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Handke y España: de Zaragoza a Soria

El Premio Nobel de Literatura de 2019 siente una gran atracción por España y se confiesa lector del Quijote, de Machado, de los místicos, y define Zaragoza como una ciudad con un equipo en Primera División

Peter Handke.
Peter Handke es un autor austriaco, un caminante y observador, interesado por España y su mundo literario. 
CHRISTIAN HARTMANN/REUTERS

“Siempre hay cosas que contemplar si uno viaja con los ojos bien abiertos, nunca se siente solo. Lo que hay de música, de cuadros, de literatura en los países extranjeros y que toca descifrar –si uno sabe hacerlo– permite estar constantemente en diálogo”, anotó el escritor y caminante Peter Handke (Griffen, Austria, 1942), galardonado con el Premio Nobel de Literatura de 2019. Había sonado en varias ocasiones este narrador y ensayista, fascinado desde muy joven por España: en 1972 ya contempló una corrida de toros en Valencia y recordaría para siempre el albero, el animal zafándose y el aroma de ritual. 

Para entonces ya había pasado de ser un escritor experimental, a la contra, a un existencialista de pegada inequívoca como se ve en su novela ‘El miedo del portero ante el penalti’ (1970); ahí cuenta la historia de un arquero de fútbol, mecánico de oficio, al que dejan sin empleo.

El dandy eterno, con pantalón de peto, pelos largas, barba y perilla, el provocador y polemista que defendió a Milosevic y habló en su funeral, redactó uno de sus libros más famosos, y de máxima actualidad, en el fondo, ‘Ensayo sobre el cansancio’ en Linares (Jaén). Años más tarde, se internó por Cuenca y Soria para componer otro libro: ‘Ensayo sobre el jukebox’ (1987), que le sirvió para recorrer Soria, recorrerla y habitarla, acudir a un restaurante chino, ver partidos de fútbol del Numancia en Los Pajaritos, también lo haría en El Sadar con Osasuna, y descubrir otras cosas: especialmente la poesía de Antonio Machado, que tanto le gustó, cómo le gustarían o le gustan poetas místicos como Fray Luis de León, Santa Teresa o San Juan de la Cruz, al que le rendiría un homenaje explícito con el título de su novela ‘En una noche oscura salí de mi casa sosegada’ (1997). 

En las letras aragonesas tienes muchos seguidores: Fernando Sanmartín cita sus textos a menudo; Pedro Bosqued está feliz con su designación; Javier Sebastián firma en Opinión de HERALDO y confiesa: “Yo todavía buscaba un escritor a quien imitar y él era uno de los mejores”, pero quien lo admiraba fue el llorado Félix Romeo Pescador, que salió a buscarlo en Soria con otro escritor como Ismael Grasa. La aventura la contó en 2006 en ‘Letras Libres’ y es un texto soberbio donde se mezcla el viaje y la experiencia personal o íntima. Handke recuerda que llegó a Soria desde Zaragoza, ciudad de la que dijo que tenía un equipo de fútbol en Primera División; es decir, estuvo a orillas del Ebro, adonde volvería en varia ocasiones. Una de las últimas, solo a través de sus textos, se entiende, fue cuando Teatro Che y Moche, en 2016, montó su obra ‘El cielo sobre Berlín’, que llevó al cine, mucho tiempo atrás, Wim Wenders.

Peter Handke.
Peter Handke.
GEORG HOCHMUTH

Peter Handke tiene otros títulos que aluden a sus viajes, a sus paseos, a su modo de ver España: ‘Por la sierra de Gredos’ y ‘Los hermosos días de Aranjuez’, ‘Don Juan’, por citar algunos, pero está claro que la huella española es indiscutible. La fascinación obedecería a que “es porque el paisaje es tan vacío. Allí uno se puede imaginar historias. Hay una energía, no sé, erótica. Es un país con espacios enormes donde no hay nada, donde piensas: si alguien viniera por aquí, pasaría algo, estaríamos abiertos el uno al otro. Tal vez es esto. Luego también porque soy un lector de San Juan de la Cruz y Teresa de Ávila, que he leído palabra por palabra en castellano, y de fray Luis de León, el sucesor de Horacio”.

Su poesía la publicó el sello Bartleby.

En 2013 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá, y allí confesó que había leído el Quijote, con un diccionario, casi palabra a palabra, y que varias veces había intentado aprender gramática española, aunque fracasó porque intuyó que nuestra lengua tenía algo de jungla. El autor de ‘La tarde de un escritor’ o de esa novela impresionante donde narra el suicidio de su madre a los 51 años, ‘Desgracia indeseada, dijo que le gustaba beber vino blanco de Galicia. Seguramente sería albariño. 

Ahora, que tan variados y buenos vinos hay en Aragón, es el momento de prepararle aquí un buen recibimiento y pasearlo por Cariñena, Borja, Calatayud o el Somontano oscense; luego, si quería, en coche o a pie, ya podría volver a Soria ese hombre de convicciones y buen polemista, tan desamado por sus paisanos como Thomas Bernhard o Elfriede Jelinek.

Su aventura española la resumió Cecilia Dreymüller en el libro ‘Peter Handke y España’ (Alianza, 2017), con selección de textos de PH y de entrevistas varias, y artículos de varios escritores, entre ellos el citado Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968-Madrid, 2011).

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