OCIO Y CULTURA

Pablo Milanés resume en la Mozart 50 años de carrera, de revolución e himnos al amor

El cantante cubano alterna en su gira ‘Esencia’ temas casi secretos o pocos conocidos con canciones como ‘Yolanda’, 'Para vivir', 'El tiempo, el implacable'

Pablo Milanés.
Pablo Milanés regresa a Zaragoza con 25 canciones de sus 50 años en la música.
Javier Salas.

 «No me hagas hablar que tengo que guardar la voz para el concierto», le decía ayer Pablo Milanés (Bayamo, 1943) a su viejo amigo, de la misma edad, Plácido Serrano durante la grabación del programa de ‘La mejor de la vida es gratis’ de Aragón Radio. Milanés, que integra la gran trilogía de la nueva trova cubana con Silvio Rodríguez y Noel Nicola, ofrece hoy, a las 20.30, un nuevo recital de la gira ‘Esencia’ en la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.

Pablo Milanés no ha perdido su buen humor y repite uno de sus mantras o autorretratos: «Soy el enfermo más sano del mundo». No obstante, más allá de la vitalidad y el optimismo del cantante que vive en Vigo, el autor de ‘Para vivir’ pasaba ayer por el galeno y a veces vive entre algodones. Se faja con sus dolencias de cadera y otros males. La música, más que nunca, es la razón de su existencia y parece desdoblarse: siempre tiene un proyecto entre ceja y ceja, a flor de labio. Ya sea en solitario o en colaboración con otros. En 2018, por poner un ejemplo, Pablo anunciaba que grababa un disco de salsa, otro de canciones tradicionales cubanas, otro con un pianista con el que trabajó durante años y otro en inglés con ‘standards’ de jazz.

El año pasado ofreció un emocionante y multitudinario concierto, ‘Mi Habana’, con una veintena de temas, donde quería expresar el amor más entrañable que siente por la capital de la isla, que ha aparecido recientemente en disco. Es una de esas obras que explican el vínculo de un artista con su ciudad: con su espíritu, sus rincones, con el océano, el paisanaje y la música.

Menú de una gira feliz

«La gira está yendo muy bien. Estoy encantado», decía Pablo Milanés, y recuerda que, además de su guitarra y su envolvente voz, surgida de los aromas del ‘filin’, se acompaña de Ivonne Téllez al piano, y de Caridad R. Varona, al violonchelo. Asegura que esa compañía le hace muy feliz. A Milanés ya le interesa más la música que la política. «Yo soy un revolucionario hasta que me muera. Mi actitud no ha cambiado, eso es para siempre; pero quizá sea ya el tiempo de los jóvenes».

A la vez repite algo que le sigue emocionando: «Mi vida adquiere su mayor sentido cuando actúo en directo. Eso es un estímulo». Por eso sigue Milanés celebra en ‘Esencia’ su amplio medio siglo sobre los escenarios. Su carrera se vio coronada en 2015 con el Grammy a la Excelencia Musical, y en este momento prepara nuevos discos con José María Vitier, Miguel Núñez y con su hija Haydée, con la que ha grabado y actuado en varias ocasiones. «No me ciega la pasión de padre –le decía a Plácido Serrano–, pero Haydée tiene un talento inmenso. La versión de ‘Yolanda’ que ella canta con Omara Portuondo es la mejor que he oído jamás. La más emocionante». 

Ese tema, tal vez una de las más bellas canciones de amor de la música latina de todos los tiempos, lo tocará en Zaragoza a casi a modo de cierre.

Pablo Milanés suele decir que en cada disco hay dos o tres temas que se cuelan en las casas y en la memoria sonora del público, y que hay entre ocho diez que pasan inadvertidas. Lo afirma alguien que ha grabado 40 discos en solitario y muchos otros en colaboración. «Esas, a menudo, son como canciones secretas. Pasan inadvertidas, y en esta gira las he querido recuperar».

Con motivo de este viaje decía: «Me gusta mucho cantar los temas que el público espera y corea conmigo, pero quizá para mí son más especiales otros que no se conocen tanto». Muchos de esos temas –que han tenido versiones de Sabina, de Silvia Pérez Cruz, de Ana Belén, de Serrat, etc.– conviven, entre ellos el recuperado ‘Hay’, con melodías que forman parte de la banda sonora de nuestras vidas como ‘Canción’ (‘De qué callada manera’), ‘Para vivir’, ‘Yolanda’, ‘El breve espacio en que no estás’ o ‘El tiempo, el implacable’. El éxito, ese hecho especial de que alguna composiciones habiten nuestra memoria, le ha llevado a considerar que los cantantes y los artistas en general dejan su legado. Sostiene que gusten las canciones no deja de ser un milagro. «Ocurre eso por la atemporalidad y la universalidad de sus temas y por unas melodías que he tratado de cuidad».

Versatilidad y tradición

Si algo define a Pablo Milanés son su versatilidad, que se teje con una personal y bella voz, un timbre acariciante, la buena asimilación de muchas tradiciones, y pertinaz “obsesión por estar en la música”, lleno de proyectos, de tentativas. Le encanta hablar de Ry Cooder, de Beni Moré, de virtuosos del jazz o de eso que se ha dado en llamar el afrocubismo.

El parentesco de sonidos entre África y Cuba. Milanés, que ha participado en giras con músicos españoles, ha asimilado la corriente del bolero, el jazz (del que le encanta hablar, y suele decir que «hay grandes músicos cubanos por todo el mundo. Están, se notan y suenan muy bien»), la rumba, el son (a él también le gusta el clásico ‘Son de la loma’, que es casi el himno de los trovadores cubanos clásicos), el filin y la trova: esa canción de autor que le permitía hablar de Cuba y del compromiso, hacer canciones de denuncia social y de rebeldía, y apostar por el amor como núcleo de las emociones y de los deseos de vivir y de sentir.

‘Esencia’, en el fondo, es una propuesta de cámara en 25 canciones. Casi todas las entradas están vendidas; las que quedan se venden entre 35 y entre 45 euros.

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