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Un renovado escaparate para la artesanía

Casa Alfaro celebra sus casi 40 años fabricando alpargatas a mano mudándose a un local más grande en la misma calle de San Lorenzo con un taller que se ve desde el exterior.

Gina Alfaro, en uno de los rincones de la nueva tienda de la calle de San Lorenzo.
Gina Alfaro, en uno de los rincones de la nueva tienda de la calle de San Lorenzo.
José Miguel Marco

Cuarenta años llevaba Casa Alfaro vendiendo alpargatas artesanales en un pequeño local de la zaragozana calle de San Lorenzo. Tan pequeño, que la familia de artesanos acaba de mudarse a uno mucho más grande, eso sí, en la misma calle: “No queremos dejar la Magdalena”, dicen. En él, la principal novedad, además de mucho más espacio para apreciar el género y probarse modelos, es un escaparate que da al taller (en un local contiguo a la tienda) y que permite apreciar desde la calle el trabajo diario, todo a mano, que lleva fabricar este calzado tan tradicional como, en los últimos tiempos, de moda. “Al principio, en los 80, la gente acudía a nuestra tienda, sobre todo, buscando comodidad”, cuenta Gina, una de las dueñas del negocio. Pero, con los años, la alpargata ha alcanzado un estatus importante en las tendencias. Cada verano se lleva un modelo diferente. Las alpargatas ocupan un lugar destacado en las colecciones de las marcas, incluso, las de lujo. Un lujo que en Casa Alfaro se traduce no en el precio sino en la condición absolutamente artesanal del producto: hasta la firma que llevan las zapatillas se hace a mano, con un rotulador, poco antes de ser entregadas.

Posibilidades creativas

En Casa Alfaro pronto empezaron a ver las posibilidades creativas de la alpargata: de los tejidos estampados, de sus suelas de yute (ahora cada vez más avanzadas técnicamente) y de las posibles combinaciones entre las lonas y las cintas. “Ni sabemos los modelos que tenemos, son tantos...”, reconoce Gina, en medio del taller-almacén, rodeada de materiales y de encargos, que se multiplican justo en estas fechas. “Aún recuerdo a mi hermana Mary, probando telas, recortando punteras para hacer las primeras sandalias...”.

En 2019 se venden alpargatas para ir cómodo y fresco, pero también para ir a la moda o para momentos muy especiales, como bodas o comuniones: la clientela es variada e intergeneracional. “Empezamos a diseñar para novias hace como unos diez años –recuerda Gina–. Al principio, las usaban como segundo calzado, para ir cómodas en el baile; pero ahora también hay muchas novias que se casan en alpargatas, porque también hay muchas ceremonias campestres”.

Esta temporada, como la pasada, Gina prevé que una de las alpargatas “estrella” será la que en Casa Alfaro han bautizado como La Maña, esa que puede ser plana o con cuña, que lleva unas cintas que pasan por encima del empeine (las vetas), muy parecidas a las que llevan los joteros. Las combinaciones de color pueden ser infinitas y arriesgadas. En el catálogo de este año, también, un modelo muy especial, inspirado en la sandalia ibicenca, que retuerce la tela en la puntera y que se ha recuperado de los que triunfaron en los 80, cuando Casa Alfaro daba los primeros pasos.

También, desde hace poco, y con la ayuda de los diseñadores más jóvenes de los Alfaro, se han incorporado más modelos para hombre: “El cliente masculino es uno de los más potentes ahora”, cuenta Gina. Con modelos juveniles, muy ‘sport’, a base, por ejemplo, de lonas lavadas, imitando al denim.

También ha variado enormemente la forma de ajustar la alpargata al pie, con soluciones muy imaginativas: desde hebillas a gomas elásticas, cordones o cintas. Y con detalles personalizados para aquellos que tengan problemas en los pies.

El próximo viernes, Casa Alfaro celebrará su nueva ubicación y su recién estrenado taller dentro de la Noche de las Tiendas Creativas, a la que se unirán decenas de comercios del Casco Histórico.

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