La crisis y la despoblación sacan a la venta una veintena de palacios en Aragón

Con precios de 55.000 a 1,5 millones de euros, la rehabilitación puede incluso doblar su coste

El palacio de Villafranca de Ebro, del siglo XVII y declarado BIC, está a la venta desde el año pasado por 1,5 millones
El palacio de Villafranca de Ebro, del siglo XVII y declarado BIC, está a la venta desde el año pasado por 1,5 millones
Heraldo.es

«¿Has soñado alguna vez con ser el propietario de una finca histórica en España ¿Ser el Señor de una gran Casa rodeada de su jardín y su propia finca?». Así comienza el anuncio de un portal inmobiliario que ofrece a la venta un palacete de 468 metros cuadrados (y otros 28.000 más de cultivo) en Movera. Un palacete cuya salida a la venta ha pasado inadvertida pero que es una pequeña joya: su arquitecto fue Manuel Martínez Ubago y, aunque en el momento en que la diseñó (1917) ya estaba abandonando el modernismo, el edificio es una muestra palpable de su talento.

La crisis económica, la despoblación y el vértigo de la vida contemporánea han hecho que muchos palacios, castillos y casas señoriales hayan salido a la venta en los últimos años. Vivir en uno de ellos es hoy más fácil que nunca, y un paseo por las inmobiliarias que operan en Aragón saca a la luz más de veinte palacios y castillos a precios impensables hace unos años. Todos están en el ámbito rural y la mayoría en zonas azotadas por la despoblación: Ilche, Cretas, Fortanete, El Frasno, Morés, Los Fayos, Longares, Alhama de Aragón, Albero Bajo, Magallón...

El portal más exclusivo es Lançois-Doval. «Nosotros solo publicitamos –subrayan–. Ponemos en contacto a posibles compradores con propietarios o gestores de la propiedad». En su web figuran el palacio del Marqués de Villafranca, en Villafranca de Ebro (siglo XVII, 1,5 millones), el palacio de los Padilla en Alhama de Aragón (siglo XVI, 840.000), una casa plateresca de fachada blasonada en Fonz (360.000), el único palacio civil gótico de Graus (697.000) o el castillo de Barbués (55.000).

Pero apenas hay inmobiliarias que no tengan a la venta algún palacio destacado. Algunos se ofrecen desde hace años y no encuentran comprador. «El tiempo promedio de venta de una propiedad de estas características no es inferior a tres años» –señala Pedro Miguel Bernad, de Europirineos–. Aun siendo un tipo de inmuebles relativamente escasos hay más oferta que demanda». Con sede en Aínsa, esta inmobiliaria ofrece una casa castillo del siglo XIV en esa localidad (600 metros cuadrados, 700.000 euros) y un palacio y un castillo en la zona de Casbas.

«Este tipo de inmuebles no son muy demandados y, además suelen salir a la venta sobrevalorados por sus propietarios –explica José María Farré, de Rural Marengo–. El dueño, consciente de su valor histórico y de su excepcionalidad, empieza poniendo un precio que considera oportuno aunque a menudo esté fuera de mercado. Con el tiempo lo va bajando y solo cuando se ajusta al mercado se produce la venta». En Mirambel, Rural Marengo, radicada en la Comunidad Valenciana pero operativa en Bajo Aragón, Maestrazgo y Matarraña, tiene a la venta dos casas palacio (199.000 y 630.000) y una masía con torre medieval (550.000).

Aunque la mayoría de las inmobiliarias consultadas aseguran que en los últimos meses se está detectando un renovado interés por el inmueble rural, lo circunscriben a la vivienda estándar, no al palacio o la gran casa solariega, que sigue teniendo difícil salida.

«Para vender uno de estos inmuebles el problema no es ya tanto el precio, sino la rehabilitación y el mantenimiento», señala Laura Cubero, de Habitale, que ofrece una de las aparentes gangas del sector: una casa señorial blasonada, de 1.000 metros cuadrados con jardín y piscina en el centro de La Almunia de doña Godina, por 230.000 euros. «El posible comprador suma al precio de venta el de la rehabilitación y mantenimiento, y eso acaba por frustrar la venta». «Rehabilitar la última planta y el tejado de un palacio de 500 metros cuadrados de superficie vale una pequeña fortuna –añade Farré–. Eso al vendedor de la casa no le importa, pero al que la compra sí».

«Son casas que salen a la venta con serios déficit de mantenimiento y actualizarlas sale muy caro –subraya María Llorente, de Alierta Inmuebles, con varios palacetes en la comarca de Daroca–. No hace mucho vendimos una por un precio ridículo, 300.000 euros, pero conscientes de que la rehabilitación podría costar más del doble».

La vendieron como vivienda privada, que no es lo habitual. «Si su emplazamiento es adecuado, el uso más probable es el turístico, aunque también algunas de estas propiedades han sido adquiridas como uso residencial privado por personas con especial sensibilidad por la historia y el arte, y como inversión en un edificio de especial valor», apunta Pedro Miguel Bernad.

La mayoría de los palacios a la venta requieren obras, en mayor o menor medida, pero también los hay que casi no necesitan ni poner un enchufe. Es el caso del palacete del conde de Samitier en Rubielos de Mora. Desde hace años es un hotel de tres estrellas y 14 habitaciones, pero el dueño se jubila y ya se ofrece a quien esté interesado (835.000). «Vender uno de estos edificios no es como vender una casa –subraya Peter Vermeeren, de Re/Max–, pero el dueño quiere dejar la hostelería. El hotel está en funcionamiento y en perfecto estado».

Algunos edificios señoriales gozan de cierto grado de protección (todos los castillos son, por ley, Bien de Interés Cultural), aspecto que hay que tener en cuenta a la hora de la rehabilitación. En estos casos las obras tienen que ser especialmente cuidadosas y acordes a la ley. Pero también existen inmuebles históricos que permiten cualquier tipo de actuación arquitectónica.

Y, si el palacio está al margen de los circuitos turísticos convencionales, se puede dar una extraña paradoja: el vendedor no encontrará inmobiliaria que lo acoja. Así le ocurrió a María de los Ángeles del Valle, que se encarga personalmente de la venta de un palacio que posee junto a sus seis hermanos en Burbáguena. La antigua Casa de Don Juan, bello edificio del siglo XVII (22 habitaciones, 570 metros cuadrados) tiene un precio atractivo: 140.000 euros. «Las inmobiliarias no quisieron llevarnos la casa, así que nosotros nos coordinamos para las visitas –señala–. Le hemos puesto un precio simbólico, solo para recuperar lo que invirtieron mis padres en comprarla y renovarla. Hasta ahora se ha interesado más gente de fuera de Aragón, incluso de Estados Unidos e Italia, que de aquí».

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