Hermanos Magén: "El arquitecto ha de mejorar la vida de las personas"

Los ganadores del premio García Mercadal ponen la rehabilitación de la Facultad de Filosofía como ejemplo de edificio con huella medioambiental casi nula

Jaime y Francisco Javier, ante el colegio de Arcosur.
Jaime y Francisco Javier, ante el colegio de Arcosur.
Francisco Jiménez

Los hermanos Magén Pardo, Jaime (Zaragoza, 1974) y Francisco Javier (Zaragoza, 1980), son los flamantes ganadores del premio García Mercadal de arquitectura que concede anualmente el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón. El jurado, presidido por el decano de la institución, Pedro Joaquín Navarro, reconoció el pasado lunes, en la gala del Día Mundial de la Arquitectura, su diseño del edificio de infantil del Colegio Público Integrado Arcosur, de Zaragoza.

¿Cómo influye el entorno a la hora de diseñar un proyecto?

JAIME MAGÉN. El objetivo del proyecto era transformar un territorio todavía inhóspito, debido al aún incipiente desarrollo del barrio, en un lugar habitable y amable, incluso para la escala del niño. Hemos construido un recinto con geometría propia, el primer equipamiento de la zona en un espacio sin viviendas alrededor, aún no colonizado.

¿Cómo es planificar arquitectura en un barrio como Arcosur, especialmente alejado de la ciudad y aún sin desarrollar?

J. M. Arcosur pertenece a otro momento histórico que el actual, más expansivo y optimista en cuanto a planes de urbanismo. Luego llegó la crisis y quedó en nada. Actualmente, la arquitectura va más por la rehabilitación, el reciclaje y la regeneración urbana de las ciudades.

FRANCISCO JAVIER MAGÉN. La mayoría de las viviendas actuales, que son de los años 60, 70 y 80, no cumplen los estándares de calidad, accesibilidad y confort de las casas que se hacen hoy. Aparentemente no se nota, pero están obsoletas y necesitan un plan de homologación.

Dicen algunos expertos que para salvar el Planeta todos hemos de ser sostenibles. ¿Los arquitectos también?

F. J. M. El 40% de las emisiones contaminantes proceden de los edificios, casi tanto como el transporte. Hoy, el consumo energético sí es un parámetro importante en los nuevos proyectos de arquitectura, un asunto que no preocupaba hace 50 años en un país que tenía otras necesidades.

J. M. Sostenibles son aquellas construcciones donde la diferencia energética entre lo que consumen y lo que generan es baja.

¿Por ejemplo?

J. M. La rehabilitación de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, donde estamos trabajando actualmente, va a ser un edificio de consumo energético casi nulo.

F. J. M. No solo los edificios, sino que el urbanismo también ha de contribuir a reducir la huella medioambiental con el diseño de ciudades más compactas y densas que concentren los servicios.

¿Cuál es hoy el papel social del arquitecto?

J. M. No ha cambiado mucho. Sigue siendo el diseño de los espacios donde vive el hombre. Hoy en día, la creciente complejidad de la profesión hace necesaria la creación de equipos multidisciplinares, donde el papel del arquitecto es el de liderar y motivar, ya que solo mediante la implicación de todos sus componentes pueden construirse espacios y obras significativos. Ahora, más que nunca, la arquitectura es un hecho colectivo, en el que participan multitud de personas, desde las vinculadas al promotor hasta los industriales de la obra, que responde a necesidades e inquietudes de la sociedad: belleza, funcionalidad, sostenibilidad, rehabilitación, equilibrio entre los medios y los fines… Siempre, no obstante, sin perder de vista la necesidad de generar emoción en los sentidos ante las texturas de los materiales, la luz, los espacios…

F. J. M. La misión del arquitecto es mejorar la calidad de vida de las personas. La belleza no solo es estética, es también accesibilidad, sostenibilidad y funcionalidad.

¿Por dónde pasa el futuro de la profesión?

J. M. La creciente complejidad de la práctica profesional ha llevado a pensar que en el futuro los arquitectos se agruparán en grandes corporaciones, siguiendo el modelo anglosajón. Sin embargo, pensamos que el tamaño de un estudio de arquitectura debe responder al equilibrio entre disponer de la capacidad suficiente para acometer con solvencia encargos de entidad, pero, al mismo tiempo, no perder intensidad en la atención enfocada a cada proyecto.

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