XIII CONCURSO RELATO BREVE DE HERALDO

Etérea melodía

Una taza de té
Una taza de té

La taza se rompió en mil pedazos. En el suelo, triste y desconsolada, imploraba un entierro digno. Manuel se limitó a recoger los fragmentos. Había pertenecido a la familia durante generaciones. En un segundo, ni rastro de ella.

—Metáfora de la historia de este pueblo-pensóLlegó la tarde anterior. Enfiló la cuesta de  Los Parrales en dirección a casa de los abuelos. Sólo quería dormir.

El día amaneció claro y soleado. La primavera se adivinaba. Hacía fresco. Los prados verdes despedían un olor húmedo.

—Recuerdo hace años, el trajín de las mañanas: los hombres camino del campo con el ganado, los niños jugando en la calle, las mujeres barriendo en las puertas. Ahora no se ve a nadie. Apenas cuatro casas en pie.

El arroyo con su etérea melodía, generaba una complejidad cromática de matices ocres, plata y dorados. La pequeña ermita aparecía en el claro. A lo lejos, los picos nevados. Una estampa idílica. Sólo faltaba vida.

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