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Romain Vuillemin: "El swing gitano cada vez se está haciendo más popular"

La guitarra de este artista francés, que actuará en Zaragoza en julio, busca recuperar el espíritu del jazz manouche, del que Django Reinhardt fue su máximo exponente

Romain Vuillemin ( Guitarrista ) / 06/05/2019 / FOTO : OLIVER DUCH [[[FOTOGRAFOS]]]
Romain Vuillemin, que actuará en julio en Zaragoza.
Alejandro Santos

¿Quién era Django Reinhardt?

Django era una estrella. Cuando su banda tocaba jazz gitano, o ‘manouche’, en los clubes de Francia, lo hacía con tres guitarras, un violín y un contrabajo. Era una variación del jazz americano de Duke Ellington o Louis Armostrong, porque ellos tocaban sin batería y con guitarras. Nosotros, en vez de con tres guitarras, solo usamos dos, porque el propio Django se quejaba de que a veces había demasiado jaleo y acabaron cambiando para usar dos guitarras.

Cuando se piensa en grupos de jazz o swing no suelen aparecer las guitarras sino las trompetas, o los contrabajos. ¿Qué aporta la guitarra?

Ese swing gitano que empezó en los años 30 con Django pudo hacerse porque, al emplear guitarras rítmicas, reemplazaron el ritmo de la batería de jazz. Además, en aquella época no había amplificadores o micrófonos, porque Django empezó a tocar en 1934 y, si hubieran usado trompetas, se escucharía poco su guitarra. En un quinteto a cuerdas, los volúmenes de los instrumentos son parecidos, así que sus conciertos siempre fueron en acústico.

Ese es el sonido al que quieren dar continuidad…

Sí. ‘Minor Swing’, su tema más escuchado, de 1937, supuso la llegada del jazz a Europa. Cuando pensamos en el género del swing pensamos en grandes orquestas porque los artistas conocidos las empleaban –salvo Armstrong, que a veces tocaba con solo cinco o siete personas–. Este género fue la transición de la música clásica al swing, pero entonces había pocas orquestas que lo tocaran en Europa, y las que había han sido olvidades. Hay que pensar que los discos no se intercambiaban como ahora.

Actualmente el sonido acústico está muy bien valorado. ¿Es una vuelta a los orígenes?

Claro. En un concierto, aunque intentes usar los mejores micrófonos o amplificadores, siempre se pierde algo de calidad. Si tocas en acústico, siempre será mejor. Nosotros siempre actuamos en acústico pero, a veces, empleamos pastillas bajo las cuerdas de las guitarras para que suenen como si fueran eléctricas sin necesidad de amplificadores. El propio Django las usaba, pero nosotros procuramos no hacerlo porque queremos ser lo más fieles posible al sonido original, que la gente escuche lo que suena.

El jazz manouche no es un género muy comercial. ¿Eso es una bendición o una maldición?

Bueno, no tenemos productora ni nadie que nos exija, así que puede ser que sea algo positivo. Al final, eres libre de hacer tu música como quieres. De todas formas, este estilo cada vez se está haciendo más popular. Django murió en 1953 y, hasta los 90, hubo muy poco jazz manouche. Ahora hay varios estilos, como el de la escuela de Rosenberg, por ejemplo (en referencia a The Rosenberg Trio, una banda de jazz holandesa), que tienen un estilo más cercano al bossa-nova. Otros han tomado una vía más moderna, como Bireli Lagrene, que lo ha mezclado con jazz moderno. Nosotros nos reivindicamos de la escuela original de Django, intentamos ir a la raíz de ese estilo.

¿Qué tiene la guitarra para triunfar en casi cualquier género, como el jazz?

La guitarra es un instrumento universal. Es armónico y rítmico. Además, hoy en día, una guitarra se puede comprar por 30 euros y no hace falta practicar para aprender tres acordes e interpretar canciones sencillas, eso lo puede hacer casi cualquiera. Encima, la puedes llevar contigo. Yo de niño tocaba el piano y, cuando llegué a adolescente, me cambié a la guitarra. Estos son los detalles que hacen que la guitarra sea muy sencilla de tocar y, al final, haya tanta gente que ha practicado algo de guitarra que muchos se identifican con ella.

Como cantar...

Sí. Yo en los conciertos hago dos o tres cantes y a la gente le encanta. Puedes tocar cosas muy complejas, pero la mayoría de la gente no se dará cuenta de si has hecho algo muy difícil. Sin embargo, empiezas a cantar y se identifican con eso. Todos cantamos en la ducha. Identificarte con el clavicordio, por ejemplo, es más difícil, pero la guitarra triunfa en todas partes.

¿Qué conciertos tienen previstos próximamente?

Tenemos bastantes. Actuamos en algunos bares de París que molan mucho, como el Bal Blomet. Allí empezó a sonar la música negra, la tocaba gente que venía de las Antillas Francesas. Estuvo cerrado durante mucho tiempo y volvió a abrir hace cinco años, es muy bonito. También tocamos en Suecia, en Goteburgo, y en Tours (Francia), en otro festival. En julio, estaremos aquí en Zaragoza. Actuaremos el día 16 en la terraza de Le Pastis (paseo de la Ribera, 14), al día siguiente en el Centro Joaquín Roncal (calle San Braulio, 5) y el día 18 en el Rock & Blues (calle Cuatro de Agosto, 5). Luego, volveremos a París.

¿Y su nuevo disco, ya puede comprarse?

Sí, ya está a la venta. Lo grabamos cuando ganamos un concurso en un festival para nuevos talentos que se celebra en Samois-sur-seine (Francia), que es el mismo lugar en el que murió Django Reinhardt. Este es el festival más grande de este género. El disco se llama ‘Why not?’ (‘¿Por qué no?’). El primero era ‘Swinging in Paris’ (‘Tocando con swing en París’), pero se nos acabaron los swings.

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