Ocio y cultura

Manuel Vilas, Enrique Radigales y Adolfo Serra son los artistas becados en la Academia de Roma

El escritor, el pintor y el ilustrador integran el colectivo de 22 creadores españoles del curso 2019-2020.

MANUEL VILAS ( ESCRITOR ) / 26/02/2016 / FOTO : OLIVER DUCH
Manuel Vilas está cosechando un gran éxito con 'Ordesa' también en Europa.
Oliver Duch

No se entendería la historia de la Real Academia de España en Roma sin la presencia de Aragón y de sus creadores. También en el nuevo curso, entre los 22 artistas e investigadores, hay representantes de Aragón: el escritor Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962), el artista Enrique Radigales (Zaragoza, 1970) y el ilustrador Adolfo Serra (Teruel, 1980). Cada uno ha presentado un proyecto muy diferente.

Manuel Vilas se encuentra en el mejor momento de su carrera literaria merced a la novela ‘Ordesa’. Con la traducción al francés se halla entre los candidatos a los premios Fémina y Médicis. A la vez la novela, «ya lleva 14 contrataciones internacionales. Las últimas al árabe y al griego», dice el autor. La memoria de su solicitud se llama ‘La belleza y la literatura: Roma’. Explica: «Pido la beca Valle-Inclán para poder terminar la novela en la que estoy trabajando. Quiero que esta novela tenga escenarios romanos, porque la historia autobiográfica que estoy escribiendo busca la transmisión literaria de la idea de belleza. La idea de la belleza en el siglo XXI como una forma de redención personal».

Vilas no solo se quedaría en la Ciudad Eterna: «Mi proyecto tiene como centro de gravedad a la ciudad de Roma, pero no quiero que sea la única. La idea es que toda Italia simbolice un espacio narrativo de redención, de reducto y de castillo interior. Necesitaré viajar desde Roma a unas cuantas ciudades italianas, con idea de que ese periplo sea narrado por el protagonista. La aproximación narrativa a la belleza necesita un espacio literario. Necesita la narración y la introspección del espacio romano», insiste en la descripción de su obra.

Manuel Vilas especifica aún más: «Se trata de narrar la historia autobiográfica de una fascinación crepuscular por las formas bellas de entender la materia, de entender todo lo que fundamenta la realidad individual y la realidad social».

Enrique Radigales.
Enrique Radigales.
Laura Zamborain.

Artistas de la idea y el trazo

El proyecto de Enrique Radigales se titula ‘Una montaña de datos’ y se centra en el Monte Testaccio. Dice en su memoria: «‘Una montaña de datos’ pretende examinar y clasificar la biológica que habita en la construcción artificial del Monte Testaccio a través de un método taxonómico propio. Graficar y pensar la post-biología sésil (en biología: un organismo que vive fijado a una estructura) de esta montaña y sus interacciones bio-geo-físicas: hongos, raíces, garrapatas, aves, semillas, restaurantes, hojarasca, suelo, la dinámica del bosque, la humedad, el sustrato cerámico, las discotecas, la evaporación del agua». El polifacético artista dice que su proyecto tiene que ver con el paisaje, «con un intento de cuestionar los límites que separan las esferas de la cultura y la naturaleza, donde lo animal, lo vegetal, lo humano y sus construcciones artificiales y sociosistémicas conviven en la incertidumbre de una frontera post-biológica».

Enrique Radigales está muy feliz en Roma: «Llevo una semana en este maravilloso lugar y, entre la belleza de la ciudad y este clima luminoso y dinámico, me encuentro atrapado en una especie de síndrome de Stendhal», confiesa desde la ciudad italiana.

Adolfo Serrra.
El ilustrador Adolfo Serra.
RAER

Adolfo Serra es el ilustrador de ‘Cuaderno de Nueva York’ de José Hierro y ‘Memoria de la nieve’ de Julio Llamazares, ambos en Nórdica. El título de su proyecto es ‘Bomarzo’, como la novela de Mujica Lainez. Dice: «La experiencia de leer imágenes implica desarrollar en la mente lugares, construir historias, generar una narración, dotar de movimiento a unos personajes. Pero también supone verbalizar esa imaginación, darle forma, poner palabras, es un acto de contar y compartir. Ya sea un lector adulto o un niño». Y se interroga:«¿Qué viene antes? ¿La imagen o la palabra? ¿Qué funciona mejor? ¿El texto escrito, el cuento contado o la imagen como hilo narrativo para evocar, imaginar o crear palabras en torno a ella? ¿Qué sentimientos genera una narración abierta? ¿Somos capaces de superponer nuestras emociones, experiencias, ideas utilizando la ilustración como guía?».

Agrega el turolense: «Este proyecto busca respuestas a estas cuestiones, a partir de la creación de imágenes abiertas, junto con laboratorios de creación y con el Sacro Bosque de Bomarzo como punto de partida para investigar».

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