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Javier Lahoz: "El público celebra muchas de las películas y de las series españolas"

El escritor aragonés, y librero de Central, publica 'Mis 100 del Cine Español', en Reino de Cordelia, de perfiles de intérpretes, con ilustraciones de Nacho Rúa. "Este es un libro escrito desde el deseo de homenajear a quienes desde la pantalla me protegen y me hacen soñar", añade

100 de cine.

El escritor y librero Javier Lahoz (Zaragoza, 1967) publica ‘Mis 100 del Cine Español’, en la editorial Reino de Cordelia, con ilustraciones de Nacho Rúa, que es economista e ilustrador y realiza un conjunto de retratos naturalistas de cada intérprete. La nómina abarca el siglo XX y XXI, desde Julia Caba Alba o Ismael Merlo a nuestros días, pasando por Fernán Gómez, Agustín González, Sara Montiel, Aurora Bautista, Banderas, Ana Belén o Bárbara Lennie, entre otros. 

“Hay vivencias que jamás se pueden permitir caer en el olvido”, escribe a propósito de Ana Belén. ¿Sería este libro, ante todo, un manual personal de vivencias y de puro goce?

El cine ha sido siempre importante en mi vida. Supone refugio, reflexión y entretenimiento. Quería plasmar con palabras muchos de los recuerdos y de las sensaciones que me asaltan de vez en cuando y que han ayudado a perfilar mi carácter o mi sensibilidad. He disfrutado a lo grande trayendo al presente imágenes que en momentos atrás se me quedaron grabadas en la retina y en la mente.

¿Por qué ha decidido retratar, hacer perfiles, de los actores y actrices, que son las que dominan en el libro?

Tenía claro que mi propósito era mostrar mi mirada, contar lo que me transmiten, lo que me lleva a sentirme arropado cada vez que construyen un personaje. Acompañarlo con una ilustración fue una idea que tuvimos claro desde el principio. Es más, fue el germen, y el ilustrador Nacho Rúa ha hecho un trabajo estupendo. ¿Ellas dominan el libro? Quizás… En realidad se me quedaron sin incluir muchísimas actrices pero resultaba un número excesivo. Tuve que seleccionar. Sufrí haciéndolo. Con los actores lo encajé mejor. La gran mayoría de las actrices españolas tienen trabajos espectaculares.

¿Qué significa para usted la actuación?

La construcción de un mundo en el que cualquier sueño se materializa. La capacidad de transformarse y de vivir otras vidas. Como dice el personaje de Gloria Muñoz en 'La flor de mi secreto': “La realidad debería estar prohibida”.

Cuando uno lee el libro, le obliga a pensar o reflexionar en la calidad de nuestros intérpretes. De manera global, ¿cuál es nuestro nivel, qué peculiaridades tenemos?

Sus historias suelen resultarme muy cercanas en todos los sentidos. Incluso cuando lo que cuentan se aleja del realismo. Los guionistas saben jugar con el humor, tan identificable, al igual que saben crear tramas donde el dramatismo o las situaciones equívocas triunfan. Es un cine con grandes protagonistas y con grandes secundarios. Pero ha vivido muchas etapas diferentes y, evidentemente, en todas ellas hay trabajos estupendos y trabajos fallidos. Respecto a esto, he escuchado de todo. Creo que el público de hoy celebra muchas de las películas y de las series españolas.

Javier Lahoz.
El escritor y librero y cinéfilo Javier Lahoz.
Alberto Coarasa.

¿Cómo se ha planteado el libro, qué quería hacer, decir, sentir?

Quería recuperar esos momentos que el cine ha llenado. Me recuerdo hace ya unas décadas abriendo el periódico por la última página para saber cuál iba a ser la película que iba a ver en la tele antes de echarme a la cama. Sigo yendo al cine con ilusión, con ganas de conocer, de reírme o de sufrir. Me da igual, me sigo creyendo lo que me cuentan, como si entrara con toda la ingenuidad del mundo en la ficción y no supiera salir de ella, soy así de pánfilo a veces. He querido contar aquí lo especial que resulta tener como referentes a muchos intérpretes. Decirles que han convertido su trabajo en la pasión de quien mira.

‘Mis 100 del cine español’, quizá sea, en el fondo, un título equívoco. ¿Cómo ha equilibrado el cine, la televisión y el teatro?

Es verdad, pero no quería obviar a aquellos que se han dedicado más al teatro o a la televisión. Hay unas trayectorias teatrales alucinantes, de esas de toda la vida, comenzadas en edades muy tempranas. Cuando después se acercaron al cine, da la sensación de que ya se lo sabían todo. La televisión exige otro ritmo, más frenético, y tiene su mérito mantenerse durante tantas temporadas. Lo cierto es que mi imaginario está lleno de muchísimos intérpretes que me encantan y he intentado que en la selección no todos #estén en la misma línea, de que haya variedad en edad, estilo, épocas y trayectoria. Y con respecto al teatro, me resulta mágico. Lo de tener allí mismo a los intérpretes, y que sean capaces de construir la historia, estudiada en su intimidad, frente a un montón de miradas que están pendientes de cualquier detalle… Acabo de leer las memorias de Emilio Gutiérrez Caba y son una maravilla…

Vayamos con algunos nombres: hay muchos clásicos, entre ellas, Conchita Montenegro, Sarita Montiel, Aurora Bautista, Rafaela Aparicio, … Así de sopetón, ¿qué han significado para usted?

Actrices cuyas trayectorias profesionales he seguido, de las que he oído hablar tanto en casa como fuera de ella, y cuyos trabajos han supuesto un entretenimiento, una admiración y un retrato de épocas diferentes. Además, antes no era extraño verlas siendo entrevistadas por sus trabajos. Así de sopetón, Conchita Montenegro me evoca la época clásica del cine norteamericano y me llena de leyendas. Sara Montiel me trae color cuando a su alrededor casi todo seguía siendo en blanco y negro. Aurora Bautista será siempre para mí la heroína de Unamuno. Y Rafaela Aparicio es genial, nunca hablaré de ella en pasado. Tiene una filmografía increíble.

Apenas se citan títulos de películas o series, pero están ahí todo el tiempo… Los glosa, los mete en el retrato…

Estuve muy convencido de hacerlo así. No he querido hacer una enumeración, para eso ya están las listas. He pretendido jugar con las palabras, con los títulos, con las situaciones, proponer acertijos y que el lector interesado indague en lo que quiera conocer. O en lo que quiera preguntarme. Son textos llenos de caminos que transitar. Los títulos están ahí, pero hay que saber leer y encontrarlos.

Vayamos con algunos de ellos, de los más clásicos: Fernando Fernán Gómez, Pepe Isbert, Alfredo Landa, Adolfo Marsillach, que se mimetiza con Santiago Ramón y Cajal…

Mis vivencias son similares con ellos que con ellas. Son primeros nombres, actores que garantizaban que lo que venía después de los títulos de crédito iba a ser muy interesante. Recuerdo bien aquellas series televisivas de gran calidad, como esta de José María Forqué. Es imposible que alguien de mi generación no recuerde la desaparición de Chencho por las calles navideñas, o al peculiar vecino del quinto. Y todo lo que ha hecho Fernán Gómez me resulta inmenso. Es imposible que yo mire hacia atrás, ya no solo pensando en el cine, sino en la vida misma, y que él no esté.

Están las generaciones intermedias: se descubre ante Banderas, Coronado y Bardem, pongamos por caso.

Igual que todas las generaciones tienen sus ‘remakes, también todas ellas tienen sus grandes intérpretes. Yo sigo yendo al cine y valoro el trabajo que a veces supone una renovación de lo visto antes. Has citado a tres grandes de muchísimos recursos. Me gusta seguir conociendo sus trabajos, ver su evolución, entender sus nuevos caminos emprendidos y el poder ver su carrera como un todo aunque todavía les queden muchos trabajos por hacer.

También se fija en muchos actores de ahora mismo: Marta Etura, Bárbara Goenaga (que parece un poco desaparecida), Hugo Silva, Antonio de la Torre…

Claro, forman parte del cine que sigue haciéndose y que sigo conociendo y disfrutando. Y sin ellos las películas no serían lo mismo. Evidentemente, las harían otros, quizás mejor, quizás peor, no lo sé, pero fuera como fuera ya no sería lo mismo. Lo que aportan a cada historia es único. Puede que Bárbara Goenaga no se deje ver mucho, pero yo la descubrí en una serie de televisión y me cautivó de tal manera que valoro mucho desde entonces cada uno de sus trabajos. Me parece una actriz que sabe transmitir muy bien lo que expresa, y que tiene cierta magia. La he incluido en este libro porque así lo he sentido. Como a todos los demás.

¿Quiénes serían el actor y la actriz de tu vida, y sus películas o series?

De entre los aparecidos en este libro, y por poner de generaciones diferentes, Ángela Molina me embruja y Bárbara Lennie me parece brutal. Por otra parte, José Sacristán y Luis Tosar son dos de los que atraviesan la pantalla y se atreven con cualquier género. Por otra parte, me resulta muy complicado nombrar un título o un director. Quiero conocer películas que me inspiren, que me abracen, que me inquieten, que me asombren, que consigan que salga del cine con un talante diferente al que tenía cuando entré.

Nacho Rúa.
Nacho Rúa es el autor de los cien dibujos naturalistas del libro.
Alberto Coarasa.

¿Qué película le hace llorar?

La primera que me viene a la cabeza es 'Función de noche', de Josefina Molina. No lo puedo evitar, pero la he visto ya unas cuantas veces y no me contengo. Pasa el tiempo, la vuelvo a ver y de nuevo se asoman las lágrimas.

¿Cuál de todas las historias es para usted de las más conmovedoras?

Las que cuentan historias estremecedoras que puede vivir cualquiera, aquellas que afectan a quienes no sabían que se encontraban justamente en el momento adecuado en el lugar oportuno, historias humanas que encierran mucha miga. Me encantan por ejemplo las dirigidas por Gracia Querejeta. Ah, sí, es que no he nombrado a Maribel Verdú, qué maravilla de actriz... También las historias que saben hacer del humor y la ironía el mejor recurso. 'El pisito', de Marco Ferreri, es una maravilla. Sí, ya sé que suelo irme continuamente hacia el clásico, pero es el que conservo grabado e inalterable en mi memoria.

¿Sería este un auténtico tratado de pasiones y mitomanías?

Este es un libro escrito desde el deseo de homenajear a quienes desde la pantalla me protegen y me hacen soñar. Hay que tener pasiones, sentir que algo nos llena y nos estremece, acapara nuestra atención y nos hace vibrar. Es un tratado de admiración.

100 de cine.
Detalle de portada del libro de Javier Lahoz y Nacho Rúa.
Archivo Heraldo.
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