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Una restauración pagada a escote

Un retablo del XVI se salvará con el acuerdo de los vecinos de Bueña (Teruel) y la ayuda de la escuela oscense de conservación.

Alumnas analizan las pinturas del retablo de San Vicente de Bueña (Teruel).
Alumnas analizan las pinturas del retablo de San Vicente de Bueña (Teruel).
Escuela de restauración de Huesca

Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual o por destino. Y es lo que ha ocurrido en Bueña, una pequeña localidad de Teruel de apenas 79 habitantes censados. Durante años, sus vecinos habían intentado restaurar su valioso retablo de San Vicente del siglo XVI, salvado de la ermita. Y lo han conseguido al fin gracias al esfuerzo de un grupo de alumnas de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón, en Huesca. Una suerte que permitirá recuperar la pieza, que se ha descubierto que es de influencia flamenca (estilo poco habitual en Aragón) y que, una vez restaurado, servirá de reclamo turístico para el pueblo.

“Desde el Gobierno de Aragón reconocían la dificultad de sufragar los gastos y nos decían que tendríamos que esperar cuatro o cinco años, sin asegurarnos apenas que entonces se pudiera restaurar”, cuenta Sergio Ibáñez, alcalde del municipio. Por ello, cuando la DGA les propuso ponerse en contacto con la escuela oscense, les pareció un pequeño milagro. “Nosotros somos muy pocos vecinos, no podemos afrontar un gasto tan enorme, pero tampoco queremos echar a perder el patrimonio que hemos salvado todos estos siglos”.

Gracias a la participación de cinco alumnas de la especialidad de Pintura, la factura se ha conseguido reducir a 4.000 euros, que han sido pagados a escote por los vecinos del pueblo. “Teníamos un remanente del dinero de las fiestas patronales y también participan la Asociación de Amas de casa y la Asociación Cultural A-Bueñíza-Te. Es un bien de todos que necesitaba ser recuperado”.

En este ‘quid pro quo’ también salen ganando las alumnas de la escuela oscense de conservación, que podrán dedicarse este curso y el que viene a analizar, investigar y restaurar la pieza. “Puede decirse que dieron con nosotros y nosotros con ellos. Siempre tratamos de utilizar piezas reales en los trabajos que realizamos en la escuela y el retablo de Bueña es una oportunidad”, destaca Guillermo Torres, profesor de la especialidad de Pintura.

Un proceso “emocionante”

Torres acompañó a las alumnas a Bueña, donde desmontaron con cuidado el retablo para trasladarlo al taller en Huesca. El pueblo se esforzó por ofrecer todas las comodidades posibles, “pagaron la gasolina, la comida y nos ofrecieron una casa donde dormir”, recuerda el profesor. “Ahora, llega el momento de investigar la pieza para proceder a su restauración. Es necesario analizar los pigmentos, por ejemplo, la madera... En realidad, el grueso de la factura es ese análisis, que tiene que realizar un laboratorio”.

Guillermo Torres dice que “este primer proceso es emocionante, porque la obra nunca ha sido restaurada, nos llega tal y como era en el siglo XVI. Tiene calidad, influencia flamenca y técnicas y materiales muy interesantes”. La escuela ya se ha puesto en contacto con un profesor de Historia del Arte en Teruel para profundizar en la influencia de los maestros flamencos en la pintura aragonesa del XVI.

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