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Fernando Aramburu: "España no suena ni en Europa ni en el planeta"

El escritor donostiarra, que se licenció en la Universidad de Zaragoza, conversa hoy con sus lectores en Fuentes de Ebro, a las 18.00, y a las 20.00 en la Diputación de Zaragoza y presenta su libro 'Vetas profundas'

Fernando Aramburu.
Fernando Aramburu, en el hotel Plaza, frente a la basílica del Pilar.
Raquel Labodía.

Fernando Aramburu nació en San Sebastián en 1959. Es narrador, ensayista y autor de textos infantiles. Tras el gran éxito de ‘Patria’ (Tusquets, 2016. Premio Nacional de Narrativa, 2017), que será una serie de televisión de 8 capítulos de 55 minutos, publicó ‘Autorretrato sin mí’ (Tusquets, 2018) y ‘Vetas profundas’ (Tusquets, 2019).

«Zaragoza ha sido decisiva en mi vida y en mi carrera literaria. Cuando estudiaba aquí creo que no estuve nunca en el Pilar. Había estado antes, había venido con mi madre en un autobús con los seguidores de la Real Sociedad. Recuerdo que acabamos ganando 0-1. Vinimos al Pilar y di una vueltecita de reconocimiento. Hoy estoy en frente de la basílica y me pareció que debía entrar. He visto los murales de Goya. En los 80 yo iba mucho al Pachá y a Bohemios, y al Utopía, que es el local de mi novela ‘El trompetista del Utopía’, aunque situase la acción en Madrid. Zaragoza y Aragón están presentes en ‘Patria’», dice Fernando Aramburu, que hoy, martes 24 de septiembre, se cita con los lectores de Fuentes de Ebro, a las 18.00, y dialoga con Ramón Acín y Pepe Melero en el salón de la Diputación de Zaragoza, a las 20.00.

Acaba de estar en Segovia y ha hablado con el guionista y productor de ‘Patria’. ¿Qué nos puede decir de la serie que produce Aitor Gabilondo?

Que sé lo mismo que usted. He visto 20 segundos.

Algo más vería…

No. Hacer cine y televisión es difícil. Un escritor puede decir en una línea Tokio y nos imaginamos Tokio. En el cine es mucho más complejo. A mí me han consultado algunas cosas, pero prefiero no estorbar. El cine y la tele son otro lenguaje.

¿No ha intervenido en nada?

No. El director debe tener libertad. Yo me quedé muy tranquilo cuando Aitor Gabilondo me pasó los 8 guiones para la serie de 8 capítulos. Me parecieron impecables, matizados y bien resueltos.

¿Le inquieta que ‘Patria’ se convierta en una serie de televisión?

No. Los libros no nacen de la nada. Me he documentado mucho, he vivido mis primeros 25 años en San Sebastián, he hablado con mucha gente, he conocido a las víctimas. Y con ‘Patria’ no he intentado saldar ninguna cuenta, sino contar historias. No creo que porque haya desparecido ETA, o porque haya dejado de matar, debamos olvidar sus existencia, sus crímenes, el clima irrespirable que creó. Y por otra parte estoy tranquilo porque 8 capítulos de 55 minutos no son lo mismo que un largometraje de 90.

En San Sebastián, en algunos sectores, ha sido cuestionado, le han dicho que no conocía bien la realidad.

Acepto todas las opiniones, sobre todo aquellas que huyen del insulto, del menosprecio o de la amenaza. He aprendido mucho, y lo digo sinceramente, de aquellos que han hecho críticas negativas del libro y las han razonado. Eso sí, a los que piensan que te sales del carril de sus ideas no les he hecho demasiado caso. Pero no estoy del todo de acuerdo. Un libro así no nace de la nada ni de la arbitrariedad.

O sea, que no está inquieto.

No. Me tomo distancia. ‘Patria’ ha sido adaptada en cómic, ha inspirado una canción de Javier Lanzarote, un grupo de heavy de Burgos también se ha basado en ella para uno de sus temas. He dado algunas cosas con la novela, pero también he aprendido bastante de las reacciones de la gente.

Llama la atención que, tras una novela como ‘Patria’, publicase ‘Autorretrato sin mí’.

Ese es un libro de prosa poética y de fragmentos en el que venía trabajando. Es un libro sobre mí, sobre la incomodidad, el dolor, la mala conciencia, la belleza, la relación con el padre, etc. Es un libro que he redactado en viajes, en hoteles, en terrazas, con el portátil; me ha dado algunas respuestas sobre mi propia vida.

Fernando Aramburu.
Detalle del libro 'Vetas profundas' (Tusquets, 2019).
Archivo Heraldo.

Este mismo año publicó ‘Vetas profundas’ (Tusquets, 2019), un libro de 40 textos sobre un poema, un poeta y la poesía misma.

La poesía es capital en mi vida. Considero que la poesía es una necesidad básica del ser humano y está en muchos sitios: en las pequeñas cosas, en un diálogo amable, en una película... Me ha acompañado desde siempre y no he salido nunca de ella. ¡No se puede imaginar cuántas horas le he dedicado! He dejado constancia en muchos versos de mis 18 y 19 y 20 años que no me disgustan.

Sin embargo, dice que dejó la lírica por un tiempo…

Cuando me fui a vivir Alemania me resultaba difícil hallar lo que estaba buscando, ya no escuchas la lengua a diario, y yo mismo me sentía en una cárcel por mi afán de perfeccionismo… Soy un contador de historias, y me gusta tocar otros palos. Y la poesía anda por ahí, sobre todo como lector. En mi mesilla de noche siempre hay un libro de poesía.

¿Qué buscaba en ‘Vetas profundas’?

Acercarme a la poesía, y a poemas concretos con una voz personal, lejos de la academia o la erudición. Hablar de lector a lector. Quería hacer catas de los poetas y contar en qué consiste la experiencia poética.

Otro giro. ¿Qué piensa cuándo en España gana la izquierda y se repiten las elecciones?

Vivo en Alemania. Y lo que más me llama la atención es que España no tiene ninguna presencia en el ámbito internacional, no suena ni en Europa ni en el planeta, y que eso suceda eso cuando se dirimen tantos conflictos en el mundo no es nada halagüeño. Cuando los políticos dejan de pensar en los ciudadanos, algo no va bien. No cumplen con su misión. Sobre todo, porque la gente se entiende, las cosas funcionan bien, y, con todo, este es un país con un alto nivel de bienestar.

¿Cuál es el lugar de los intelectuales hoy?

Son muy necesarios, y no tanto para que nos digan lo que tenemos que hacer o pensar, sino porque filtran, interpretan la realidad, y nosotros tomamos decisiones a partir de ello.

Desde hace muchos años hace colecciones de textos manuscritos ajenos. ¿Por qué?

Desde hace 20 años colecciono firmas de escritores o artistas. Tengo 300. Es algo que me hace mucha ilusión. Llevo una propuesta, y me escriben sus cosas. Hay varios aragoneses, claro.

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