invitado especial

Cena en Blanco con amenaza de lluvia

La IX edición de este evento, que mantiene el espíritu de la idea que nació en París, se celebró en la explanada del Palacio de Congresos. 

Zaragoza sigue manteniendo vivo el espíritu original de la Cena en Blanco. La idea nació en París hace 12 años y básicamente se resume en un encuentro multitudinario para recibir el verano de blanco riguroso transformando la calle en un espectacular comedor.

Por diferentes razones, la cita de este año se ha retrasado un poco ya que lo habitual es que se celebre los últimos días de junio o a primeros de julio. En cualquier caso, la acogida de esta undécima edición fue buena. Eso sí, hubo menos participantes que otros años –alrededor de 700 comensales frente a los casi mil de 2018– a lo que probablemente contribuyó la incertidumbre climatológica. De hecho, hubo algún amago de intenso chaparrón que al final se quedó solo en amenaza. Durante toda la tarde los participantes estuvieron muy atentos al anuncio de la ubicación del evento. Esta es otra de las señas de identidad de la Cena en Blanco, que hasta prácticamente minutos antes no se conoce dónde se va a celebrar. En esta ocasión, se citó a todo el mundo en la explanada del Palacio de Congresos.

Hasta allí fueron llegando cerca de las nueve de la noche los grupos de amigos para empezar a montar las mesas. En muy poco tiempo la zona se convirtió en un ir y venir de sillas, neveras portátiles, cubiertos, servilletas de tela, platos y copas de cristal. En apenas media hora el comedor estaba listo y el público preparado y sentado para encender las bengalas que dieron el pistoletazo de salida a la cena.

Unas 700 personas se han dado cita junto al Palacio de Congresos de Zaragoza para celebrar la llegada del verano. Un evento que tiene lugar en la capital aragonesa desde hace 11 años y que en esta ocasión ha estado un poco pasada por agua.

Miguel Ángel Cubero, uno de los importadores de la idea parisina, estuvo al tanto de todos los detalles. Eso sí, en la organización hubo muchos colaboradores, sobre todo los que resisten al paso del tiempo y que están desde el principio: Javier Martí, Mariano Bazco y Gabriela y Nieves Añaños. Ellos se encargaron de movilizar a los jefes de las 60 mesas que se montaron. La del grupo La Bocca-Marengo fue una de las más animadas. En ella se dieron cita Kike Júlvez y Yolanda Gil; el periodista Álvaro Sierra; Javier Esteban, de AJ Cash, y amigos como Nacho Navarro, César Usán y Fran López.

También se dejaron ver veteranos de la Cena en Blanco como el decorador y diseñador de interiores José Luis Mercadal. En su grupo, los profesionales de este sector fueron mayoría: Javier Cameo, César Mercadal, Javier Praderas y Jorge Rillo, además de la periodista de Aragón Radio, Natalia Fondevila. En la de Daniel Gimeno hubo trabajadores de la Fundación la Caridad como Petri Vadillo, Mery Sierra y Alejandro Yus. Y también organizaron una animada velada comerciantes de Zaragoza Centro como Pilar Muñoz, de Sisinia; Marian Díez, de Granier, o Jesús Mas, de La Alicantina. En otras mesas estuvieron Pilar Haro, de Audi, y Peter Lozano, de AJE Zaragoza.

Ignacio Salas y Pilar Mendívil, de Bodegas Salas, participaron acompañados de amigos que debutaban como Eva Royo, impresionada por la buena organización. Y, entre los más previsores, sin duda, Nuria Gracia, Mercedes Alcaine y sus 16 acompañantes que encontraron acomodo protegidos de la amenaza de lluvia a las puertas del Palacio de Congresos. Por si acaso, Javier Montijano, responsable de protocolo en Ibercaja, no estuvo muy lejos de allí. En su grupo, esta entidad estuvo representada por Belén Bardají y Cuqui Ariño.

Cerca de la medianoche, todo el mundo había cenado y se empezó a recoger para dejar la explanada mejor de lo que la habían encontrado. Eso sí, para muchos la Cena en Blanco continuó en otros escenarios.

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