Ella

Es uno de los muchos que la conocieron. La vio pequeña, frágil, viviendo en las nubes, ingenua. La pudo tener, pero la primera vez que tocó su pequeña y blanca mano, ella se asustó como un animal salvaje. Aceptó sus abrazos y sus besos, pero ya no lo soportó más. Y voló, como un ángel, y no miró atrás.

Pero ella creció. Es uno de los muchos que la conocieron. La vio cuando reía y brillaba. Se convirtió en una estrella que emanaba la energía de cientos de cometas y era tan sofisticada como una galaxia. La pudo tener, pero cuando la tocó, ella desapareció como un globo de luz con pequeñas partículas que brillan esparciéndose como una lluvia de estrellas.

Pero ella creció. Él la conoce. La vio prudente, poco preparada para el mundo que la rodea, pequeña, frágil, viviendo en las nubes. La puede tener siempre, perdida en el sentimiento de felicidad y placer, deseando cada beso en su blanca y fría piel, viviendo cada abrazo. Esta es ella: mil personas diferentes en una sola, y todas suyas.

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