redes sociales

"Una cuenta de Instagram bien gestionada por un concursante de OT puede valer 200.000 euros"

Albert Vico, social media manager de Operación Triunfo, recuerda anécdotas del programa, como cuando Aitana casi incendia la academia, y habla sobre Miki, el representante de España en Eurovisión.

Albert Vico, social media manager de Operación Triunfo, en una clase en la Universidad.
Albert Vico, social media manager de Operación Triunfo, en una clase en la Universidad.
Heraldo.es

Albert Vico, social media manager de Operación Triunfo, ha vivido los dos últimos años de su carrera profesional rodeado de 'triunfitos', tuits e 'insta stories'. Gurú de las redes sociales y del equipo digital del concurso, es uno de los responsables del éxito de las dos últimas ediciones de uno de los programas musicales más populares de España.

El próximo mes de junio, Vico participará en el Congreso Web sobre marketing digital que se celebrará en Zaragoza los días 7 y 8, y para el que ya están abiertas las inscripciones. Antes, a punto de celebrarse la final de Eurovisión, charlamos con él para que nos hable sobre Miki y nos cuente algunas anécdotas de OT.

¿Qué papel han tenido las redes sociales en el éxito de las nuevas ediciones de Operación Triunfo?

Ha sido una de las claves del éxito, aunque no la única. El formato ya funcionaba, de hecho, cuando empezó, en 2001, no había redes y funcionó muy bien. Esa base existía, pero la edición de 2017 o era con redes sociales o no era, porque no puedes vivir de espaldas a la realidad. El tener una estrategia de comunicación planificada ayudó a que el programa se hiciera muy popular entre gente que no conocía el formato. Las redes han sido un potenciador del éxito que de por sí ya tenía, porque tiene un muy buen casting, una buena filosofía... lo que se valora es el esfuerzo y el talento, no la convivencia o la supervivencia, eso es otro tipo de programa, OT es más blanco.

¿Cómo llevaban los concursantes de OT el hecho de poder publicar contenidos pero no recibir el ‘feedback’ de los fans?

Lo llevaban bien porque el planteamiento es: os vamos a meter en una academia de alto rendimiento con los mejores profesores de España para que mejoréis, la condición es estar aislados para que den lo mejor de sí y no se distraigan con nada más. Nosotros podríamos haber dicho, y de hecho hubiera sido más sencillo, ‘vosotros tenéis una cuenta y vosotros publicáis’. El porqué no lo hacíamos, al contrario de lo que mucha gente piensa, no es para que ellos no pudieran recibir según qué informaciones del exterior, que también, sino para que no se distrajeran en ningún momento de su formación. Si teníamos 16 personas en la academia y 2 de ellas tenían muchos seguidores y otras no, esas otras podían estar mucho menos motivadas para aprender. La idea era que todos estuvieran trabajando en las mismas condiciones. Pero el tener esa pequeña ventana en la que poder expresarse lo llevaban bien.

¿Y cómo influye la imagen que se transmite en las redes en el éxito en el programa? ¿puede llegar a tener más peso que los factores meramente artísticos?

Voy a poner un ejemplo muy gráfico: En 2001, en la primera edición de OT, cuando expulsaban a un concursante, había una marca que les regalaba un coche. En 2017 y 2018, el regalo que tenían era un ‘usb’ con las fotos que habían hecho durante toda su estancia en la academia y las contraseñas de sus cuentas de Instagram y de Twitter. Un coche en 2001 podía costar 12.000 euros, una cuenta de Instagram bien gestionada con 400.000 seguidores, que es lo que tenían los chicos de OT de media cuando salían, puede valer 150.000 o 200.000 euros. Las marcas están deseando trabajar con esos artistas.

Las redes pueden tener todo el peso por encima de otros factores, en función de cómo lo gestionen. De los chicos de OT 2017 y 2018 ha habido algunos que son tan nativos en el mundo digital y llevan tan bien las redes, que es la mejor arma de promoción, de conseguir contratos con marcas… Bien gestionado, es un beneficio económico y de promoción para ellos espectacular.

También hay concursantes como Amaia, con poca actividad en redes, que han tenido mucho éxito…

El caso de Amaia es muy particular porque es una persona que lo vive, como otra mucha gente, como un mero espectador, no participa de la conversación… Le gusta ver, le gusta chafardear, pero, por lo que sea, por decisión propia o porque no le apetece, se mantiene en silencio, simplemente observando lo que los demás publican. Pero no por eso tiene menos seguidores, la gente la quiere y la sigue igual…

¿Y cómo se gestionan las redes oficiales de un fenómeno de masas como OT?

Con mucho cuidado. Tenemos un público joven y nuestro programa se emite en una televisión pública. Ya antes de empezar teníamos la estrategia de comunicación superclara: íbamos a utilizar un lenguaje inclusivo, joven -nos estábamos dirigiendo a un público que tiene entre 13 y 24 años- y con 'emojis'. También teníamos definido que si había una crisis, la íbamos a gestionar con transparencia. Hubo un momento en el que se filtraron los nombres de los concursantes y explicamos el error, y otro momento en que se decidió no continuar contando con una profesora y se explicó por qué no había terminado de encajar con los chicos y no acababa de funcionar su trabajo.

Otra cuestión que nos ha servido para cosas superimportantes es la escucha activa en las redes. Nosotros empezamos utilizando el 'hashtag' #OTDirecto para hablar del canal 24 horas y hubo un usuario que nos dijo "ayer fuisteis 'trending topic' en Twitter, pero hoy no lo sois porque utilizáis el mismo 'hashtag' y Twitter os penaliza". Decidimos cambiarlo y eso nos hizo ser ‘trending topic’ desde el primer día que empezó el programa hasta dos semanas después de que acabara.

Cuéntanos alguna anécdota del concurso…

Aitana estuvo a punto de incendiar la academia porque se dejó la plancha del pelo encendida y gracias a la gente que nos avisaba por redes pudimos evitar un incendio. También cuando se perdía un pendiente y había alguien por Twitter que lo había visto y lo comentaba y nosotros lo solucionábamos. Y hay gente muy famosa que ha venido al programa porque son fans: desde alcaldes, políticos de primer orden, futbolistas… Nos pedían venir a una gala pero sin que les viera la gente, los escondíamos en una especie de grada donde estaban protegidos, pero en cuanto el público se daba cuenta, se liaba...

También hubo situaciones menos agradables, como la oleada de ‘haters’ hacia África en OT 2018… ¿cómo se tratan estos casos?

Una de las bases del programa es proteger por encima de todo a los concursantes, en todos los sentidos. Por ejemplo, si había un concursante que se olvidaba de que había cámaras y se estaba cambiando y se le veía en ropa interior, eso no se enseña. Este programa busca enseñar a gente que se esfuerza, no desnudos, relaciones o peleas. Cuando se hablaba mal de un concursante en redes sociales, nosotros siempre contestábamos e intentábamos reconducirlo para hacer entender a esa gente, que muchas veces es menor de edad y se esconde detrás de una cuenta para decir barbaridades y provocar reacciones, que lo que estaba haciendo podía perjudicar a una persona que estaba aislada y que cuando saliera iba a ver todo eso. Cuando se cruzó la línea de llegar al acoso personal, como fue el caso con África, no solo publicamos un comunicado, sino que avisamos que se iban a tomar acciones legales. A las que continuaron se les denunció, pero funcionó muy bien porque enseguida la gente entendió que para llamar la atención de otra gente no vale todo.

Esta noche es la final de Eurovisión, ¿qué se comenta por redes de la actuación de Miki?

Tenemos una suerte inmensa de tener a Miki como participante porque, sin desmerecer a nadie, es un tío supertrabajador, supercomprometido, ilusionado, talentoso… Mejor representados, imposible. Lo que se comenta en las redes es que Miki canta muy bien, que está más guapo que nunca, que lo ven muy feliz y que ya tocaría que tuviéramos una buena posición en Eurovisión... Yo creo que nos va a hacer quedar muy bien, el espectáculo que se ha montado es muy potente, él va a estar muy bien porque es muy trabajador y la gente tiene muchas ganas de que le vaya muy bien.

Cuando se hizo la gala para elegir la canción de Eurovisión ya tuvo mucho éxito…

Sí, de hecho, los dos puntos de audiencia exagerada y de comentarios en Twitter que hemos tenido tanto en OT 2017 como 2018 están vinculados con Eurovisión, porque al público y a la comunidad de fans de OT se unen los eurofans, que son otra barbaridad de comunidad superfiel. En el programa de Eurovisión de OT 2017, tuvimos que reforzar los servidores de la 'app' porque recibíamos 15 millones de votos y se colapsaba.

¿Influyen las redes en los resultados de Eurovisión?

Yo creo que en Eurovisión hay un sentimiento sobre las canciones y eso acaba determinando quién gana. En Eurovisión las redes se utilizan como el bar, tú estás viendo un festival que te gusta y si estás solo en casa o te apetece comentarlo con más gente, utilizas las redes y ahí lo comentas. Pero no creo que acabe incidiendo en el resultado.

¿Tienes alguna porra para hoy?

Yo solo espero que Miki lo haga muy bien y que nos represente y deje en muy buen lugar a España. Si queda en el 1, fantástico, si queda entre los 10 primeros, maravilloso, si queda entre los 15 o 20, igual… Que él lo haga bien, que esté contento y que le vaya superbien porque se lo merece, es una gran persona y un tío muy trabajador.

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