escucharon los comentarios de Jesús Hermida pidiéndoles que no perdieran de vista el pie del astronauta. Pero, por otro lado, queríamos intentar transmitir las dificultades de la conquista de la luna, cómo hubo que aguzar el ingenio para resolver problemas con una tecnología hoy obsoleta".

Y tanto, en un momento del recorrido el visitante se encuentra con una reproducción del ordenador de a bordo, un ordenador que, pese a ser el primero en construirse usando circuitos integrados, tenía únicamente teclado numérico y sus prestaciones eran infinitamente menores de las que da hoy el teléfono móvil más primitivo.

'Tintín y la Luna' está estructurada en dos partes. La primera, que da la bienvenida al visitante y ocupa la mayor parte del espacio, es un recorrido científico por la carrera espacial, desde Galileo (se muestra una reproducción fidedigna del telescopio con el que observó el satélite en 1609) hasta el proyecto Apolo. Además de las piezas ya citadas,  sobresalen en el recorrido la reproducción a escala real de la sección de mandos del módulo lunar, la réplica del prototipo de traje espacial que diseñó el español Emilio Herrera, herramientas empleadas en las tareas de la nave, dentífrico que usan los astronautas o un cedé con la música que emplearon los astronautas para hacer gimnasia en una reciente misión espacial.

Los aficionados a Tintín tienen su pequeño paraíso al final del recorrido. La muestra nace de la vinculación del 50 aniversario de la llegada del ser humano a la Luna, en 1969, con el hecho de que Hergé, el creador de Tintín, ya llevara a su personaje al satélite 17 años antes. 

Con una ambientación inspirada en los trabajos del dibujante belga, una serie de vitrinas con la fisonomía del planeta Saturno muestran al público desde dibujos originales de Hergé a figuras de resina, pasando por álbumes y publicaciones.

La exposición, que ya ha podido verse en Barcelona y Sevilla, permanecerá en Zaragoza hasta el 1 de marzo. En su presentación, este martes, ha participado también Ricardo Alfós, director del Caixafórum zaragozano. 

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