XIII CONCURSO DE RELATO BREVE DE HERALDO

Una princesa feliz

Una princesa feliz
Una princesa feliz
Enrique Angulo Moya

Desde el balcón de sus aposentos, vio cómo llevaban al patíbulo al último príncipe de los que habían competido para obtener su mano, y pensó en lo ridículos, por engreídos, que habían sido todos ellos. Recordó la fatuidad con la que se habían paseado por el patio del palacio, los ejercicios exhibicionistas y las posturas chulescas que habían hecho para amedrentarse unos a otros. Recordó las sonrisas de suficiencia que mostraron al oír las condiciones draconianas que había puesto su padre, el rey de Fragundia, las cuales incluían la pena de muerte para quienes fracasaran en el lance. Todos ellos estaban seguros de que superarían las pruebas, y así lo gritaron a los cuatro vientos, pero, a la postre, ninguno lo había conseguido. Y ella se sentía feliz por aquel desenlace, pues en absoluto deseaba un esposo, y mucho menos tener que parir un hijo tras otro, sino poder seguir disfrutando en secreto del dulce amor de su adorada sirvienta Rosalinda.

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