Tercer Milenio

En colaboración con ITA

entrevista

Pascual Román: ""Para divulgar la ciencia sirven desde la jota al rap"

El científico Pascual Román (Tauste, 1947) es profesor emérito y catedrático de Química Inorgánica de la Universidad del País Vasco.

Pascual Román, en una reciente visita a Zaragoza
Pascual Román, en una reciente visita a Zaragoza
Raquel Labodía

¿Puede la jota convertirse en vehículo de la divulgación de la ciencia? Usted tiene compuesta una dedicada a la Tabla Periódica de los Elementos.

Para divulgar la ciencia sirven desde los cantos regionales como la jota al rap. Pensé que si la jota habla de la madre, la patria, el Ebro, la Virgen del Pilar, ¿por qué no sobre la Tabla Periódica que para mí es algo hermoso?

¿Qué dice esa jota química?

"La tabla periódica es / un icono de la ciencia / que ideó el genial ruso / Dimitri Mendeleiev / pero quien le dio sentido / es el inglés Moseley". Es una jota didáctica. De seis versos porque añadí dos para mencionar a otro de los padres de la Tabla Periódica.

En 2019 se cumplen 150 años de la primera versión de Mendeleiev, pero entonces ¿no es su único padre?

La Tabla Periódica es una obra colectiva. Seis científicos estaban a punto de conseguir ordenar los elementos químicos; eran como los finalistas de unas olimpiadas. A quien se le reconoce que llegó al final es quien más arriesgó: Mendeleiev, que se atrevió a basar su ordenación en el peso atómico y, en los huecos, predecir elementos que se descubrieron luego: el galio, el germanio, el escandio. Años después, el físico inglés Moseley puso la guinda a la tarta al ordenarlos por número atómico.

La tabla es uno de los grandes iconos de la ciencia.

No solo es un icono de la ciencia sino de la cultura. La división entre ciencia, técnica, letras, derecho... no la entiendo. El padre de la química moderna fue un abogado: Lavoisier.

¿Algún truco para aprendérsela?

A mis estudiantes les doy reglas nemotécnicas como ‘Lina ke es rubia casó en Francia’, para recordar el primer grupo: litio (Li), sodio (Na), potasio (K), rubidio (Rb), cesio (Cs) y francio (Fr). Yo me enganché con la Tabla Periódica cuando tenía 12 o 13 años. La vi en un cartel y sentí que había algo mágico dentro. Luego me la tuve que aprender en serio cuando estudié en la Facultad de Ciencias de Zaragoza y, con el paso del tiempo, cada vez le he ido descubriendo aspectos nuevos.

¿Tiene un elemento favorito?

El wolframio, por la sencilla razón de ser el único aislado en la península ibérica, y nunca vamos a aislar ni a descubrir ni a crear ninguno más; no tenemos ni capacidad científica ni personal apropiado. Aunque se atribuye a dos hermanos riojanos, el verdadero ‘descubridor’ del wolframio fue uno de ellos: Juan José de Elhuyar, a quien contrataron como un verdadero espía. Espiaba cómo fabricaban los ingleses, en el siglo XVIII, los cañones para la Armada. Una historia fascinante (de la que tengo otra jota). Le acompañaba su hermano Fausto, cuya figura está sentada ante la fachada del Paraninfo, pero el genio era el mayor.

Hierro, carbono, oxígeno... Nos parecen muy terrenales, pero vinieron de muy lejos.

Proceden de las estrellas. En la cosmogénesis de los elementos químicos, primero se formó el hidrógeno; a partir de él, el helio, el litio, los elementos más livianos. Y a partir de estos, por fusión de los núcleos, aumenta el número de protones, lo que da entidad a los átomos, y va creciendo el número de elementos. En el fondo, todos nosotros somos polvo de estrellas... y terminaremos siendo polvo de estrellas.

Hay nombres mitológicos entre los elementos de la tabla.

Vanadio viene de Vanadis, diosa de la belleza en la mitología escandinava. Y los siete metales de la antigüedad se relacionan con los dioses de las mitologías griega y romana y los días de la semana: hierro con Marte, cobre con Venus... También hay centros de investigación: berquelio, por Berkeley; científicos: fermio, por Fermi; curio, por Curie; países: polonio, por ser la cuna de Marie Curie... Los nombres de los nuevos elementos sintetizados son horrorosos: oganesón es el último, el 118; su vida es de escasos milisegundos antes de desintegrarse.

Y si usted descubriera un elemento, ¿qué nombre le pondría: taustenio?

Ja, ja. Le llamaría moseleio, por Moseley, para hacerle justicia, porque hay un mendelevio, el 101.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión