ocio y cultura

Santiago Arranz: "Lorca era el poeta feliz que siempre estaba a punto de llorar"

El artista aragonés expone en la Fundación Pons de Madrid un ambicioso proyecto en torno al poeta granadino y su poemario 'Poeta en Nueva York'

Santiago Arranz y García Lorca.
Santiago Arranz con la pieza 'Nueva York vegetal'.
Trinidad Raso.

Expone en la Fundación Pons de Madrid, ‘Tras Lorca por Nueva York’. ¿Por qué García Lorca?, ¿qué ha encontrado en el poeta?

Aunque nuestras identidades sexuales difieran, veo en Federico García Lorca un alma gemela en la que me reconozco, tanto en sus puntos de vista y opiniones, como en su obra. Me emociona pensar en alguien que, esencialmente, era incapaz de ser feliz, aún siendo feliz, y era el poeta que estaba siempre a punto de llorar por todo, ante el dolor que le rodeaba…

¡Cuántas paradojas!

Lorca tenía un lado lunar y poético, inmenso y profundo, el de ese poeta sonámbulo que creaba a escondidas y le escribía sus textos, y otro humano y frágil, dependiente de su familia con la que asumía un juego de cierta hipócrita aceptación de las reglas sociales, arropado por un entorno social privilegiado al que pertenecía. Este fue realmente su doble retrato, el ‘pierrot’, que tantas veces dibujaba y que le delataba.

¿Siempre quiso trabajar con ‘Poeta en Nueva York’ o barajó otros textos?

‘Poeta en Nueva York’ supone un cambio de estilo en la obra de Lorca, un avance superador del romanticismo folklorista, de ‘Romancero gitano’ o ‘Poema del cante jondo’. Y es en el descubrimiento de esa nueva voz que aparece en Nueva York y que procede más del neoprimitivismo expresionista que del surrealismo onírico, donde yo me identifico más con Federico García Lorca, al vincularlo a mi experiencia personal de la ciudad y al arte contemporáneo, por las cuestiones tan actuales que plantea: discriminación, represión, naturaleza amenazada, anonimato del hombre, etc. Hay otra buena razón para elegir estos textos...

Díganos...

Los poemas de ‘Poeta en Nueva York’ son la única obra de Lorca en la que la creación literaria va unida a la experiencia decisiva de un viaje que cambiaría su vida, como el que realizó a Nueva York y La Habana entre 1929-1930. Lorca terminó convirtiendo esta vivencia en desplazamiento cultural, en oportunidad, algo que yo relaciono con mi propio descubrimiento de la ciudad desconocida, cuando a la misma edad de Lorca, con 30 años, llegué a París en 1989, dejando también atrás el pasado inmediato para adentrarme en una nueva aurora que me descubriría nuevos caminos en el arte.

Recuérdenos su estancia. ¿Qué le dio Nueva York?

Con mi viaje a Nueva York en septiembre de 2017, quise reproducir el viaje de Lorca, casi 90 años después, para convertirme en pintor en Nueva York, asumiendo sus textos y sus vivencias, porque me niego a considerar que lo no vivido no forme parte de nosotros y no pueda modelar nuestro presente y ese es el sentido de esta exposición: hacer arte desde la mirada del otro. El arte como diálogo, no solo con lo que ya no está, con lo que hemos perdido de nosotros mismos, sino también con la literatura. Por eso recreé este mapa literario, de búsqueda sin encuentro de Lorca en Nueva York. Y lo hice partiendo de la lectura del libro ‘Federico García Lorca en Nueva York y La Habana, Cartas y Recuerdos’, de Christopher Maurer y Andrew A. Andersen, y de otras lecturas que me acompañaron por los lugares sentimentales por donde Federico García Lorca deambuló en su estancia en Manhattan en 1929-1930.

¿Qué buscaba Santiago Arranz?

Buscaba experimentar el arte desde la palabra, y desde la lectura de sus poemas, y fui tejiendo la primera parte de mi proyecto, las 35 fotografías de Nueva York, testimonio y prueba de mi pasaje por la ciudad, que posteriormente fui asociando en un juego de ilustración con los 35 poemas del libro. Estas vistas fotográficas realizadas en diferentes lugares de Nueva York fueron veladas posteriormente, al sobreponer sobre ellas dibujos del mismo tamaño, realizados a lapicero sobre papel vegetal, lo que generaba un distanciamiento buscado, entre el tiempo de Lorca y el mío, dispositivo que actuaba, a la vez, como soporte y símbolo.

¿Qué temas ha querido tratar de Lorca: el amor y el desamor, la ciudad deshumanizada para él, la soledad, la aparición de la tecnología, el desconcierto vital?

Santiago Arranz y García Lorca.
Una de las piezas con alusión fotográfica a Lorca y a un joven amante norteamericano.
Trinidad Raso]

En este proyecto podemos decir que la ciudad no es lo más importante, ni para Lorca ni para mí, sino que nos servimos de ella como un catalizador de emociones de donde se derivan cuestiones tan importantes como las que apunta, y otras más concretas sobre las que yo he puesto el foco para realizar las 10 grandes piezas principales que conforman esta exposición. Entre ellas, la discriminación racial, la represión de las identidades sexuales diferentes, la idea de masa y multitud, la noción de hueco como pérdida o carencia, el debate que enfrenta el campo a la ciudad, la cuestión del origen y de la naturaleza triunfante, el viaje y el exilio, el viaje como desplazamiento cultural. Temas todos que ni ilustro, ni interpreto, sino que confronto al desarrollo de mi obra, que se construye a partir de imágenes arquetípicas y universalizadoras.

Creo que ha organizado la muestra en diez polípticos, como las secciones del libro.

Tanto la exposición en la Fundación Pons de Madrid, como el libro que recoge el proyecto y publicado por Ámbit en Barcelona, coincidiendo con la inauguración, siguen el mismo guión del poemario de Lorca: 10 secciones, 35 poemas que se corresponden a su vez con 10 grandes piezas polípticas y 35 dibujos. El proyecto, además, ha ido sumando obras, o modificando las existentes entre 2017-2019, incorporado este mismo año la pieza ‘Cartografía poética de Nueva York’, una guía literaria del plano de Manhattan, construido a partir de 35 poemas visuales que introducen lo maravilloso en los distritos reales de la ciudad. Esta obra, dedicada a Lorca, formó parte del proyecto ‘Literaturas del exilio’ para el Instituto Cervantes de Marrakech en abril 2019, y ahora hace de introducción al conjunto de la obra que he llevado a Madrid.

¿Qué nos dice García Lorca ahora a los contemporáneos?

Lorca hoy nos sigue enseñando a pensar con el corazón, a fascinarnos con la naturaleza, a naturalizar el mundo y nuestras ciudades, a encontrar en la mirada interior esa luz contra el nihilismo; nos enseña a poner a salvo la poesía y el anhelo por lo maravilloso y sobre todo a mirar desde el lugar del otro, comprendiendo su sufrimiento. Por todo ello, García Lorca es un autor imprescindible, que será valorado y revisitado en todas las épocas.

¿Seguirá trabajando con escritores?

Soy amigo de los escritores y mi trabajo artístico está muy ligado a la literatura. He intervenido sobre textos de Italo Calvino, Kafka, Pessoa, Goytisolo, entre otros… y ahora Lorca, y siempre me he encontrado muy a gusto en esa gran casa de la ficción que es la literatura. Entiendo el arte como diálogo abierto al mundo, pero también con nuestra memoria y con los relatos de los otros, que también nos pertenecen. Esta exposición es un diálogo con las criaturas que nos visitan, como a mí Lorca, y que, desde luego, espero me siga visitando, sólo o acompañado de nuevos autores. Se ha querido explicar en exceso su sentimiento trágico por la vinculación de sus conflictos internos con su obra, derivados de su homosexualidad y el sentimiento de culpa, pero creo que se explica, más bien, como en todo gran artista, por su personalidad contradictoria y su doblez,

LA FICHA

'Tras Lorca por Nueva York'. Santiago Arranz. Fundación Pons de Madrid. Hasta el 11 de diciembre.

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