Cuando una cena puede convertirse en toda una aventura

Cenar con los ojos vendados o quedar con un grupo de desconocidos en una casa particular son algunas de las opciones que encontramos en Zaragoza.

Cenas a ciegas.
Cena a ciegas celebrada en Zaragoza.
Xoel Burgues

El pasado 16 de mayo, el establecimiento de Marengo International Deli organizaba en Zaragoza una nueva edición de la denominada ‘Cena de los cuatro sentidos’. ¿En qué consiste? Pues en que cada uno de los comensales ha de disfrutar de las viandas… ¡con los ojos vendados! Se trata de un concepto, el de cenar a ciegas, puesto en marcha hace tres años y que se ha vuelto a recuperar en la capital aragonesa de la mano de Yolanda Gil, organizadora del evento.

“Lo más curioso de esta cena es que los participantes entran al comedor con los ojos vendados y son llevados así hasta las mesas de forma que los sentidos se potencian intentando reconocer ubicación y espacio”, explica Gil. Los invitados, no pueden retirarse el antifaz hasta finalizar la velada, ni siquiera para ir al baño.

Una vez que los comensales han tomado asiento comienza esta experiencia gastronómica no apta para claustrofóbicos. “Gracias a este formato, sin la visión, son los otros cuatro sentidos, olfato, oído, gusto y tacto, los encargados de hacer disfrutar al invitado en cuestión”, resume. Además, otro de los puntos positivos es que durante la cena desaparecen momentáneamente todo tipo de distracciones.

“Como ocurre en otros ámbitos, en la gastronomía también hay modas y tendencias que cogen auge y después se desvanecen como ocurrió con este tipo de citas. En 2016 comenzamos a investigar sobre cómo solían hacerse en varios restaurantes y decidimos retomarlas”, explica Gil. Desde lugares como en Buenos Aires o Barcelona, donde la experiencia se desarrolla con la luz apagada, hasta sitios en los que cada comensal es capaz de controlar el grado de visión, las opciones son variadas.

“Quisimos darle una vuelta al concepto a partir de un menú completamente desconocido por los clientes, con una sala en penumbra desde el inicio de la cita y vendando sus ojos desde el minuto cero para dar esa sensación de ingravidez de espacio y tiempo”, indica la organizadora. Una manera de experimentar durante una actividad tan habitual pero de una forma completamente distinta, eso sí, en este caso aseguran que no es una actividad apta para todos los públicos: “hay personas que pueden sentirse agobiadas en una situación así, incluso sentir miedo o inseguridad, aunque también puede ser una manera de retarse a uno mismo”.

Entre los asistentes a esta primera edición de las cenas a ciegas se encontraban María Ortíz y Santiago Cerecedo, que se enteraron de esta actividad a través de las redes sociales. “Al estar en la oscuridad fuimos capaces de reencontramos a través de otros sentidos”, explican. “Una de las cosas más gratificantes fue prescindir del teléfono móvil durante la velada, y ser capaces de descubrir los platos en cada bocado”, añade Cerededo.

También acudió Baba Fonrouge, que asegura que le sirvió para potenciarla experiencia al máximo. “Al no ver nada se exacerban el gusto y el olfato sobre todo, así como el tacto, porque se comen la mayoría de las cosas con las manos y escuchas con atención todo lo que van comentando”, opina. La cena tiene un precio de 25 euros por persona y la siguiente edición tendrá lugar el 6 de junio a las 21.00.

Cenas con encanto en Zaragoza.
Cenas con encanto celebrada en Zaragoza.
Anna Moshi

Otro concepto que irrumpe de lleno en la escena zaragozana para revolucionar el de la tradicional cena en casa y entre amigos es el impulsado por Elena Rodrigo y sus ‘Cenas con encanto’. En este caso, su casa se convierte en el espacio en el que se desarrolla una interesante velada entre un grupo de desconocidos que se juntan en torno a una agradable conversación que se desarrolla en su salón. “Mi ritmo de vida es frenético, tengo una familia maravillosa, un negocio, amigos…pero un día me di cuenta de que no reservaba ni un minuto para mí. Esta idea nace de esa búsqueda de una conversación tranquila en torno a una buena cena y, sobre todo, sin prisas”, afirma.

Partiendo de esta premisa, el 19 de marzo arrancaba la primera experiencia de estas ‘Cenas con encanto’ que volvió a repetirse el 26 de abril y el 17 de mayo. La primera velada giró en torno a la educación de la mano de Noelia Cebrián, maestra en el colegio La Purísima para niños sordos de Zaragoza que recibió el premio al Mejor proyecto TIC de Educación Inclusiva, Igualdad y Diversidad en la Feria nacional Simo Educación en 2017. La última velada abordó otro tema muy actual, como es la comunicación digital en redes sociales y contó con la presencia de influencers aragoneses como Andrea Martínez (@increibleperocierzo) y Fran Luján (@franlujan).

Volver a las cenas de antaño

Pero, ¿dónde nace este concepto? “Lo conocí en Madrid de la mano de Silvia Moreno, creadora de Cenas Adivina, que proponía encuentros cara a cara con conversaciones auténticas y buena compañía. Momentos en los que compartir una cena, conversar, beber una copa de vino y disfrutar de risas y emociones sintiéndose como en casa”, explica Ruíz. Asegura que, en definitiva, se trata de volver a un momento habitual antaño, en el que la cena se transformaba en la excusa para disfrutar de una agradable tertulia.

Uno de los participantes de estas ‘Cenas con encanto’ fue Alberto Sebastián, que acudió junto a su mujer al evento tras conocerlo por Instagram. “Me sorprendió muy gratamente ya que disfruté muchísimo, me parece un proyecto muy innovador ya que en Zaragoza hay poca variedad donde elegir. Estoy seguro de que va a tener mucho éxito”, afirma. En este caso, cada invitado paga el coste proporcional de la cena, que varía según el menú. La próxima cita tendrá lugar el 21 de junio.

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